Paro y bajos sueldos retrasan la emancipación en España a los 30 años

Andrés Vázquez Martínez
Andrés Vázquez REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

ALBERTO LÓPEZ

Los altos precios del alquiler en las ciudades obligan a los jóvenes a compartir piso sin asentarse en él

21 sep 2022 . Actualizado a las 09:15 h.

Lastrada por la escasa participación de los jóvenes en el mercado de trabajo, la edad media de emancipación de los españoles no deja de aumentar. Lentamente, sí, pero su crecimiento es sostenido. Lleva desde hace tiempo pivotando sobre los 30 años y atrapada en su bucle está una generación que ha vivido de crisis en crisis, por lo que ya no se le hace ni raro por más que le indigne el no poder marcharse de la casa familiar hasta esa edad.

Según los datos que maneja Eurostat, pertenecientes al 2021, la juventud española no se hizo con su propia casa hasta los 29,8 años de media. La cifra se pone en contexto acompañada de la que corresponde a la de paro juvenil, de personas hasta 24 años, que terminó el 2021 en España en el 30,7 %, más del doble que la media de la Unión Europea: 14,4 % según la propia Eurostat.

Los datos podrían variar en este 2022, al son de la reforma laboral. Esto tiene que ver con el principal riesgo a la hora de poner un pie en el mercado de trabajo que enfrentan los jóvenes, la inestabilidad y la temporalidad de sus contratos, algo que les imposibilita acceder a un alquiler de larga duración, y mucho menos, hipotecarse por tener una vivienda en propiedad. Lo único que les queda es arrendar compartiendo piso junto a otros trabajadores jóvenes en similar situación.

El de por sí difícil panorama se agrava por los disparados precios del alquiler en la mayoría de las ciudades, donde se concentra a su vez el trabajo. En las capitales gallegas, como en las del resto del estado, los arrendamientos están por las nubes. Es por ello que cada vez es más habitual, como señalan desde el sector inmobiliario, que los jóvenes se vean obligados a buscar piso a varios kilómetros del centro de las ciudades, en localidades que más que dormitorio son poblaciones totalmente independientes.

Portugal, a la cola

Observando el panorama europeo, como de costumbre, aparecen dos realidades bien diferentes. Por un lado, la Europa del norte, mejor posicionada económicamente en los últimos años; y la del sur, que ha sufrido más el zarpazo de las últimas crisis.

España se encuentra en el segundo grupo, a solo una décima en su edad media de emancipación de Italia (29,9 años para los transalpinos). Portugal es el país europeo con la emancipación más tardía, no hasta los 33,6 años, seguido de Croacia (33,3), Eslovaquia (30,9), Grecia (30,7) y Bulgaria (30,3). En el otro extremo se encuentran, sin superar los 23 años, Suecia (19), Finlandia (21,2) y Dinamarca (21,3), todos países con fuertes estados del bienestar y economías sólidas. Francia, Alemania y Holanda están también a la cabeza, sin superar los 24 años; y Bélgica y Luxemburgo sobrepasan los 26 sin llegar a los 27 años. La media de la Unión Europea, por tanto, se detiene en los 26,5 años.

Una tendencia en todos los países que estudia la oficina de Eurostat es que las mujeres se emancipan a los 25,5 años, casi dos más rápido que los hombres, que no logran asentarse en su propia casa hasta pasados los 27 (a los 27,4, concretamente).