Qué hacemos con los niños

Fernanda Tabarés
Fernanda Tabarés OTRAS LETRAS

EDUCACIÓN

ALBERTO LÓPEZ

14 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

En un centro escolar público del interior de Galicia, el enésimo temporal de la primavera mandó al cielo el tejado y dejó al aire las tripas de las aulas, como si el colegio fuera una casa de muñecas que se quedase de pronto a la intemperie. El incidente quebró la rutina de la comunidad y obligó a los maestros a reubicar chavales, cerrar clases, concentrar unidades y habilitar el pabellón de deportes como aula, con una acústica infernal y una temperatura ambiental mejorable. La situación exigía organizar las horas lectivas de otra forma. Con la ratio por aula duplicada, los rapaces más agitados de lo normal y un entorno de una hostilidad previsible, durante unos días los profesores actuaron en parejas, uno al frente de la lección y el segundo con la pretensión inalcanzable de mantener un cierto orden y silencio. El resultado fueron jornadas agotadoras, con profesores y chavales desquiciados, un estrés ambiental del que ni unos ni otros conseguían librarse al salir del instituto y la certeza compartida de que algo va regular en los colegios.

Existe un lamento general cuando se penetra en la intimidad de un maestro que tiene que ver con la salud general de los críos que hoy se educan. Una tendencia a la náusea existencial, a la depresión, a la intolerancia a la frustración, a la confusión en los límites, niños desconectados, angustiados, a veces desafiantes… y una inclinación de muchos padres a justificarlos o a tutelarlos de forma enfermiza y desorientada. Un análisis tan pequeño y espontáneo seguro que es reduccionista e injusto, pero el capítulo de Adolescencia que transcurre en el instituto, una jungla en la que cada uno sobrevive con un machete en el puño, coincide con algunas de las cosas que se cuentan por aquí. Y que inquietan.