Así crece la inversión extranjera en Galicia: Inyecciones de capital en sectores de fuerte tirón estructural

Javier Bouzas ASÍ CRECE LA INVERSIÓN EXTRANJERA EN GALICIA

ECONOMÍA

Bienvenido Velasco | EFE

02 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La inversión extranjera crece en Galicia. En el primer semestre del 2025, hasta los 169 millones de euros, y se explica principalmente por operaciones puntuales de gran volumen en sectores estratégicos como la metalurgia (75 millones), la fabricación de maquinaria (26 millones) y el suministro de energía (16,6 millones). Galicia presenta un comportamiento relativamente mejor que el conjunto de España, donde la inversión cayó un 60 % interanual, porque aquí los flujos están más vinculados a proyectos reales —plantas de producción, equipos—, y menos a la financiación intragrupo, que a nivel estatal se desplomó un 83 %. Al tener menos presencia de grandes sedes financieras como Madrid o Barcelona, Galicia queda menos expuesta a esa volatilidad contable y refleja en mayor medida inversiones productivas tangibles.

Un dato particular es el de los 150 millones procedentes de Países Bajos o los casi 40 millones de Luxemburgo. No siempre corresponden a empresas de esos países, sino a vehículos financieros y holdings utilizados por multinacionales de EE. UU. China o Francia para canalizar inversiones con ventajas fiscales.

En este incremento también influye la fortaleza de clústeres como la automoción —con Stellantis y proveedores internacionales, articulados en torno a Ceaga—, la metalurgia (con empresas como Citic Censa, filial gallega de Citic Heavy Industries, o la danesa Vestas, dentro del ecosistema de Asime; y las energías renovables, donde se concentran proyectos vinculados a eólica marina e hidrógeno verde. Estos clústeres, además de su capacidad empresarial, aportan una estructura asociativa que refuerza la confianza de los inversores internacionales y explican que, en un contexto de caída nacional, Galicia reciba inyecciones en sectores con tirón estructural.

El gran desafío es transformar estas entradas puntuales en proyectos estables y diversificados que reduzcan la dependencia de unos pocos países y sectores y garanticen un impacto duradero en el tejido productivo gallego.