En agosto, la Luna pasará por delante del Sol y convertirá una tarde del verano gallego en noche durante un par de minutos. Esto solo pasa cada 375 años. ¿Te lo vas a perder?
21 nov 2025 . Actualizado a las 16:10 h.Los próximos tres años traerán a España un eclipse de Sol cada uno. Estos eclipses serán dos totales, en el 2026 y el 2027, y uno anular, en el 2028. El más interesante para nosotros es el primero, porque el 12 de agosto del año que viene la sombra de la Luna recorrerá el norte de la península ibérica, desde la costa de A Coruña hasta las islas Baleares.
Los eclipses totales de Sol son acontecimientos excepcionales en la vida de una persona, pues por término medio, en un lugar cualquiera de nuestro planeta, ocurren cada 375 años. En A Coruña, por ejemplo, la última vez que se pudo ver un eclipse así fue en 1905, y para el próximo habrá que esperar hasta el 2180. Los eclipses totales son quizá el fenómeno más espectacular que nos ofrece la naturaleza, desde luego al mismo nivel que los terremotos, las erupciones volcánicas o los tornados, aunque sin ninguno de los riesgos y la destrucción que llevan aparejados estos.
Motor de conocimiento
Con todo, parece que muchos de nuestros antepasados no percibían los eclipses como un acontecimiento inofensivo, porque, dependiendo del lugar y la época, encontramos relatos de fabulosos cerdos, lobos o dragones que devoran poco a poco el Sol hasta hacerlo desaparecer. A pesar de que estas tradiciones populares expresan el temor a lo desconocido, lo cierto es que todas las culturas que observaron el cielo de manera sistemática adquirieron la capacidad de predecir eclipses. Así ocurrió en las primeras civilizaciones de Oriente Próximo, en la antigua China y en algunas culturas de la América precolombina.
Sin ninguna duda, los eclipses contribuyeron a despertar el interés por describir de forma racional el universo más allá de la Tierra y encontrar nuestro lugar en él. En primer lugar, permitieron afinar el cálculo de la distancia que nos separa de la Luna y el Sol. Además, la oportunidad de contemplar las regiones exteriores de nuestra estrella sin que nos ciegue su brillo propició el descubrimiento del helio, de la corona y del viento solar. Y fue gracias a un eclipse total como en 1919 se obtuvo la primera evidencia experimental de la teoría de la relatividad general de Einstein. Hoy disponemos de satélites que observan continuamente el Sol y ya no dependemos de los eclipses para el avance de la ciencia.
Las expediciones científicas de antaño han sido sustituidas por el turismo de masas, porque cada vez más personas organizan sus vacaciones para disfrutar de eclipses totales. Esta forma de turismo astronómico moviliza cada año a millones de personas, sobre todo cuando la totalidad pasa por regiones fácilmente accesibles, como es el caso de España. Muchos de los lugares de la trayectoria de la sombra ya han agotado sus plazas hoteleras, y quienes se desplacen a última hora corren el riesgo de no encontrar transporte.
La seguridad no se limita únicamente a los desplazamientos, porque durante un eclipse hacemos algo que sería impensable en cualquier otra circunstancia: mirar el Sol. Todos los animales con ojos apartamos la mirada de las fuentes de luz brillante, porque basta con mirar directamente al Sol durante unos segundos para dañar nuestros ojos o, en el peor de los casos, perder la visión. Por eso los eclipses también suponen un desafío desde el punto de vista de la salud pública.
En todo caso, lo más interesante del espectáculo no está tanto en el disco solar como en todo lo que ocurre a nuestro alrededor. Baja la temperatura y la luz se vuelve más fría, las sombras que proyectan las copas de los árboles adquieren formas extrañas y los animales reaccionan a los cambios.
A lo largo de los próximos meses La Voz de la Escuela cubrirá el eclipse del 12 de agosto con una serie de artículos en los que abordaremos los aspectos astronómicos de estos fenómenos, su impacto en la historia de la ciencia y el arte, la cobertura que el periódico hizo de eclipses como el de 1905 o las mejores estrategias para poder disfrutar de ellos con total seguridad.
Un espectáculo estremecedor
Los eclipses totales de Sol tienen lugar cuando la Luna se interpone entre el Sol y nuestro planeta. Desde la Tierra vemos cómo el disco de la Luna va cubriendo lentamente el Sol hasta llegar a ocultarlo por completo. En esta fase de totalidad, el cielo recuerda al de la noche y hasta podemos llegar a ver las estrellas más brillantes y algún planeta.
Sin embargo, todo el horizonte aparece iluminado por una especie de crepúsculo que se corresponde con el límite de la sombra de la Luna. Tras este momento mágico, el borde del Sol vuelve a asomar tras la Luna y poco a poco el día recupera su normalidad. En total, el fenómeno dura algo menos de cuatro horas, de las que solo unos minutos corresponden a la totalidad.
Para entender mejor cómo se produce el eclipse también podemos cambiar de perspectiva e imaginar cómo se ve desde el espacio. Desde esta posición privilegiada apreciaríamos que la sombra de la Luna tiene dos partes bien diferenciadas. Por un lado, un gran óvalo que cubre buena parte del globo terrestre, pero no llega a oscurecerlo por completo, y en el centro otro óvalo mucho más pequeño —de apenas unos cientos de kilómetros de ancho— y totalmente oscuro.

La región exterior se denomina penumbra, y se extiende por los lugares en donde el eclipse se percibe como parcial, es decir, donde la Luna está ocultando solo una parte del disco solar. El pequeño óvalo negro se denomina umbra (‘sombra', en latín) y cubre los lugares en los que el Sol está completamente cubierto por la Luna.
En el eclipse del 12 de agosto del 2026 la umbra avanzará a gran velocidad sobre el océano, llegará a la costa del norte de la península ibérica a las 20.27 horas y la cruzará en apenas cinco minutos, para seguir su camino por el Mediterráneo, donde pronto el Sol se pondrá tras el horizonte. Si pensamos en capitales de provincia, el eclipse se verá como total desde A Coruña, Lugo, Oviedo, León, Zamora, Santander, Burgos, Palencia, Valladolid, Segovia, Bilbao, Vitoria, Logroño, Soria, Guadalajara, Zaragoza, Teruel, Cuenca, Tarragona, Castellón, Valencia y Palma. En cambio, se verá como parcial en Madrid y Barcelona, Oporto, Pontevedra, Ourense, y también en Santiago de Compostela o Vigo.

La duración de la fase de totalidad será de un minuto y cincuenta segundos en los lugares situados a lo largo del centro de la franja, y se irá reduciendo a medida que nos desplacemos hacia sus bordes. Como el eclipse tiene lugar al final de la tarde, el Sol se encuentra ya relativamente cerca del horizonte, pero más bajo cuanto más nos desplazamos hacia el este.
A Coruña disfrutará del eclipse más alto, con el Sol a 12 grados sobre el horizonte, mientras que en Zaragoza estará ya a 6 grados y en Palma de Mallorca a menos de 3. Esto implica que árboles, edificios o el propio relieve del terreno podrán ocultar el Sol, por lo que deberemos buscar lugares con una vista despejada hacia el noroeste para disfrutar bien del eclipse.
La geometría de los eclipses
Los eclipses totales de Sol son el resultado de la asombrosa casualidad de que el Sol está 400 veces más lejos que la Luna, pero al mismo tiempo es 400 veces más grande que ella. Por eso, vistos desde la Tierra, ambos astros tienen prácticamente el mismo tamaño. Esta circunstancia es tan extraordinaria que no se da en ningún otro planeta del sistema solar.
Es más, como la Luna se aleja lentamente de la Tierra, llegará un momento en el que ya no se verán eclipses totales, sino tan solo anulares, en los que siempre queda un aro de luz solar alrededor del disco de la Luna. De hecho, hoy ya existen eclipses anulares, porque la órbita de la Luna —como la de todos los astros— es en realidad una elipse, y no un círculo. Por eso el tamaño de la Luna en el cielo varía hasta un 14 % a lo largo del mes. Esta es la razón por la que a veces se habla de superlunas cuando la luna llena coincide en un punto cercano de su órbita. Y si un eclipse de Sol coincide con una miniluna, nuestro satélite no llega a cubrir por completo el disco solar y el eclipse es anular. Es lo que ocurrirá el 26 de enero del 2028.
Si la órbita de la Luna alrededor de la Tierra estuviera en el mismo plano que la órbita de la Tierra alrededor del Sol, disfrutaríamos de un eclipse en cada ciclo lunar. En realidad, la órbita de la Luna está un poco inclinada respecto a la de la Tierra, apenas 5 grados, pero lo suficiente como para que casi siempre la Luna pase por encima o por debajo del Sol cuando quedan alineados. Solo cuando la Luna se encuentra cerca de los puntos donde su órbita corta al plano de la órbita de la Tierra tenemos la posibilidad de ver un eclipse.
ALGUNAS PREGUNTAS
¿Por qué la Luna puede tapar completamente el Sol, si es mucho más pequeña?
Es cierto que el Sol es más grande que nuestro satélite. De hecho, es 400 veces más grande que la Luna, pero también está 400 veces más lejos de nosotros. Por eso, vistos desde la Tierra, ambos astros tienen el mismo tamaño aparente en el cielo y, cuando uno pasa por delante del otro —como sucederá el año que viene—, la Luna puede llegar a cubrir por completo el Sol.
¿Por qué se verá mejor en Galicia que en otras partes de España?
El eclipse del 2026 va a verse en España a última hora de la tarde. Nuestra situación es privilegiada porque en días de verano a las 20.28 horas todavía es de día en nuestra comunidad. En concreto, en A Coruña el momento del eclipse total será con el Sol a 12 grados de altura sobre el horizonte, mientras que en Palma de Mallorca a esa hora el Sol estará ya casi poniéndose, a poco más de 2 grados sobre el horizonte.
¿Por qué a veces vemos eclipses parciales y esta vez veremos uno total?
Los eclipses de Sol se producen cuando la Luna se interpone provocando una zona de sombra (llamada umbra) de unos 160 kilómetros de diámetro que va recorriendo la Tierra. Solo si tienes suerte de vivir justo por donde pasa esa sombra verás un eclipse total. Que se dé esta circunstancia es algo realmente difícil, que les pasa a pocas personas en su ciudad. Por eso este episodio será tan relevante.