Portugal: un año de austeridad sin troika

La Voz LISBOA / AFP

ECONOMÍA

Oscar Vázquez

El país se recupera en lo macroeconómico, pero el ciudadano aún no nota la mejoría

18 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Un año después de librarse de la tutela de sus acreedores internacionales, Portugal ha empezado a recuperarse a nivel macroeconómico, pero su población sigue sufriendo los efectos de la austeridad aplicada en los últimos años.

Con un déficit controlado, unas cifras récord en el sector del turismo, una recuperación del mercado inmobiliario y el alza de las exportaciones y las inversiones, las grandes cifras han mejorado claramente. Para este año, el Gobierno espera un crecimiento económico del 1,6 %.

La oposición de izquierda acusa al Ejecutivo conservador de aplicar con excesivo celo la doctrina de la austeridad y de ser «más alemán que la canciller Angela Merkel».

Pero el Ejecutivo insiste en seguir privilegiando la reducción del déficit presupuestario, y a cinco meses de las elecciones legislativas, el primer ministro Pedro Passos Coelho tiene clara su estrategia. «Más que nunca, estoy convencido de que debemos continuar por la vía que hemos tomado», declaró el sábado.

A pie de calle, la impresión es muy diferente de lo que dan a creer las cifras macroeconómicas. «Desde que se fue la troika, no ha cambiado nada para mí. Perdí mi trabajo al comienzo de la crisis, en el 2009, y tengo pocas esperanzas de volver a encontrar un empleo», cuenta Carlos Navarro, un ex joyero de 48 años. Divorciado y padre de dos hijas, ya no tiene derecho a recibir el subsidio por desempleo.

Carlos Navarro sobrevive a base de pequeños trabajos y recibe el ingreso mínimo de inserción, que se ha visto a salvo de los recortes. «Gano 348 euros al mes; es decir, 40 menos que antes», explica.

Desempleo alto

«Las cifras son mejores, pero la vida de los portugueses ha cambiado muy poco. Un año después de la era de la troika, el milagro económico es más bien un espejismo», comenta Domingos Amaral, profesor de Economía en la Universidad Católica de Lisboa. «El desempleo sigue siendo alto, la deuda pública también y los impuestos están en un máximo histórico. El crecimiento es todavía tímido, y los portugueses continúan emigrando», añade Amaral.

La partida de los inspectores de la troika de acreedores (Comisión Europea, Fondo Monetario Internacional y Banco Central Europeo), celebrada con gran pompa el 17 de mayo del 2014, permitió a Portugal recuperar su soberanía, aunque sin poner fin a los sacrificios. Actualmente, casi un portugués de cada cinco viven bajo el umbral de la pobreza, con ingresos inferiores a 411 euros mensuales.

El desempleo se ha reducido aunque sigue siendo alto (13,7 % de la población activa) y entre los jóvenes asciende al 34,4 %.

El déficit público fue reducido al 4,5 % del PIB en el 2014, pero la deuda ha seguido aumentando y alcanzó el 130 % del PIB, un nivel muy superior al del 2011.

Rescate

Para evitar la quiebra, el país cerró en el 2011 un acuerdo para un plan de rescate de 78.000 millones de euros. A cambio, el Gobierno tuvo que acometer un severo plan de austeridad, que incluyó recortes de sueldos, pensiones y prestaciones sociales y un aumento de la presión fiscal.

Gracias al bajo nivel de los tipos de interés en los mercados de renta fija, el Gobierno ha podido desde hace un año financiarse sin problemas. Prueba de la mejora de las cuentas, ya ha reembolsado por avance al FMI casi una cuarta parte de su deuda de 29.600 millones. No obstante, «la recuperación sigue siendo muy frágil, y se debe en parte a factores externos como la bajada del precio del petróleo y del euro», observa João Cesar das Neves, profesor de Economía en la Universidad Católica de Lisboa.

Lo cierto es que este es un período con mejoras a nivel macroeconómico que, de momento, apenas se perciben en el día a día del ciudadano medio, ahora más preocupado por la corrupción.