¿Es realista el compromiso de la UE sobre sus compras de energía y armamento a EE.UU.?
ECONOMÍA

Las importaciones de GNL desde el país norteamericano están en máximos históricos
28 jul 2025 . Actualizado a las 16:09 h.750.000 millones de dólares en tres años. Es la factura que la UE se ha comprometido a pagar a Estados Unidos por compras pactadas de gas natural licuado (GNL), petróleo y combustibles nucleares. A cambio, EE.UU. rebajará del 30 al 15% el arancel general a los productos europeos.
El resultado de las negociaciones comerciales que ha capitaneado la Comisión Europea no ha convencido a casi nadie. Ni a los Estados miembros ni a muchos sectores afectados directamente por la política arancelaria de Donald Trump. Más allá del impacto que tendrá sobre la balanza comercial de los Veintisiete, lo cierto es que surgen dudas sobre el cumplimiento de las promesas recién adquiridas.
Hay que tener en cuenta que la UE importa mercancías desde Estados Unidos por valor de 333.400 millones de euros al año. El 22% de lo que se compra (72.750 millones de euros) son productos energéticos, fundamentalmente petróleo -53.650 millones de euros- y gas natural licuado (GNL) -19.100 millones de euros-. Si la UE accede a elevar esas compras de energía de 72.750 millones de euros anuales hasta los 250.000 millones al año, eso supondría más que triplicar las importaciones energéticas desde EE.UU.
Algo insostenible si se quiere mantener el superávit en las cuentas de la UE. El año pasado, los Veintisiete le vendieron a EE.UU. casi 197.800 millones de euros más de los que desembolsaron en compras. Si la UE cumple a rajatabla su compromiso, esa diferencia se reduciría a unos escasos 20.000 millones de euros que, además, se podrían volatilizar en un abrir y cerrar de ojos si se tienen en cuenta también los compromisos de compra de armamento y equipamiento militar y el coste que supondrá para sectores como el del automóvil el arancel del 15%.
Ni siquiera está claro que el país norteamericano tenga capacidad para hacer frente a un volumen tan grande de pedidos o que las empresas europeas opten por cerrar contratos particulares con proveedores estadounidenses. Por no hablar del coste que puede acarrear para la UE la anulación de contratos con otros socios que también venden energía, como Noruega, Argelia o Catar, y los riesgos de aumentar la dependencia del suministro de un único país, como ya se demostró con el gas ruso. Además, queda en el aire el calendario de descarbonización. Las compras masivas de combustibles fósiles ralentizarán la penetración de renovables y alejarán los objetivos políticos acordados por los Veintisiete.
Hasta ahora, las ventas de GNL y petróleo de EE.UU. a la UE siguen creciendo y han alcanzado máximos históricos, una tendencia que la guerra de Rusia en Ucrania ha acelerado. Tanto es así que Estados Unidos ya se ha convertido en el principal proveedor de petróleo (15%), GNL (50,7%) y armamento de la UE.