
El reportaje que publica hoy La Voz sobre las excursiones a la montaña que acaban en rescates, cuando no en tragedia, recuerda que escalar altas montañas, como las del Tíbet o el Kilimanjaro, pero también las de los Alpes, no es como ir de senderismo cerca de casa. El experimentado escalador Sebastián Álvaro —autor del documental Everest 1924. El enigma de Irvine y Mallory— afirma que las excursiones organizadas han convertido esta actividad en «un circo», y eso es lo que parece en la foto, que es del 2019. Viene a cuento esto que el 8 de se logró rescatar a casi 900 personas que habían quedado atrapadas durante cuatro días por una tormenta de nieve en el valle de Gama. Iban camino de la cara oeste del Everest. Eran 580 montañistas y más de 300 trabajadores, desde serpas a pastores de ganado.
«Hemos visto gente equipada con jacks para caminar, pero no vestidos para estar a más de 4.000 metros. Se veía a la gente con capas de lluvia. Allí te tienes que proteger del frío, por no hablar del mal de altura [que puede provocar un edema cerebral o pulmonar]», dice Álvaro. «Para estar en esa zona tienes que hacer un proceso de aclimatación de 15 días, pero la gente tiene una semana libre y la llevan en jeep o en autobús. Te plantan a esa altura y, claro, no puedes con tu alma», añade.
El reportaje recuerda que estas situaciones de peligro no son aisladas, y hace un repaso de los últimos casos.