El PP cree que el CIS le favorece porque alentará el voto del miedo a Podemos

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ELECCIONES 2016

JOSE JORDAN | AFP

Rajoy da por amortizado al PSOE y reclama el apoyo de todos los españoles moderados

11 jun 2016 . Actualizado a las 09:38 h.

El resultado que le otorga la encuesta del CIS no es ni mucho menos aquel al que aspiraba y sigue aspirando, pero Mariano Rajoy tiene en este momento la campaña en el punto que deseaba. Con Unidos Podemos como única alternativa a un Gobierno del PP y con el PSOE a la baja y perdiendo opciones como recambio moderado y sin traumas. Los populares pretenden polarizar el voto planteando solo dos alternativas: la de un Gobierno radical formado por una amalgama de partidos liderada por Podemos, o la de un Ejecutivo encabezado por Rajoy que garantiza la estabilidad, la moderación, el actual orden constitucional y la profundización en unas reformas que han permitido salir de la crisis. Y el sondeo del CIS no ha hecho sino reforzar esa estrategia.

El PP no se cree los sondeos

El objetivo es dar por hecho que el PSOE será ampliamente superado por los de Pablo Iglesias y no tendrá ninguna posibilidad de gobernar. Y que, por tanto, si se quiere luchar contra quienes pretenden acabar con el modelo político actual solo cabe votar al PP. Una apelación al voto útil dirigida por tanto no solo a los votantes de Ciudadanos, con quienes se disputan el espacio político, sino también a los sectores socialistas más moderados.

Desde Génova se resta trascendencia en todo caso a una encuesta del CIS que pone muy difícil que Rajoy siga gobernando. Estiman que desde la irrupción de las nuevas fuerzas políticas los sondeos son una lotería que siempre acaba beneficiando a Podemos. Pero, aún así, estiman que esas previsiones favorecen al PP porque consiguen asustar a los votantes moderados que, por primera vez, ven como una posibilidad real la hipótesis de que Pablo Iglesias acabe siendo el presidente del Gobierno. Eso, a su juicio, tendrá un efecto movilizador en una buena pare del tradicional votante popular que en los últimos tiempos se ha quedado en casa el día de las elecciones, desencantado con las políticas del PP y los casos de corrupción que afectan al partido.

Ganas de una España moderada

«Veo a la gente muy bien y creo que tienen ganas de una España moderada», dijo ayer Rajoy en Santa Pola (Alicante), localidad en la que tiene asignada una plaza como registrador de la propiedad, y en donde pidió también el voto a todos los españoles que crean que el país necesita un «Gobierno responsable».

Los analistas del PP mantienen que es muy difícil asignar escaños en este momento porque diferencias muy pequeñas en votos pueden hacer bailar asientos en un número grande de circunscripciones en función de quién aproveche mejor los restos y quién movilice al elevado número de indecisos, con lo que las horquillas pueden llegar a ser muy amplias. No descartan, de hecho, llegar hasta los 130 escaños. Algo que, de mantenerse Ciudadanos en el actual nivel de los 40 diputados, situaría a la hipotética alianza de estos dos partidos muy cerca ya de la mayoría absoluta, de 176 actas.

Rivera, contra los dos extremos

Esa posibilidad está, sin embargo muy complicada, porque buena parte de los votos que podría recuperar el PP proceden precisamente de antiguos votantes emigrados a la formación de Rivera. Hasta un 10 % de los llamados a las urnas dudan en este momento entre apoyar al PP o al partido naranja. Ciudadanos tratará de romper esa estrategia de Rajoy de reclamar el apoyo de todos los votantes moderados situando a su vez en los extremos al PP y a Unidos Podemos.

Ayer, Rivera afirmó que la «España de las oportunidades» no la representan Rajoy ni Iglesias sino «la gente sensata, moderada y razonable». «No queremos extremismos, queremos soluciones y, sobre todo, queremos una España de oportunidades», algo que, a su juicio, no pasa por «seguir igual que hasta ahora», como defiende Rajoy, ni por «los vendedores de humo que quieren volver a los bandos», en alusión a Podemos.