Los convocantes exigieron a la Xunta paralizar la instalación de la planta de fibras textiles de la pastera portuguesa, a la que acusan de poner en peligro a los sectores agroganadero, pesquero y turístico. La protesta reunió a unas 100.000 personas, según la organización, que pidió que se desalojara el Obradoiro para leer el manifiesto por segunda vez para quienes se quedaron fuera de la plaza
15 dic 2024 . Actualizado a las 19:35 h.A 63 kilómetros de Ulloa (Palas de Rei), donde la pastera portuguesa Altri pretende instalar una planta de fibras textiles, se escuchó un grito al unísono este domingo: «Altri non». Unas 100.000 personas, según la organización, y entre 35.000 y 40.000 de acuerdo a la estimación de la Policía Local, se unieron a la protesta convocada en Compostela. Hasta allí llegaron decenas de autobuses fletados por más de medio centenar de colectivos y asociaciones desde distintas puntos de Galicia, así como muchos otros ciudadanos que se desplazaron a título individual, para mostrar su oposición al proyecto, preocupados por el impacto ambiental y económico que podría tener no solo en la propia comarca sino hasta en la ría de Arousa.
La manifestación salió puntual de la Alameda de Santiago, a las 12.00 horas, y la cabeza de la protesta llegaba 30 minutos después a la plaza del Obradoiro, en donde se valló el montaje que rodea al árbol de Navidad del Concello para evitar desperfectos. Los free tour para los turistas se echaron a un lado y las fotos de los peregrinos con la catedral de fondo dejaron paso a una movilización popular en contra del proyecto Gama, que prevé construir una fábrica en el concello lucense de Palas de Rei, con capacidad para producir 400.000 toneladas de celulosa soluble y 200.000 de lyocell (se trata de una fibra que se hace a partir de materiales vegetales).
Hacia las 13.00 horas, la organización anunciaba sobre el escenario instalado en el Obradoiro, con el Hostal dos Reis Católicos como telón de fondo, que leería el manifiesto dos veces, al haber muchos asistentes que no podían escucharlo al estar la plaza llena. De hecho, tras la primera lectura, aún quedaban cientos de personas que no habían llegado a salir de la Alameda y desde allí estaba previsto que saliese una tela azul de unos 150 metros de largo simbolizando el río Ulla. Cerrando esta cola, cerca del Palco de la Música, portaba la última pancarta Coalición Galega.
Entre los lemas que se escucharon esta mañana en la capital gallega, después del más coreado («Altri non»), estaban «A auga é nosa, non da celulosa», «Rueda recúa, a auga non é túa» o «Galicia enteira rexeita a pasteira». En cuanto a las banderas políticas, por número destacaban las nacionalistas, mezcladas con otras sindicales (como la CIG o CNT), de cofradías de pescadores, asociaciones rurales y de otra índole.
La cómica Leti da Taberna y el polifacético escritor y narrador oral Lois Pérez ejercieron como maestros de ceremonia en el Obradoiro, dando la bienvenida a las dos oleadas de manifestantes. «É histórico isto que está pasando, é unha pasada», decían desde el escenario miembros de la organización, que compararon la respuesta con la que hubo frente al desastre ecológico del Prestige en diciembre del 2002. La lectura del manifiesto corrió a cargo de dos representantes de la Plataforma Ulloa Viva, así como por una mariscadora y bateeira de la Plataforma en Defensa da Ría de Arousa (PDRA).
«Hai un ano recibimos a noticia. Altri é unha sombra que sobrevoa a Terra do Medio e pretende botar raíces nas nosas comarcas, como unha mala herba, e chuchar a nosa auga, verter a súa merda ao río e á atmósfera de por vida, 75 anos. O proceso administrativo para captar as augas e verter merda comezaba. Na Xunta estaban seguros que tiñan todo ben atado e os feixes ben reparidos. Neste conto os beneficiarios son unha minoría de privilexiados», comenzaba a leer la joven Ximena, de Ulloa Viva. Habló del «camiño de resistencia» en contra del proyecto de Altri, que fue haciéndose más y más grande, hasta sumar 23.000 alegaciones, frente a una «campaña mediática para tratar de lavar a cara ao proxecto». «Altri suporía unha ameaza mediambiental para o territorio galego, a nosa paisaxe perdería a súa riqueza, como no cultivo do eucalipto, e sentenciarían ao Ulla e á ría de Arousa. As nosas vidas na Terra do Medio estarían ameazas, condenando ao sector primario e ao sector servizos relacionado co Camiño de Santiago [...] Queren impulsar industrias de enclave que se levan a nosa riqueza para fóra, deixando ao seu paso un deserto contaminado no que é imposible manter a nosa forma de vida, baseada na agrogandeiría, no cultivo marisqueiro e no tursimo sostible», continuaba la otra representante de Ulloa Viva.
Sobre esta última idea incidía la parte del manifiesto leído por la PDRA. «Nas últimas semanas chegáronnos requerimentos ás casas das persoas e colectivos que alegamos en contra do proxecto Gama para afastarnos das alegacións e intentar deslexitimar e anular os nosos dereitos cidadáns. Que non perdan tempo. Non imos calar. Non nos dan medo», proclamaron. «¿Estannos dicindo que contaminar o Ulla non afecta á calidade da auga potable que bebemos 145.000 veciños? ¿Estannos dicindo que contaminación do Ulla non vai chegar en 24 horas á ría de Arousa? ¿Estannos dicindo que somos parvos e isto non vai de espoliar os recursos naturais de Galicia para que empresas foráneas se lucren a conta dos nosos intereses? Altri é un proxecto contrario á creación dun emprego digno, á sustentabilidade económica e social porque atenta contra todos os sectores económicos e produtivos do mar e do agro, que xeramos riqueza social», concluyeron.
«Este proxecto vai en contra da maioría social de Galicia», manifestaba esta mañana Xaquín Rubido, presidente de la Plataforma en Defensa da Ría de Arousa, una de las organizaciones convocantes de la manifestación. Denuncian el impacto socioeconómico y medioambiental que acarreará y exigen a la Xunta de Galicia su paralización: «A Xunta non ten lexitimidade para impor este modelo produtivo. Miles de familias do sector agrogandeiro, do mundo do mar e do sector turístico vense afectados por este proxecto», denunció Rubido. Y es que, según apuntan desde colectivos vecinales y asociaciones ecologistas, la actividad de la fábrica pone en riesgo la calidad del agua, el aire y el atractivo paisajístico, al ubicarse muy cerca del Camino de Santiago.
«Vimos mandar unha mensaxe moi clara a Altri e a Xunta: as nosas fillas herdarán unha ría produtiva, terra fértil, aire limpo e auga limpa e non é negociable», declaró la presidenta de Ulloa Viva, Marta Gontá, quien considera que el proyecto no trae nada de eso.
En la misma línea se expresó el presidente de la organización ecologista Adega, Roi Cuba, quien denunció la «eucaliptización» que supondrá la eventual luz verde al proyecto que, según dice, «só vai interesar a uns poucos empresarios». Los colectivos que protagonizan la protesta, acusan a Altri de esconder sus verdaderas intenciones: levantar una macroplanta de pasta de celulosa. Sin embargo, la empresa portuguesa niega que así sea: «Si el objetivo fuese una macrocelulosa, no elegiríamos Galicia», aclaró esta semana.
La portavoz nacional del BNG, Ana Pontón, fue una de las caras conocidas que se sumaron al a manifestación de este domingo. Antes de iniciar la marcha, la nacionalista hizo hincapié en que este «megaproxecto contaminante que non queren en Portugal, pon en risgo 8.000 empregos», además del modo de vida de amplias comunidades del campo y la costa. «Pedímoslle a Rueda que escoite á cidadanía, que deixe de ser comercial de Altri e que pare esta agresión, unha bomba ambiental que é unha hipoteca para o futuro do noso país», ha esgrimido ante los medios.
El histórico líder nacionalista Xosé Manuel Beiras estuvo respaldando igualmente la movilización. «Esta manifestación non é maís que unha das batallas dun proceso, dunha guerra moi longa. Unha vez máis resulta que quen ten que rebelarse e defender o país é a cidadanía, mentras que todos os poderes, os políticos e os económicos, o que fan é destruolo. É alucionante que nestes días a Confederación de Empresarios de Galicia (CEG) defenda un proxecto que supón a destrución do corazón do país, na Ulloa», manifestó.
También se sumó a la protesta la eurodiputada del BNG, Ana Miranda: «Esta manifestación é histórica. Hai un clamor galego pedindo que non se instale esta macrocelulosa contaminante», subrayó.
El PSdeG anunció la participación de su viceportavoz parlamentaria, Lara Méndez, y Sumar comprometió ayer la presencia de su coordinador Paulo Carlos López y de Manuel Lago.
Altri lamenta la «percepción negativa» del proyecto
La compañía lusa insiste en que sus planes no pasan por desplegar una macroplanta para procesar pasta de papel. Su trabajo se enfoca en la creación de fibras textiles vegetales, cada vez más demandadas por ese sector. De ahí que, ante la masiva movilización de este domingo, la empresa haya divulgado un comunicado en el que lamenta la «percepción negativa» que «una parte» de la población tiene sobre su planta.
El proyecto ha sido diseñado, detalla Altri, «con los más altos criterios de sostenibilidad, circularidad y respeto al medio ambiente, marcados por la normativa europea» y de la mano de la empresa gallega Greenalia. De hecho, recuerda que la Comisión Europea «no ha registrado prueba alguna de incumplimiento» de la normativa que es aplicable y se compromete a seguir explicando la iniciativa -que aún no ha sido autorizada por los técnicos de la Xunta- a todas aquellas entidades y colectivos «que deseen informarse», como recoge Efe.
Greenfiber, la filial gallega de Altri, defiende la circularidad de su proyecto frente a las críticas de las organizaciones ecologistas y colectivos vecinales, quienes manifiestan su preocupación por la calidad del ingente volumen de agua que utilizará y verterá la fábrica. «El agua se devolverá al río (Ulla) una vez depurada, garantiza que el estado actual del río no se cambiará y que la actividad de la fábrica no supondrá ningún impacto en la fauna ni la flora local. Ni tampoco en la actividad agroganadera», segura la compañía.
La inversión prevista en el proyecto asciende a los 850 millones de euros y, tal y como explican sus responsables, esperan un apoyo por parte del Gobierno central en torno al 25% del total de la inversión.