La campaña de Sánchez: Acusa a Feijoo y Abascal de hacer un intercambio impúdico de votos por derechos

Tomás García Morán
Tomás G. Morán MADRID / LA VOZ

ELECCIONES 23J

JUAN MEDINA | REUTERS

Anuncia una ley para limitar las listas de espera que establezca un máximo de 120 días para las operaciones quirúrgicas

07 jul 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Pedro Sánchez dedicó toda la precampaña a defenderse. En su gira por platós y estudios de radio desplegó un argumentario repetido con la disciplina de un opositor para salir al paso de las críticas, acusaciones y lo que él considera bulos que se fueron propagando a su alrededor en los últimos cuatro años. Esta primera fase de la estrategia electoral tenía como objetivo pinchar «la burbuja del antisanchismo», tal y como la bautizó el propio candidato socialista. Pues bien, esa burbuja debió quedar pinchada este jueves en el último acto de precampaña, en el que Sánchez pasó de la defensa al ataque y puso en el centro de la diana los pactos entre PP y Vox que se han ido cerrando en decenas de ayuntamientos y comunidades tras el 28M.

El presidente del Gobierno arrancó la campaña a media tarde en la Casa de Campo de Madrid, en un recinto que se quedó pequeño y obligó a un grupo de simpatizantes a seguirlo desde el exterior, pese al calor reinante. Y ya desde el inicio dibujó cuál va a ser su estrategia en esta nueva fase electoral: contraponer su modelo de gestión económica y defensa de los derechos sociales frente a un rival al que en todo momento se refirió como un tándem indivisible, Feijoo-Abascal, que se parecen «como dos gotas de agua». Así, apoyándose en los acuerdos municipales y autonómicos, acusó a los candidatos de PP y Vox de hacer un «intercambio impúdico de votos por derechos y de principios por sillones. El deber que tengo como candidato del PSOE y como presidente es alertar sobre la involución y el retroceso que representan».

Desde que se comenzaron a fraguar los acuerdos entre PP y Vox, la del jueves fue la vez en la que más enérgico se vio a Sánchez con este asunto. Si en una entrevista televisada había dicho que en veinte días se ha retrocedido más en el debate público que en los últimos veinte años, acusó este jueves a Feijoo y Abascal de ser «el túnel del tiempo: diez años de retroceso en derechos de los trabajadores y de los pensionistas, veinte años en derechos LGTBI, cuarenta años en derechos de las mujeres y ochenta años en censura a la cultura en nuestro país».

Sánchez se retrotrajo incluso al año 1912 cuando, tras el asesinato del presidente del Gobierno, José Canalejas, a manos de un anarquista, Madrid se llenó de pintadas acusando a Pablo Iglesias: «Hoy no hace falta llenar Madrid de carteles ni de lonas, les bastan las redes sociales, pero las lecciones son las mismas: son capaces de todo con tal de llegar al poder». «Ellos defienden una España muy chica y nosotros una España en la que cabemos todos —señaló el candidato socialista—. Llaman bilduetarra al partido que venció a ETA. Llaman golpista al partido que contribuyó a consolidar la democracia en nuestro país...».

El mitin sirvió también para vislumbrar que, animado por las encuestas, Sánchez se lanza a por el votante indeciso. Para ello se dirigió «a esa amplia mayoría de españoles que quizás no hayan votado nunca al PSOE pero a la que no les gusta un pelo el tráiler de esta película tenebrosa de Feijoo y Abascal». E incluso hizo un guiño al electorado más conservador: «Los votantes de PP y Vox son mucho mejores que sus dirigentes». A todos ellos les pido la confianza para que no demos «ni un paso atrás», afirmó.

El candidato socialista también tuvo tiempo para modular levemente su discurso económico. Si durante las últimas semanas dijo varias veces que la economía española «va como una moto», tras las criticas recibidas, incluida la de su vicepresidenta y líder de Sumar, Yolanda Díaz, admitió este jueves que «hay mucho por hacer: la economía crece pero también hay empleo de larga duración, paro juvenil o desigualdad salarial. Hay dificultades para llegar a fin de mes por esta guerra maldita de Putin, que ha hecho encarecer la energía y los alimentos. Y como consecuencia de esa inflación ha subido el euríbor».

En este ámbito, reiteró su compromiso de extender siete años las hipotecas «para que las familias del país tengan un alivio hipotecario», así como garantizar por ley que el salario mínimo deba deba equipararse todos los años al 60% del salario medio.

Finalizado el mitin, el candidato socialista continuó su gira por los platós televisivos y se dejó para la entrega del jueves uno de los anuncios más novedosos de la campaña. En una entrevista en Telecinco con Pedro Piqueras, el presidente del gobierno prometió una ley de tiempos máximos de espera en la sanidad pública, una promesa similar a la efectuada el miércoles por la candidata de Sumar, la vicepresidenta Yolanda Díaz. Según Sánchez, los plazos máximos serán de 120 días para el caso de una intervención quirúrgica, 60 días para una consulta con un especialista, 30 días para poder hacer una prueba complementaria y 15 para la atención a la salud mental para menores de 21 años.

Finalmente, preguntado por Piqueras sobre si espera que una eventual coalición de gobierno con Sumar sea más fácil de lo que ha sido con Podemos, dio una respuesta que sonó casi un suspiro de alivio: «Rotundamente sí».