Caos y ayudas escasas para sustituir el gasoil por combustibles verdes

Cristina Porteiro
c. porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

FABIAN BIMMER | REUTERS

Convocatorias de los PERTE de interés para Galicia siguen sin resolverse

06 nov 2022 . Actualizado a las 16:30 h.

La cifra es sorprendente: 2.000 millones de euros. Es lo que tiene previsto invertir el coloso de los mares, Maersk, en la futura planta de metanol verde del puerto exterior de A Coruña. Independientemente de que la naviera danesa pueda recibir en el futuro ayudas procedentes de los fondos europeos, a la compañía, como a otras, le urge sobre todo que se resuelvan los cuellos de botella en el despliegue de renovables como la eólica, para abastecer de energía a la planta.

Galicia tiene mucho potencial verde, pero tanto la tramitación de nuevos parques de aerogeneradores —empantanada en la Administración autonómica— como el caos burocrático para acceder a las ayudas europeas que gestiona el Gobierno central y las limitadas cuantías que han salido a concurso hasta el momento están ralentizando el bum de los combustibles limpios. Las empresas encuentran problemas para ajustar los proyectos a las características de las convocatorias, aseguran fuentes consultadas. Las compañías que quieren desplegar plantas de hidrógeno y metanol verdes en la comunidad se están encontrando con problemas para poder optar a los fondos, muy diseminados.

También en la UE, que dispone de un laberíntico mapa de acceso a las ayudas para cambiar el gasoil por combustibles renovables: «Las necesidades de financiación serán apoyadas por los Gobiernos y la UE a través de sus instrumentos financieros», explican. Y, ¿cuáles son esos instrumentos? El Fondo de Innovación, InvestEU, el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, Horizonte Europa y «otros», detalla la Comisión Europea. Las firmas tienen que llamar a varias ventanillas y probar suerte. Aunque algunas prefieren acudir directamente a Europa que esperar por las ayudas que gestiona el Ejecutivo español. De los 1.255 millones de euros que ha desembolsado el Fondo de Innovación europeo —se financia a través de los derechos de emisión de CO2—, 131 millones han ido a parar a España desde el 2021 —menos de la mitad de lo que ha recibido Suecia—. La gran mayoría (106 millones) para la ecoplanta que está desarrollando Repsol en el complejo petroquímico de El Morell (Tarragona), donde esperan convertir 400.000 toneladas de residuos urbanos anuales en 220.000 toneladas de metanol para biocombustibles, un 11 % de lo que podría producir Maersk en las dos plantas proyectadas para Galicia y Andalucía.

Esta misma semana, la Comisión lanzó la tercera convocatoria de ayudas del Fondo de Innovación por 3.000 millones, 1.000 de ellos para la descarbonización. Ahí se incluye la financiación para combustibles de bajas emisiones, «incluidos los destinados al transporte marítimo y aéreo».

A la espera del dinero

Las principales inversiones empresariales que hay pendientes en Galicia en materia de biocombustibles siguen pendientes del Ministerio para la Transición Ecológica. Apenas ha lanzado convocatorias por valor de 400 millones de euros de los 6.900 millones de los que dispone en el marco del PERTE de energías renovables, hidrógeno renovable y almacenamiento (EHRA). Solo se ha abierto la puerta al 6 % de todo el dinero y el calendario, en algunos casos, se ha extendido. Por el momento, hay cinco proyectos ubicados en Galicia que han pasado la primera fase de admisión en la línea de ayudas de H2 Pioneros, a la espera de que se les autorices ayudas: H2 Pole (Reganosa y EDP Renovables), Julio Verne (Autoridad Portuaria de Vigo), A Coruña Green Port H2 Mobility (Enerfin), H2 Galicia (proyecto de Foresa e Iberdrola en Caldas de Reis) y el plan de producción de hidrógeno verde a partir de fotovoltaica para el área portuaria de Bouzas (Vigo).

Objetivos de descarbonización

Esos retrasos también pueden acarrear incumplimientos. Consejo y Eurocámara llegaron recientemente a un acuerdo para fijar objetivos de descarbonización para la flota de barcos y aviones en la UE en el marco del programa Fit for 55. Pero eso exigirá enormes cantidades de energía renovable, plantas transformadoras de combustibles y surtidores a lo largo de las principales vías de transporte, tanto por carretera, como puertos y aeropuertos.

Los buques de más de 5.000 toneladas brutas que hagan escala en puertos de la Unión Europea (UE) —a excepción de los pesqueros— tendrán que reducir progresivamente la emisión de gases de efecto invernadero. Un 2 % de cara al 2025, respecto a la media del 2020. Ese umbral subirá al 6 % en el 2030, al 13 % en el 2035, al 26 % en el 2040, al 59 % en el 2045 y al 75 % en el 2050, según explica el Consejo, aunque los umbrales todavía podrían enmendarse.

Además, en el 2025 deberá haber estaciones de recarga eléctrica para vehículos ligeros cada 60 kilómetros para el 2025 en las principales redes de carretera. Lo mismo para los vehículos de más de 3,5 toneladas a finales del 2030. Para esa fecha también será obligatorio disponer de surtidores de hidrógeno y metano licuado cada 200 kilómetros.