La tensa expulsión de tres diputados nacionalistas por no acatar la Constitución

ELECCIONES GALLEGAS 18F

Hitos del parlamentarismo gallego. «Dejaron en segundo plano el debate sobre el presupuesto», le recriminaron a los tres políticos
05 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Pese a que también se discutían los primeros presupuestos autonómicos, el orden del día de aquel 23 de noviembre en el Parlamento de Galicia se iniciaba con una propuesta de resolución «sobre o incumprimento dalgúns deputados da obriga de prestar promesa ou xuramento de acatar e gardar fidelidade á Constitución e ao Estatuto de Galicia». La resolución, votada por una aplastante mayoría, privaba de sus derechos como parlamentarios a los tres diputados del Bloque-PSG, germen político del BNG: Lois Diéguez, Bautista Álvarez y Claudio López Garrido.
La tensión estaba muy viva en el pazo de Fonseca, la nueva sede del Parlamento que imitaba las dos bancadas enfrentadas de la Cámara de los Comunes británica. «Nin xuro nin prometo, porque son demócrata e defendo a soberanía social de Galicia». Esta fue la expresión elegida por los tres diputados nacionalistas cuando se les solicitó el juramento/promesa, muy lejos de la fórmula actual de recurrir a la expresión «por imperativo legal».
Bautista Álvarez fue el encargado de la defensa inicial, incidiendo en cuestiones formales y de orden, aunque también se refirió a una posible confabulación. «Pese a todos os atrancos que se lle puxo ao nacionalismo galego, o Bloque-PSG tivo acceso á Cámara, e como tivo acceso había que tenderlle unha trampa», aseguró. Mencionó el caso de Hitler, que impuso «normas de comportamento» a toda la sociedad alemana porque tenía «unha maioría parlamentaria». «A democracia non está en gañar unhas eleccións. Está en gardar os dereitos da minoría», proclamó.
Después de que cada uno de los tres diputados se defendiera y de que el conselleiro de Economía expusiera los presupuestos, comenzaron los turnos empezando por el Grupo Mixto, pero excluyendo a los tres diputados del Bloque-PSG. López Garrido pidió la palabra. Y la tensión empezó a subir exponencialmente, como se refleja en los diarios de sesiones.
—Non señor, non pode facer uso da palabra—, le dijo el presidente del Parlamento, Antonio Rosón.
—Supoño que non ten vixencia a sentencia deste Parlamento mentres non sexa publicada. Aquí non temos ningún documento escrito.
—Non. Isto é absolutamente executivo. Adoptado o acordo, non teñen vostedes o uso da palabra.
López Garrido no obedeció al presidente del Parlamento y se levantó hacia la tribuna para intervenir, mientras decía:
—Señor presidente, eu penso utilizar os meus dereitos e as miñas obrigas mentres teña acceso a esta Cámara.
Las protestas de los tres diputados retumbaban en los muros de Fonseca, mientras Rosón los amenazaba con la expulsión del pleno, aunque se negó a utilizar la fuerza para conseguirlo y acabó suspendiendo la sesión cuando eran casi las nueve de la noche. Al día siguiente, la Policía impidió el acceso de los tres diputados al Parlamento. En la misma puerta de Fonseca firmaron el finiquito de su sueldo.
«Pese a todos os atrancos que se puxo ao nacionalismo galego, tivo acceso á Cámara, e como tivo acceso había que tenderlle unha trampa»