El textil gallego se resiste a vestirse de rojo

Manoli Sío Dopeso
m. sío dopeso VIGO / LA VOZ

ECONOMÍA

XOAN CARLOS GIL

Aguanta el impacto de la guerra de precios, la meteorología y un cambio de preferencias a la hora de gastar que golpean a todo el sector en España, que cerrará el 2018 con una caída de ventas del 2 %

28 feb 2019 . Actualizado a las 11:15 h.

La industria de la moda no sabe qué ponerse para acertar con un mercado infiel y cambiante. Todo iba más o menos bien hasta que en el 2016 se rompió la racha de la recuperación. El 2017 cerró plano y en el 2018 el sector vuelve a pintarse de rojo.

Según el balance de la Asociación Empresarial del Comercio Textil, Complementos y Piel (Acotex) la facturación solo aumentó en cinco meses del año: junio, julio y agosto, con subidas máximas del 1,5 %; octubre, con un repunte del 9,1 % gracias a la bajísima base comparable de octubre del 2017, en plena crisis política en Cataluña; y noviembre, por el Black Friday. El ejercicio cerrará con una caída de las ventas del 2 %, que es el peor dato registrado desde la crisis.

En este contexto, marcado por una cada vez más agresiva política de descuentos, una nueva oleada de concursos y una meteorología que ha jugado (de nuevo) en contra, el textil gallego al margen de Inditex, en gran medida enfocado a la clase media, aguanta la presión con un cierre de año neutro, sin acusar caídas, pero sin mucho margen de maniobra para crecer. Las ventas se mantendrán planas, en torno a la cifra de 1,6 millones de euros (por encima de los 21.000 millones si se incluye Inditex). Los planes de expansión serán comedidos, dispuestos a arriesgar lo mínimo, nada en España, y solo en los mercados extranjeros más afines.

«El 2018 no ha sido un buen año, aunque las ventas se han mantenido. Las circunstancias meteorológicas adversas en plena temporada hacen daño, y luego hay una parte importante del mercado instalado en la cultura de lo barato», afirma el empresario textil Florentino Cacheda, que mantiene su plan de aperturas de cuatro tiendas al año hasta el 2021.

La ropa, en segundo plano

La pérdida de interés de los consumidores por la moda es un factor que también deberían empezar a tener en cuenta las compañías. «Tras la salida de la crisis, vemos que el consumidor ha cambiado sus preferencias a la hora de gastar. Muchos prefieren irse a cenar con su pareja o viajar a comprarse un jersey. No hay mayor prueba de ello que los datos de restauración. Están todos los establecimientos llenos», afirma José Antonio Conde, presidente de Cointega, la patronal gallega del textil, y dueño de Confecciones Esquío y de la marca Alba Conde.

El componente meteorológico es otra de las causas que señala Conde para hacer balance de este año. El sector, que agrupa a 558 empresas y 9.800 empleados sigue lanzando sistemáticamente sus colecciones de temporada ignorando las condiciones meteorológicas del momento, a las que debería adaptarse.

La batalla de los márgenes

La otra gran batalla que libran es la de los márgenes. «La política de descuentos permanentes tiene un efecto perverso: no solo erosiona los márgenes, sino que perjudica a la marca. Hay que valorar la calidad. No todo puede ser low cost», explica el presidente de Cointega. «Los descuentos pueden aumentar las ventas, pero los gastos de estructura de un negocio se pagan con los márgenes, no con las ventas», aclara el empresario.

Su visión coincide de lleno con la del presidente de la patronal textil Acotex, Eduardo Zamácola, quien no duda en que la guerra de precios de las marcas es uno de las principales causantes de un año que califica como «muy duro» y «poco positivo» en España.

«Las políticas de promociones constantes son insostenibles y se comen los márgenes», explica. Zamácola no duda en entonar el mea culpa: «Hemos prostituido nuestras marcas dejando a un lado al cliente exclusivo para centrarnos en el rebajero. Eso nos está pasando factura». En un sector tan competitivo, recomienda que se haga «una promoción de una colección concreta o de algo que no vendas», pero cree que es un error «hacerlo con todos los productos por sistema».

Del rescate de Caramelo y Viriato al ajuste de Pili Carrera

El negocio de la moda cierra un año complicado que en Galicia ha estado marcado por el concurso de acreedores de la emblemática empresa textil Pili Carrera. La clave del futuro de la firma con sede en O Porriño está en el plan de viabilidad que acompaña a la estrategia diseñada para sanear sus cuentas, y pasa por un recorte de la producción del 30 %.

La empresa comenzará a negociar en los próximos días el despido de 45 empleados (de un total de 89 trabajadores en nómina), una medida de ajuste necesaria para garantizar su viabilidad. La solicitud de despido colectivo presentada al juez se apoya no solo en una masa pasiva de 5,12 millones de euros que desencadenó el concurso de acreedores, sino en las pérdidas que arrojan las cuentas de la compañía en los últimos ejercicios y en el peso desproporcionado que tiene en ellas el gasto de personal.

Segunda vida

El 2018 también ha sido el año en que la marca Caramelo ha tenido un nuevo dueño y lo ha perdido. La sociedad Kosu Nuno, que se adjudicó la enseña en subasta por 500.000 euros, ha estado dando largas durante casi seis meses para depositar el dinero. Superados ya todos los plazos, se da por seguro que Kosu Nuno ha perdido todos los derechos de titularidad sobre Caramelo, que queda ahora a expensas de que el segundo mayor ofertante, el empresario vigués del textil Roberto Do Rego, ejerza su derecho de apropiarse de la marca. Fuentes del sector aseguran que esa posibilidad está cada vez más próxima. La intención de Do Rego es sacar lo antes posible al mercado una colección bajo la marca Caramelo.

El año ha sido también favorable para otro rescate emblemático del textil. Después de adquirir, en diciembre del 2017, la histórica marca Viriato y de dar el salto a Internet con Pertegaz, el grupo textil Jealfer, de Boiro, avanza en la recuperación de la enseña quebrada y rescatada en subasta. La firma, que apuesta por la fabricación en Galicia, quiere potenciar sus propias creaciones y abrir una nueva línea de negocio con el comercio minorista. Como parte de esta estrategia, Jealsa ha inaugurado en Boiro su primera tienda, denominada Factory Shop.