Mariví Sánchez: «Hay más interés por poner en los lineales productos sostenibles»

Cristina Viu Gomila
Cristina Viu CARBALLO / LA VOZ

ECONOMÍA

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La directora de Sostenibilidad de Nauterra destaca que las fábricas de Carballo y Brasil ya están certificadas con residuo cero

25 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

En el 2025 terminará el plazo que el grupo Nauterra, que incluye la marca Calvo, se dio para cumplir 17 objetivos de mejora en cuestiones medioambientales y sociales en todas las localizaciones del grupo empresarial. Mariví Sánchez es la directora de Sostenibilidad y analiza lo conseguido.

—¿Cuál es la situación?

—Al cierre del 2023 cumplimos ocho objetivos, uno más que en el 2022. El que se ha incorporado es el de horas de formación por empleado. Nos queda por delante trabajo por hacer, evidentemente, objetivos importantes y otros que están muy próximos a ser cumplidos, como el de residuo valorizado. Nos planteamos el 100% y tenemos el 97,48%. Las fábricas de Carballo y de Brasil están ya certificadas con residuo cero y nos queda la de El Salvador, que es donde es más complejo alcanzar estos valores porque hay menos legislación relacionada con la gestión de residuos y menos tejido empresarial. Aún así, esa fábrica está valorizando más del 95%. Ese es un objetivo en el que hemos puesto mucho empeño y yo creo que si no lo cumplimos todo en el 2025 nos vamos a quedar muy cerca.

Dentro del área de océanos ha tenido una evolución bastante importante el del atún con un origen certificado como responsable y sostenible. Cerramos el 2023 con un 89%. Tenemos tiempo para llegar al 100% y creo que lo lograremos. El de electricidad de origen renovable lleva cumplido desde hace dos o tres años porque nos habíamos marcado el 50% y estamos en el 86,76%, pero seguimos trabajando para incrementar el porcentaje. Igual con el uso de materiales que puedan ser reciclados. Nos habíamos marcado un 95% y estamos en un 99,27.

—¿Y los objetivos sociales?

—Ha experimentado una evolución interesante el de los proveedores. Queremos que el 100% de los que son de riesgo alto o crítico sean auditados por un tercero independiente. Cerramos el 2023 con un 56% pero ahora ya estamos por encima del 85%. Esto está muy en línea con la nueva directiva de debida diligencia que exige tener un control de toda la cadena de actividad. Entrará en vigor en el 2027, pero nosotros hemos venido trabajando en ello. También se ha conseguido superar el objetivo de mujeres en mandos intermedios. Teníamos el objetivo del 44% y este año ya lo hemos superado. Tenemos todavía recorrido para seguir incrementando ese porcentaje y llegar al 30% en el comité de dirección. Aunque consigamos los objetivos seguimos trabajando no solo en mantenernos sino en mejorar.

—¿Hay objetivos que van más lentos?

—Sí, uno es el de reducción de consumo de energía y de agua, pero no porque no esté la empresa haciendo esfuerzos en este sentido, sino porque desde que pusimos el objetivo, que fue en el 2018, ha habido cambios en la operativa, ampliaciones en algunas de las fábricas, modificaciones en procesos, instalación de nueva maquinaria, nuevas líneas... Eso ha provocado de alguna manera esos aumentos en el consumo, pero en lugar de adaptar el objetivo a la nueva realidad hemos decidido mantenerlo y así ser más exigentes. En lo que se refiere a la flota, tenemos como objetivo que la totalidad de las FAD sean biodegradables. Nos va a costar mucho porque se están haciendo pruebas con materiales con esa capacidad, pero que, a su vez, tengan también cierta permanencia. Encontrar el equilibrio es complejo. Lo que sí está haciendo la compañía es trabajar mucho con ciertas organizaciones para dar con esos diseños.

—¿Contabilizan la sostenibilidad igual que hacen con la innovación?

—Cuesta mucho dividir. Casi cualquier innovación que hacemos en procesos va dirigida a la eficiencia, por lo que también será mejor en consumo de energía o en uso de agua. No lo separamos porque una misma inversión puede tener dos objetivos. La sostenibilidad forma ya parte del trabajo de la compañía.

—Las exigencias en materia de medio ambiente no son iguales en todos los países.

—La Unión Europea, que es quien está liderando el tema de la sostenibilidad, verdaderamente ha puesto el listón alto y lo que sí hemos hecho es que las obligaciones que tenemos las aplicamos en toda nuestra geografía. No tenemos velocidades diferentes. Somos una compañía española, se nos aplica la legislación europea y eso lo trasladamos tanto a El Salvador como a Brasil. Es verdad que la legislación local en algunos países acompaña más que en otros. Aunque haya distintas velocidades de los mercados, lo que sí vemos es que hay interés y avances en todas partes.

—¿Y por parte de los clientes?

—Los estudios de mercado de empresas externas apuntan a que hay una sensibilización creciente. Se vio un pelín afectada en el año 2021 después de la pandemia de covid, pero parece que ha recuperado la tendencia. Cliente es para nosotros la distribución y sí que hemos notado en los últimos años que también hay más interés por poner en los lineales productos sostenibles, aunque es verdad que en el sector de las conservas el precio juega un factor importante.

«Cumpliremos lo que se nos exige, pero la idea es ir más allá»

—¿Qué pasará a partir del 2025?

—Estamos justo trabajando en nuevos indicadores con un horizonte 2026-2030. Vamos a analizar la evolución de los que ya pusimos en marcha y ver y detectar si hay áreas de mejora en la construcción o en la evolución del indicador. Habrá algunos que pasarán a la siguiente fase, como la reducción de emisiones y de consumo de agua. La idea es seguir trabajando porque ha funcionado muy bien tener unos objetivos claros, cuantitativos, con un horizonte. Eso ayuda a la propia compañía para tener una directriz de adonde hay que ir.

—En ese horizonte está la Agenda 2030.

—Sí, todos nuestros indicadores están alineados con la Agenda 2030 y los objetivos del desarrollo sostenible, pero lo que hemos hecho ha sido particularizarlo para la compañía.

—¿Qué parte es obligación y qué iniciativa propia?

—Cuando se diseñaron los objetivos en el 2019, con datos del 2018, había muy pocas obligaciones. La mayor parte de los objetivos eran voluntarios. Es verdad que después se han ido desarrollando normativas europeas que en algunos puntos inciden en indicadores y objetivos que habíamos planteado. Vamos a cumplir lo que se nos exige en el próximo grupo de indicadores, pero la idea siempre es ir más allá.

—La implantación de Nauterra cumple un año ¿Cómo ha ido?

—Ha sido un éxito. Llegamos a la decisión de tener una marca corporativa que sustituyera al Grupo Calvo porque, entre otras cosas, había empleados de otras geografías que se veían menos ligados a ella. Con Nauterra hemos tratado de hacer muy partícipes a todos. Ahora se sienten más integrados. El cambio ha sido importante en términos de imagen, pero con una sensación de una empresa mucho más consolidada. También había mucha gente que no tenía la visión de que era una multinacional presente en tantos países y ahora con el nombre da un poco más esa visión. Queda trabajo por delante porque Grupo Calvo era, sobre todo aquí en España, muy conocido.