Ana Botín, año I en el Santander

Ana Balseiro
ana balseiro MADRID / LA VOZ

ECONOMÍA

ANDREA COMAS | Reuters

La presidenta aprovecha su primera presentación de resultados, con 5.816 millones de beneficio, para marcar distancias con la gestión de su padre

04 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

«Estamos en una nueva etapa y la manera de hacer las cosas es diferente». Ese fue el mensaje que ayer repitió Ana Botín en la presentación de sus primeros resultados anuales al frente del Banco Santander. En la ciudad financiera que erigió su padre, Emilio Botín, a la pregunta de si había cambiado la estrategia de la entidad, respondió con un ambiguo «yo diría que sí y que no». Porque el cambio es de forma, no de fondo. Y lo explicó señalando que «no hay un cambio en el modelo de banco, pero sí vamos a hacer las cosas de manera distinta».

Será a la manera de Ana Botín, que mantendrá el rojo de la imagen corporativa, aunque -avisó- «yo no siempre me voy a vestir de rojo». Es más de rosa, dijo. En el tiempo que lleva en la presidencia del Santander -desde septiembre- ha encadenado decisiones que refuerzan que esta es su etapa, muy diferente a la de su predecesor.

Sorprendió confirmando primero y decapitando después a Javier Marín como consejero delegado, reemplazado ahora por José Antonio Álvarez, o con la ambiciosa e inesperada ampliación de capital por importe de 7.500 millones de euros, sin olvidar las caras nuevas en el consejo. Todo ello lo justificó argumentando que hacer los cambios «lo antes posible» es «lo mejor», para comenzar a trabajar «con un equipo nuevo, muy comprometido» y que «conoce bien el banco».

El cambio al que apeló, marcado por el objetivo de querer ser un banco «sencillo, personal y justo» -nuevo eslogan sobre el que volvió reiteradamente-, se ancla en el modelo de negocio que desarrolló durante su etapa al frente de la entidad en el Reino Unido. Pivota sobre el uso de las nuevas tecnologías al servicio de la confianza y la satisfacción del cliente, sumadas a una vertiente de mayor compromiso social, mensaje este último que también han repetido otros bancos, como el Popular, quizá en un intento de lavar la mala imagen del sector durante la crisis.

«Aspiramos a ser el mejor banco comercial, ganándonos la confianza de nuestros empleados, clientes, accionistas y de la sociedad», aseguró. La estrategia para lograrlo pasa por estrechar la vinculación de los clientes y, de nuevo, el ejemplo está en el Reino Unido, donde su objetivo como consejera delegada era «que cada día se abriera una cuenta nueva, que la cuenta principal del cliente esté con nosotros».

Y en un escenario en el que los usuarios de teléfonos inteligentes consultan su terminal 150 veces al día, la tecnología «es fundamental» para una estrategia de éxito, con el modelo tradicional de banca amenazado por operadores ajenos, como Google, Amazon, Apple o Facebook. El objetivo es duplicar el número de clientes digitales del grupo, hasta los 25 millones, en el 2017.

La ganancia crece un 39 %

El Santander cerró el 2014 con un beneficio neto de 5.816 millones de euros, lo que se traduce en un 39 % más que el año precedente. Por primera vez desde el inicio de la crisis, los diez mercados principales en los que opera el grupo han tenido incrementos del beneficio bruto.

En lo que respecta a España, que aporta el 14 % del beneficio total -Reino Unido y Brasil aportan el 19 % respectivamente, mientras que de las economías en desarrollo sale el 44 %-, el beneficio ascendió a 1.121 millones de euros. Esto supone más que doblar (140,5 %) el resultado del 2013. Descontadas las pérdidas inmobiliarias, el beneficio baja a 684 millones.

La presidenta del Santander se mostró confiada en el pulso de la economía española, de la que espera que crezca este año entre el 2,5 y el 3 %, después de referirse al 2014 como el año del «claro cambio de tendencia».