Once grados de diferencia entre la oficina de Correos y la estación de tren de Santiago

andrés vázquez / g. l. SANTIAGO / LA VOZ

ECONOMÍA

andres rodriguez

La Voz recorre, termómetro en mano, algunos establecimientos de la capital gallega para comprobar a qué temperatura reciben al visitante

05 ago 2022 . Actualizado a las 18:50 h.

Quedan cuatro días para que los locales abiertos al público empiecen a implementar, por mandato del Gobierno, las medidas de ahorro energético con las que se pretende reducir gastos y demostrar que Europa puede vivir sin gas ruso. La gran mayoría parece que van a apurar los plazos hasta el final. Salvo excepciones contadas, un recorrido por una ciudad gallega muestra que no existe de momento mucha prisa por subir la temperatura del aire acondicionado, ni en los locales de titularidad pública ni en los negocios y oficinas. 

Hasta el próximo martes, la ley en vigor exige no bajar el aire acondicionado de los 26 grados, con lo que tan solo habría que subir uno. Paseando por Santiago de Compostela, esquivando a los jóvenes que estos días participan en la Peregrinación Europea, uno puede darse cuenta, termómetro en mano, de que muchos edificios de acceso público no respetan siquiera la regla actual.

Sí lo hacían en el Pazo de Raxoi, sede de las dependencias municipales de Santiago, que se encontraba este jueves por la mañana a unos 26 grados. Sus paredes de piedra reman a su favor, pues enfrían el ambiente y facilitan el cumplimiento de los nuevos límites de temperatura.

Nada que ver con lo que ocurría en la cercana oficina de Correos en la rúa do Franco, que sobre las 15.30 horas tenía el termostato rondando los 21 grados, seis por debajo de los que deberá marcar el próximo martes. Las bibliotecas públicas Ánxel Casal, dependiente de la Xunta, y Concepción Arenal, de la Universidade de Santiago (USC), están en ambos casos climatizadas por debajo de los 27 grados, a 26,2 la de la Xunta (a las 14.15) y a 25 la de la USC (a las 14.45). En cuanto a los museos, el del Centro Gaiás, en la Cidade da Cultura, se mantenía a 24,9 grados a las 17.15 horas. La exposición de platería y azabache que actualmente se expone en el pazo de Fonseca, dotada con notables aparatos de acondicionamiento, rondaba los 23 grados a las cuatro de la tarde.

Las estaciones compostelanas, de ferrocarril y de autobús, eran de las pocas edificaciones públicas que se encontraban a temperatura ambiente, dado el trasiego de viajeros y la constante apertura de puertas. Aun así, las intentan mantener cerradas, al ser automáticas, de igual modo que el resto de locales anteriores. Su temperatura se situaba en el entorno de los 32 grados, muy similar a la del exterior, a las 18.20.

En cuanto a los comercios privados, fueron varios los supermercados que se encontraban con las pantallas de sus termómetros apagadas y con un ambiente más que agradable, por fresco. El centro comercial As Cancelas, donde sí se mostraba la temperatura, indicaba 25,3 grados a las 17.00, mientras que El Corte Inglés, una hora después, no andaba muy lejos de los 22.