Edgar López (generación milenial): «Ningún banco nos dio 6.000 euros con dos nóminas para un terreno»

Cristina Porteiro
c. porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

La Voz

Músico de formación,  trabajó como autónomo y «no salió bien»; Ahora es carpintero y quiere construir su propia casa

05 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

«Desde tener hijos a tener casa, siempre voy tarde en la vida», asegura con resignación Edgar López. Este joven coruñés de 35 años siguió al pie de la letra el manual del buen milenial. Estudió piano, se especializó en Ámsterdam e intentó dedicarse a ello, pero «solo unos pocos que trabajan en la música viven bien», sostiene.

Se pasó a la madera tras estar empleado en un taller de carpintería metálica: «Trabajé como autónomo y no salió bien», desliza. Desde hace un año está empleado en una constructora. «Estoy tranquilo. Me da dinero, no me rompo mucho la cabeza y me permite tener un poco de vida fuera del trabajo», señala.

Convive con su pareja, también empleada, en un piso de alquiler en Betanzos: «Antes residíamos en una vivienda en A Coruña, cuando los precios aún no estaban locos [...] No es por gusto, es que no tenemos otra opción», reconoce. Les cuesta conseguir el dinero para poder acceder a una vivienda: «Rondarán los 200.000 euros en la ciudad. Eso no lo vamos a poder ahorrar nunca. Ni aunque nos toque la lotería».

Ante la imposibilidad de adquirir una vivienda, han optado por otra alternativa: comprar una parcela y hacer ellos mismos la casa. «Compramos la semana pasada un terreno por 30.000 euros con un contrato de arras porque teníamos miedo de que el propietario se echara atrás», explica Edgar, quien tiene planeado levantar un alpendre para su taller y, «con suerte, en cinco años», una casa para vivir. No fue una tarea sencilla. A los «engaños» de la inmobiliaria se sumó la negativa de los bancos a prestarles dinero: «Para comprar el terreno nos faltaba algo de dinero y ningún banco, esto es gravísimo, nos daba 6.000 euros con nuestras dos nóminas. Tuve que pedirlo a una empresa privada de créditos que me lo dio al momento y con intereses más bajos», denuncia.

Es consciente de que tendrán que volver a pedir un crédito para construir su vivienda: «Cuento con hacerla yo. Ir comprando materiales poco a poco. Con 80.000 euros ya te puedes hacer una casa buena y eficiente». Lo sabe bien porque antes de llegar a su actual trabajo, pasó por otras empresas, donde dice «están inflando 30 veces el precio de lo que vale una vivienda [...] Los beneficios son de locos y las calidades pésimas».