El pequeño comercio explota contra la competencia desleal del comercio «online»

La Voz REDACCIÓN

ECONOMÍA

Julio Muñoz

Exigen al Gobierno que limite la venta por Internet a los productos de primera necesidad

11 abr 2020 . Actualizado a las 22:00 h.

Mantienen la persiana bajada y hacen cuentas. El confinamiento ha dejado al pequeño comercio -ya tocado antes de la pandemia-, con un pie dentro y otro fuera de la economía. Los autónomos temen perder sus negocios. Los gastos no dejan de crecer, pero los ingresos siguen en cero. Son los grandes damnificados del tejido empresarial español. Y por si ya fuera difícil la competencia en condiciones normales, el cierre les ha dejado sin opciones para competir. Porque mientras cuentan los días para volver a levantar la persiana, las grandes empresas de venta por Internet siguen haciendo negocio, enviando a las casas de sus clientes los productos que antes se podrían adquirir en los barrios. 

Esa situación de desventaja competitiva ha hecho explotar de indignación al pequeño comercio que ha exigido al Gobierno español que limite la venta en línea a productos de primera necesidad. De lo contrario, no solo tendrán que afrontar las penurias de la crisis, también la pérdida de mercado por la competencia desleal de las empresas que operan por Internet.

«Que en estos momentos se pueda vender por Internet de todo cuando el comercio está obligado a cerrar, no es de recibo», denunció en una entrevista con Efe el presidente de la Confederación Española de Comercio (CEC), Pedro Campo, para quien no tiene sentido que se confine a todos los trabajadores no esenciales pero sí se permita que haya miles de repartidores y transportistas distribuyendo por toda la geografía española pedidos que ni siquiera son de primera necesidad. En los decretos aprobados por el Gobierno a raíz del confinamiento se limita la apertura de establecimientos físicos a los que dispensan alimentos, bebidas, higiene, alimentación animal, medicamentos y productos sanitarios. No obstante, también se deja la puerta abierta a la venta on-line y la distribución y entrega de productos sin especificar la naturaleza de los mismos. Campo alerta de que la situación del pequeño comercio ante el parón de actividad es «dramática» y, si el cierre se alarga, muchos no podrán soportarlo porque «ya estaban viviendo de la caja mensual para pagar nóminas y subsistir».

Ante las críticas de quienes sostienen que deberían sumarse a algunas iniciativas que han surgido para acercar los productos del pequeño comercio hasta las casas, sostiene que no todos cuentan con los medios para poder hacerlo. En estas circunstancias «organizarse es muy complicado», sostiene. Aunque hay establecimientos que han invertido ingentes esfuerzos en seguir distribuyendo sus productos de casa en casa, especialmente para atender la demanda de personas enfermas o con problemas de movilidad, no pueden competir con los gigantes de Internet.

«Dos meses con los establecimientos cerrados puede ser una auténtica debacle», insiste Campo, quien ha pedido a la ciudadanía que aproveche «el parón que está suponiendo en nuestras vidas el coronavirus» para reflexionar sobre qué tipo de ciudad quieren, con tiendas y bullicio o calles vacías con establecimientos cerrados. Están en juego más de 1,3 millones de empleos.