La imagen que transmitían los candidatos en la noche electoral: de un Rueda al estilo Macron a una Pontón más alegre que decepcionada
ELECCIONES GALLEGAS 18F
Un experto en comunicación no verbal analiza lo que dijeron más allá del contenido de sus discursos
19 feb 2024 . Actualizado a las 22:14 h.Miradas bajas, sonrisas tímidas, abrazos cómplices, labios apretados o una alegría desbordante. Más allá de las primeras palabras que escogieron tras conocerse los resultados de las elecciones gallegas de este 18F, los candidatos a la Xunta dijeron algo más. Su lenguaje no verbal, ese que puede ser más complicado de gestionar, transmitió las luchas internas entre la alegría y decepción de algunos y el liderazgo y la iniciativa de otros. Pero también el lado más humano que político o cómo se digiere a cortísimo plazo la victoria o la derrota.
Esa comunicación no verbal la analiza el experto José Luis Martín Ovejero, para quien los ganadores en esta batalla fueron Alfonso Rueda y Marta Lois, cada uno desde su posición: la de ganador y la de derrotada. Las primeras imágenes del PPdeG -el ganador con el 47,63 % de los votos- tuvieron dos protagonistas: Feijoo y Rueda. Uno desde Madrid, rodeado de su núcleo duro, y otro desde Santiago, solo, a través de una videollamada. Para Martín Ovejero, fue el primero quien mostró liderazgo e iniciativa en la conversación: «Él estaba sentado y todos los demás detrás, de pie. Sus gestos dan a entender que es el interlocutor entre las dos partes, y mucha alegría, una desbordante».
El ganador de la noche, el popular Alfonso Rueda, prefirió mostrar primero su lado más humano, «lo que le gusta a la gente», explica el experto. Decidió llegar al lugar donde celebró su victoria caminando, rodeado de su mujer y sus hijas, al más puro estilo del presidente francés, Emmanuel Macron. «En sus victorias electorales, Macron siempre iba adonde daba sus discursos acompañado de Brigitte. Es muy positivo que los presidentes aparezcan con sus parejas, transmite cercanía y confianza», señala. Y eso mismo hizo Rueda, que ya en el interior estuvo acompañado también de su madre y quiso dedicarle la victoria a su padre, antes de emocionarse al recordarle «allá donde quiera que esté». En su discurso, Rueda muestra un entusiasmo lógico a través de golpes de voz (su entonación no es plana) y los gestos de sus manos y brazos (hacia arriba y hacia abajo), explica este experto.
La nacionalista Ana Pontón «estaba más alegre que decepcionada»,según Martín Ovejero. Vivió una lucha interna entre el éxito y la alegría de consolidarse como segunda fuerza en el Parlamento y de haber mejorado su posición; y a la vez la tristeza de no haber alcanzado el objetivo. «No quieren que la vean feliz por no ganar», propone Martín Ovejero. Estaba alegre y emocionada, y quería compartir ese sentimiento, «aferrándose a sus personas de confianza». La manera en la que cogió la cabeza de los suyos con las dos manos para darles un beso, le recordó a cómo lo hace también Yolanda Díaz. Hubo labios apretados en los silencios, que responden en el caso de Pontón a una emoción que la sobrepasa, como una especie de candado, «más de felicidad que de otra cosa».
Las miradas «perdidas» del equipo de José Ramón Gómez Besteiro transmitían el abatimiento de sus peores resultados, frente a la voz calmada y tranquila del candidato socialista. En su discurso, «pensado», para el experto había latigazos de estrés, en cómo tocaba los micrófonos, en cómo apretaba sus labios para reprimir las emociones y en cómo sacaba la lengua, al secársele la boca. Lo explica el estrés, que corta la salivación.
La comunicación no verbal de Marta Lois se caracterizó por las miradas bajas cuando hablaba de sus malos resultados y cuando felicitaba al ganador, y por las pequeñas sonrisas y las únicas cuando habló de su equipo. «Recibió muchos abrazos, de consuelo, en los que le frotaban la espalda», dice José Luis Martín Ovejero, que desde su cuenta en Twitter censuraba la falta de liderazgo («estar a las duras y a las maduras») de la líder de Sumar, Yolanda Díaz, al no verla este domingo tras los resultados con su candidata en Galicia. Lo mismo le aplicó a Pedro Sánchez, con Besteiro.
Y hubo un partido, Vox, que ya había asumido el resultado de forma anticipada. «Ya sabían lo que iba a pasar», afirma Martín Ovejero.