Cuando sentir es más complejo de lo que parece

Carmen V. de Prada SOCIA DE CATEMO EDUCACIÓN

ESCUELA

goodmoments

Te contamos en qué consisten las emociones mixtas y cómo puedes aprender a gestionarlas mejor

05 nov 2025 . Actualizado a las 10:13 h.

¿Recuerdas la última vez que te sentiste feliz y triste al mismo tiempo? ¿Enfadado y decepcionado pero a la vez, aliviado? Tal vez fue el último día de clase, cuando llegaba el verano, pero te daba pena despedirte de tus amigos. O quizás cuando subiste una foto a Instagram que te encantaba, y en seguida te entró la inseguridad al compararte con los likes de otros. Esa mezcla rara, esa sensación de estar en dos lugares emocionales a la vez, es lo que los psicólogos llamamos emociones mixtas.

Durante la juventud y sobre todo la adolescencia las emociones se viven a lo grande, intensamente. Lo que alegra, alegra muchísimo, y lo que duele, duele como si no hubiera un mañana. Además, como estás cambiando y buscando quién eres, no es raro que lo que sientes sea contradictorio. Y ahí está el reto: cómo convivir con esas emociones encontradas sin que te bloqueen ni te hagan tomar decisiones de las que luego te arrepientas. Controlar la impulsividad de decidir es uno de los grandes desafíos.

? Alegría con miedo: el vértigo de lo nuevo. Imagina que empiezas en un instituto diferente. Por un lado, te emociona la idea de conocer gente nueva, de tener un nuevo comienzo, pero por otro, estás nervioso y piensas: ¿y si nadie me habla? Esa mezcla entre la alegría y el miedo es muy común en los cambios: subirte a un escenario en el festival de fin de curso, ir a tu primera fiesta grande o discoteca, empezar a salir con alguien...

El miedo te está diciendo que te importa lo que va a pasar y te ayuda a prepararte mejor. Si nos enfocamos en los pensamientos positivos, disminuimos el miedo y le daremos más espacio a la alegría y a esos nervios positivos. Enfocarnos en los pequeños pasos hará que seamos más conscientes del momento.

? Orgullo con vergüenza: mostrar quién eres. Te animas a cantar en una fiesta, o decides publicar un dibujo tuyo en redes. Estás orgulloso, pero al mismo tiempo, mueres de vergüenza: «¿Y si se ríen?». O mi madre se dedica a algo diferente: es música en una banda de rock o es tatuadora y yo me siento orgullosa de ella, y a la vez cohibida y vergonzosa por lo que otros puedan pensar.

Recuerda que la vergüenza es una emoción social y que contiene un juicio, subjetivo, sobre cómo creemos que nos están evaluando los demás. Así que lo más sencillo es buscar otras interpretaciones para disminuir esa vergüenza. Piensa que quien critica siempre lo tiene más fácil que quien se atreve. Celebra tu valentía: mostrarte ya es un logro enorme. La valentía te hace crecer y desarrollar tu autoestima. Es un buen camino para conseguir tus objetivos

? Enfado con culpa: lo que digo cuando exploto. Seguro que alguna vez has discutido con tus padres porque te pusieron algún límite que no querías (móvil o hora de llegada por la noche), y en ese momento de rabia, dijiste algo muy hiriente de lo que casi en el instante te estabas arrepintiendo (entra la culpa): ¿Por qué reaccioné así? El enfado y la culpa suelen ir de la mano, a veces primero viene el enfado y después la culpa, y más tarde se juntan ambas en un caos emocional del que cuesta salir. El problema no es sentirlos, sino dejar que dirijan tus decisiones y quedarnos atrapados durante un tiempo en estas emociones. ¿!ué hago para gestionarlo? Conectar con la calma funciona: antes de responder, respirar y cuenta hasta diez.

Si ya pasó, no te hundas: pide perdón. Eso no borra lo dicho, pero sí abre la posibilidad de reparar, comprender… Y sobre todo, aprende, siendo consciente de qué fue lo que te encendió tanto, para la próxima vez, poder gestionarlo de otra manera.

? Esperanza con frustración: el medio y largo plazo. Estás preparando las pruebas para entrar en un ciclo formativo o aprender a tocar la guitarra. Tienes esperanza, porque te ilusiona la meta, pero también frustración, porque los resultados no llegan tan rápido como quisieras. Los retos importantes suelen ser así: una mezcla de ganas de seguir y ganas de tirar la toalla. De nuevo, valora los pequeños avances: cada paso importa; Recuerda para qué empezaste: tu motivación es el motor y ten paciencia: las cosas que valen la pena llevan tiempo.

Nos enseñan a conocernos

Las emociones mixtas nos enseñan a conocernos, aunque muchas veces parecen contradictorias. Nos hacen ser más empáticos, al entender que alguien puede sentirse feliz y triste a la vez. Y por supuesto, cuando consigo gestionarlas, también tomo decisiones más maduras, pues reconozco lo que siento y soy capaz de pensar y decidir qué hacer.

Estrategias para manejarlas mejor:

  • Pon nombre a lo que sientes: «estoy ilusionado y nervioso a la vez» es más claro que «me siento raro».
  • Habla con alguien: un amigo, un profe, tu familia. Compartir alivia el caos emocional.
  • Escribe: un diario, un bloc de notas en el móvil. Ayuda mucho a comprendernos.
  • Escucha tu cuerpo: dolor de tripa, insomnio, tensión… suelen ser emociones ocultas que no sabemos expresar ni gestionar
  • Decide en frío: no tomes decisiones en el pico de la emoción: Respira, piensa, y luego actúa.

Las emociones mixtas no son un problema a resolver, sino una realidad que nos ayuda a entender quiénes somos y hacia dónde queremos ir. Así que la próxima vez que te sientas raro porque estás alegre y triste, confiado e inseguro, o enamorado y con miedo, recuerda: reconoce todas las emociones, compártelas y aprende de ellas. Esa complejidad es la que nos hace «humanamente únicos» ;>)