«Hay mucho interés de las empresas en usar nuevas soluciones tecnológicas»

Rubén Santamarta Vicente
r. santamarta REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

La Voz

Alicia Pertusa, responsable de estrategia de Soluciones Digitales, cree que el «blockchain», una herramienta rupturista y muy segura, aún está en una fase inicial

22 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Alicia Pertusa está acostumbrada a trabajar en un entorno en el que conceptos como blockchain, big data, hasheado, inteligencia artificial... son algo corriente. Pero cree que todo ello, esos extraños y nuevos conceptos, no pueden desviar la atención de lo realmente importante: son herramientas para hacer que las personas -en su caso, clientes bancarios- puedan ver soluciones más ágiles y novedosas al alcance de su mano.  

-De entrada, ¿qué es el «blockchain»?

-Al final es una base de datos. Y cuando lo explicas así mucha gente se sorprende porque parece que no es nada realmente novedoso. Pero lo es, es una base de datos distinta, algo que puede ser realmente revolucionario. ¿Por qué? Por las características que tiene blockchain. Es una base descentralizada, la información está replicada en distintos puntos, y esto lo hace más resistente a posibles ataques, porque no hay una sola copia única. La segunda característica es que no hay un administrador único, y entonces ese derecho de lectura y escritura es compartido entre los distintos nodos. Y es una red segura en cuanto al contenido de la información; es el concepto de la cadena de bloques, porque toda la información que se va uniendo está programada de manera que cada bloque nuevo contiene información que identifica el bloque anterior. Por eso no se puede falsear.  

-Precisamente al principio de toda la cadena lo que hay son eso, datos. Hace años toda esa información estaba desperdigada, no se le daba una utilidad. Ha sido un cambio muy relevante.

-Sin duda. Estos datos compartidos ayudan mucho a cualquier proceso que tenga distintas etapas donde haya varios participantes, y donde la información que se comparte se vaya actualizando. Y si lo pensamos, en cualquier proceso hay varios participantes que se van intercambiando información, y, al mismo tiempo, esa información, según se va actualizando, se tiene que reconciliar con cada uno de los participantes. Con blockchain no hace falta esa reconciliación porque, como todos comparten a la vez la misma información, no hay lugar a error. Y además garantizamos el tiempo real: no hace falta esperar a que la otra parte reciba la información.  

-¿La principal ganancia es el tiempo?

-Yo diría que hay tres ganancias. Primero, el tiempo: no hay que esperar a reconciliar procesos, que es lo que de manera tradicional tenemos que hacer para garantizar la integridad de las operaciones. La segunda, la transparencia: los participantes en esa red ven la misma información, no hay lugar a errores, con lo cual también hay un menor riesgo operativo. Y en tercer lugar, la eficiencia: es mucho más rápido y más barato. Hemos trabajado en distintos proyectos piloto en el ámbito de blockchain, en pagos internacionales, entre nuestros bancos en España y México. Son pagos que pueden tardar entre dos y cuatro días. Nosotros realizamos este pago en 45 segundos utilizando esta tecnología. Pero más allá de esto, lo que más han valorado los clientes, grandes empresas que tienen que realizar muchísimos pagos continuamente, es la transparencia, que se trazaba perfectamente el pago de principio a fin con un identificador único. Otro ejemplo, en este caso con importación-exportación, lo hicimos con un cargamento de atún entre España y México. Cualquier proceso de este tipo conlleva distintas etapas, pasar por distintos puertos, aduanas... Y la información se va actualizando según pasa esos requisitos de control. Un proceso que hubiera tardado muchísimos más días lo hicimos en apenas cuatro horas.  

-¿Estamos en una fase aún incipiente de todo lo que puede desarrollar el «blockchain»?

-Sí, todas las ventajas que tiene esta tecnología están en una fase muy inicial todavía. Inicial desde un punto de vista puramente tecnológico, y también desde un punto de vista regulatorio. Una de las limitaciones es que el número de transacciones que se pueden hacer por segundo todavía es muy inferior a otras tecnologías. VISA tiene picos de 56.000 por segundo, y esta tecnología todavía tiene que llegar a esos estándares. Y falta ese siguiente paso regulatorio, en el que se desarrolle una certeza jurídica en cuanto a que las operaciones que se recogen en esta tecnología tienen validez ante los tribunales.

-A veces la tecnología va por delante del ritmo que llevan las Administraciones...

-Es algo natural porque al final todos estamos aprendiendo de las implicaciones que tiene. Nosotros trabajamos muy cerca de los de los reguladores. El blockchain da seguridad jurídica a todos los que participan en ese proceso, porque queda todo registrado, queda trazado en qué momento se ha intercambiado la información entre las partes, y eso es una garantía para todos los que participan.  

-¿Notan resistencia por parte de las empresas cuando se le plantea una solución que utiliza este tipo de herramientas? ¿Prefieren la vía, digamos, más tradicional?

-Lo que estamos viendo es muchísimo interés por parte de las empresas. Hemos empezado nuestros proyectos piloto con grandes corporaciones, pero es cuestión de que vaya madurando para que se extienda a un público más amplio. Hay que ser realistas: esto no es inmediato, a esta tecnología le queda le queda mucho tiempo. Pero lo que hemos encontrado es muchísima curiosidad. Nuestros clientes también están viviendo procesos de transformación en sus empresas, están buscando la forma de optimizar sus procesos, hacerlos más rápidos. Hay empresas que se nos acercan y quieren entender más esta tecnología.

«El factor humano, el asesoramiento, tiene muchísimo valor para nuestros clientes»

El BBVA se ha servido tanto de su propio equipo de desarrollo como de empresas emergentes para poner la tecnología en el centro de su estrategia.

-¿Cómo es esa colaboración con pequeñas empresas que seguro que están despuntando también en la investigación y en el desarrollo de tecnología?

-Hablamos de una estrategia en torno a tres piezas: ejecución, ecosistema y experiencia. La ejecución es que hagamos proyectos. Yo siempre digo que la única forma de ver realmente tanto las ventajas como lo que le queda por desarrollar a una tecnología es poniéndote un objetivo muy concreto; cuando requiere resolver un problema concreto para un cliente es cuando aprendes de las implicaciones la tecnología. El segundo, el ecosistema, con pequeñas start-up que tienen un gran conocimiento, desarrolladores que están creando un código abierto que hace que todo sea mucho más fácil. Y el tercer elemento es la experiencia: para poder realmente sacar provecho para nuestros clientes hace falta no solo saber de tecnología, sino también de riesgos, de cumplimiento, de temas jurídicos... La experiencia.  

-Y ahí entra el elemento humano...

-En el BBVA llevamos mucho tiempo trabajando en este proceso de transformación digital, y trabajando en muchos frentes al mismo tiempo. En primer lugar, en la relación con el cliente. Y la presencia humana sigue siendo importantísima. Hay muchos elementos del asesoramiento en los que podemos dar un valor por la figura de nuestros asesores, o de nuestra red física. Eso se mantiene porque creemos que tiene muchísimo valor, y los clientes además nos lo confirman: quieren seguir manteniendo ese contacto con nuestro banco a través de nuestros asesores. Pero esos asesores están cada vez más especializados. Y como hay muchas tareas, las más fáciles se pueden hacer de una manera más rápida gracias a la tecnología. Y eso permite liberar el tiempo de nuestros equipos para que puedan dar un asesoramiento más personal, un asesoramiento que nosotros pensamos que da más valor añadido para los clientes. Y al mismo tiempo el banco se va adaptando, incorporando perfiles distintos y especialistas en el mundo de los datos, o del design thinking, una metodología que ayuda a entender mejor las necesidades de los clientes y diseñar no solo temas de consumo, sino productos financieros.