El nudo gordiano del déficit la vivienda

Raymond Torres DIRECTOR DE COYUNTURA Y ANÁLISIS INTERNACIONAL DE FUNCAS

ECONOMÍA

ANGEL MANSO

20 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La escasez de vivienda no es solo una de las principales preocupaciones de la sociedad española, y la más acuciante para los jóvenes. También se ha convertido en una amenaza para nuestra economía, ya que lastra la movilidad laboral, sin la cual el actual ciclo expansivo se agotará inexorablemente. Y, lo que es peor, el déficit habitacional entorpece la eclosión de sectores de alto contenido tecnológico que necesitan atraer personal cualificado, frente a sectores ya establecidos como el del turismo.

En principio, las restricciones a las plataformas de alquiler vacacional elevan la oferta de vivienda disponible para las familias y ensanchan el margen de crecimiento de los sectores innovadores. Este tipo de medidas es preferible a dispositivos basados en la demanda, como los avales u otras ayudas monetarias a la compra, algo que, en un contexto de escasez de oferta, solo pueden agravar la espiral de precios.

En la práctica, sin embargo, este doble dividendo será limitado. Uno, porque está por ver si todos los pisos turísticos que son objeto de restricciones pasan a ofertarse como residencia principal. Una parte podría venderse en el mercado libre, a precios que no están al alcance de muchas familias de renta media y baja, las más afectadas por la crisis habitacional. Los no residentes con alto poder adquisitivo, que ya aparecen entre los principales compradores en algunas zonas tensionadas, podrían figurar entre los más beneficiados.

Dos, la presión del turismo es tal que no es descartable que la oferta dejada vacante por las plataformas reaparezca, directa o indirectamente, como alojamiento hotelero formal. Tres, y sobre todo, la magnitud del déficit exige medidas de gran alcance, que pasan necesariamente por la construcción de nuevas viviendas a precios asequibles.

 La demanda insatisfecha asciende a 650.000 viviendas, según el Banco de España. Esto es diez veces más que el número de pisos que, según diversas estimaciones, aparecen en las plataformas vacacionales de manera irregular. Hace falta una solución a mayor escala. A este respecto, es alentador que la construcción haya empezado a reaccionar con una cierta contundencia, a tenor de los datos de visados de obra nueva y de viviendas iniciadas. En lo que va de año, se estaría construyendo a un ritmo anual de entre 130.000 y 150.000 viviendas, unas cifras que se acercan al número de nuevos hogares anticipados para el presente ejercicio.

No obstante, casi toda la nueva construcción se sitúa en el mercado libre, de modo que no resuelve los problemas de acceso a que se enfrentan los colectivos más necesitados. Es crucial agilizar los trámites para la construcción, aportar seguridad jurídica y poner a disposición suelo edificable para vivienda asequible, algo que los países nórdicos consiguen mediante incentivos financieros a las administraciones que muestran su buena disposición, o en el caso de Francia, penalidades a los gobiernos locales recalcitrantes. El riesgo que entrañan medidas parciales es de desplazar el problema, sin resolverlo. Solo un plan de conjunto centrado en la escasez de oferta asequible es susceptible de atajar el déficit habitacional.