«Si conduces 40.000 kilómetros al año, tiene sentido estrenar coche cada tres»
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ECONOMÍA
José Ramón Pérez Nieto, presidente del grupo Pérez Rumbao, considera que aún no hay mucha urgencia por comprar un coche autónomo: «Ya llegará»
23 dic 2017 . Actualizado a las 17:23 h.La Primera Guerra Mundial forma parte del grupo Pérez Rumbao, en el que está la cuarta generación. Su presidente ejecutivo es José Ramón Pérez Nieto, un hombre tímido, pero con facilidad de palabra -lanza las ideas a una velocidad de vértigo- y que confirma que, si se pone delante una oportunidad, ellos serán compradores.
-¡Esta empresa tiene historia!
-Empezó mi abuelo vendiendo maquinaria y posteriormente camiones traídos de la Primera Guerra Mundial. Mi padre compró la empresa con 22 o 24 años al volver del servicio militar. Fue como consecuencia de una decisión de Calvo Sotelo: la nacionalización de la distribución de la fabricación de petróleos creando Campsa. Aquello a mi abuelo lo puso una situación crítica desde el punto de vista económico y fue entonces cuando mi padre se incorporó a la empresa y se puso al frente de ella. Después de la guerra, mi padre hacía piezas de recambio de motos, bicicletas y coches. También se dedicaba a hacer harina en sociedad con sus hermanas María y Aurora. Además fabricaba parches [para los pinchazos], empresa que duró lo que la época de autarquía. A lo largo de la vida mi padre se dedicó a la venta de combustible y gas butano, que son actividades que seguimos haciendo. Esta es una empresa familiar que se va adaptando a las circunstancias a medida que pasa el tiempo. A nosotros nos ha tocado gestionar varias crisis, la última la del 2007. Hemos salido adelante a pesar de ser muy dura.
-Distribuyen 12 marcas de turismos, también camiones Iveco; y además fabrican esos autobuses que circulan por Londres...
- Hay minibuses y autobuses turísticos, que son los más vistosos. Circulan por Sídney, San Petersburgo, Londres, Roma, Madrid, Barcelona... Y este año se hace una producción de doble piso (no turísticos) para Corea, adonde se enviarán más de cien unidades que ya están saliendo.
-¿Cómo se hace para firmar un contrato en Corea desde Ourense? -Tenemos dos canales. Actuamos directamente en el mercado y, en otros casos, vamos de la mano de las marcas como Mercedes, Man, Volvo, Scania... Cuentan con nosotros como partner para terminar sobre un bastidor de ellos el vehículo. Se podría decir que nosotros ponemos el traje al invento: la carrocería, las butacas, la domótica, el aire acondicionado, la regulación de sonido...
-¿Compraría usted un coche autónomo?
-Hay una polémica muy importante en este tema. No hay mucha urgencia por hacerlo porque creo que no será una realidad inmediata. Ha habido coches autónomos que han ido rodando de Vigo a Madrid con éxito. Pero la pregunta es: si un coche que no es autónomo, que va a responder frente a otro que sí lo es, con unos criterios de seguridad muy amplios (tomando una distancia frente al anterior, pero también viendo que uno se le acerca por detrás sin respetar esa distancia), reaccionará de una manera, ¿qué va pasar en ese momento con el coche autónomo? ¿Puede haber un conflicto? Si el coche autónomo tiene que tomar una decisión con un software preestablecido, en el caso de que detecte un niño al que puede atropellar, ¿su decisión cuál será: estrellarse con el conductor? Hay muchos temas que resolver. Creo que la decisión de comprar un vehículo autónomo se tomará cuando llegue y cuando toque. Antes vendrá el coche eléctrico y aún siguen tocando motores de explosión de gasoil y gasolina.
-Parece que están llamados a desaparecer...
-La producción de los grandes fabricantes será un 25 % de híbridos y eléctricos en el 2025. Significa la incorporación al mercado del 25 % de lo que se venda de híbrido y eléctrico, y quedará todo lo que hay rodando. En España la edad media de los automóviles es de 14 años, lo cual quiere decir que hay un parque establecido de veintitantos millones de coches.
-¿Cada cuántos años hay que cambiar de vehículo?
-Depende del tipo de utilización. Si alguien conduce 30.000 o 40.000 kilómetros cada año, tiene sentido que cambie de coche en un período corto, de dos o tres años. La curva de depreciación está más en función de la edad del vehículo que en función del kilometraje. Desde el punto de vista financiero, si el coche se amortiza por uso, los tres años también es un momento estupendo para estrenar. Desde el punto de vista tecnológico, con los avances que van incorporando y las mejoras en la seguridad del pasajero y del entorno e incluso desde el punto de vista ecológico, cada tres, cuatro, cinco años es un momento óptico para cambiar. Pensemos que hoy un coche diésel emite sensiblemente menos que algún híbrido de primera generación.
-¿Los coches pueden ser baratos y malos o caros y buenos?
-Yo no podría decir que una prenda de vestir de una empresa, llamémosle low cost, sea peor que la de una marca de alta costura. Tienen funciones distintas, pero las dos cumplen la suya. Si alguien va a conducir 60.000 kilómetros al año y tiene unas ciertas necesidades de representación y lo hace en uno de los vehículos de precio bajo, probablemente el coche no le soporte ese kilometraje ni el conductor tendrá el confort que necesita. Rondaría los 70.000 kilómetros al año, lo que significa que el usuario hace 700 horas, como mínimo, dentro de un coche, es decir la mitad de una jornada laboral anual. Probablemente le haría falta un coche con otras prestaciones, no solamente de potencia, sino también de confort y de seguridad.
De timidez reconocida
Se clasifica entre los hombres tímidos. «Llevo mucho tiempo viviendo conmigo y sé lo que me resulta difícil», por eso lo nota. Por ejemplo, hablar en público o con un periodista le lleva «por la calle de la amargura». Lo supera porque al final del día nada es trágico ni dramático.
«Lo de romper la familia siempre tiene peor solución»
En el grupo Pérez Rumbao trabajan ocho miembros de la misma familia. Ningún yerno ni nuera.
-¿Cuántas generaciones trabajan en la empresa?
-En este momento dos, que seríamos la tercera y la cuarta.
-¿Pronto la quinta?
-De momento tienen que terminar sus ESO, hacer bachillerato y después tendrán que seguir formándose. El protocolo para nosotros está vivo. Lo diseñamos hace 20 años o más y hemos hecho tres revisiones. Estamos ya con la cuarta. En algún momento, miembros de la cuarta generación que ahora están en la compañía incorporaron al protocolo la idea de que la siguiente generación estuviera muy limitada o incluso excluida de la gestión de la empresa. Ahora estamos con una revisión y en esta se trata de mantener al día el contenido del protocolo.
-¿Y cuántas personas de la familia están en nómina?
-Dos de las tercera generación y seis de la cuarta.
-¿Algún yerno o nuera?
-No, directamente los hijos.
-Para que el árbol tenga fuerza, ¿alguna vez habrá que podar una rama?
-De lo que se trata en una empresa familiar es de mantener viva la familia y mantener viva la empresa.
-Difícil.
-Lo que no tiene que ser es ir siempre juntos. En caso de que haya que sacrificar una [la empresa] por la otra [la familia], la elección debería ser fácil. Habrá que tomar medidas donde se pueda para que la otra parte sobreviva.
-¿Rompería la familia?
-Lo de romper la familia tiene peor solución. La empresa es más circunstancial que los lazos con un hermano. La familia está por encima de todo y la empresa más que una herencia yo diría que es un legado. Si no fuese así, sobraría el apellido familiar. Si es un legado, hay determinados valores y principios que sostener. No me repugna la idea de que alguien tenga unos intereses diferentes. No será un momento feliz, pero hay que buscar soluciones inteligentes. Cuando alguien rompe un compromiso importante, como un matrimonio, tampoco se hunde el mundo.
-¿Cuál ha sido la decisión más dura que han tomado?
-Las discusiones las hay de diversos órdenes y niveles. Mi hermano Emilio y yo, que llevamos trabajando juntos desde 1972, hemos discutido tantas veces como hemos estado de acuerdo a la primera. Y aquí seguimos.
-Nunca se puede insultar.
-No. El respeto hay que mantenerlo en todos los órdenes de la vida. Una cosa es faltar al respeto y otra elevar la voz. Hemos discutido muchas veces, pero nunca hemos necesitado votar para tomar una decisión. Siempre han sido por consenso, lo cual significa que en muchas ocasiones hemos estado de acuerdo desde el principio. En otras, ha habido que formar criterio discutiendo el problema.