Si queremos usar cada vez más renovables, debemos aprender a guardar la energía
03 dic 2025 . Actualizado a las 15:46 h.En esta sección te hemos contado en varias ocasiones lo importantes que son las energías renovables para garantizar un futuro más sostenible. Estamos en un momento de cambio porque el objetivo es usar cada vez más energías como la solar y la eólica y menos de las que derivan de combustibles fósiles.
«Pero toda esta transición hacia energías limpias la tenemos que hacer cumpliendo tres condiciones», advierte María Landeira, la responsable de Desarrollo Renovable en Galicia de Naturgy. «La primera es ser respetuosos con el medio ambiente, que eso lo cumplen todas las renovables. En segundo lugar, tenemos que intentar producir energía con los recursos que tenemos aquí y no importarla de otros países. Y por último, tienen que garantizar un precio asequible para todos nosotros», añade.
El problema es que cuando un bien escasea los precios tienden a subir. Y, claro, las renovables no siempre están a pleno rendimiento. Tenemos energía solar cuando brilla el sol, eólica cuando hay viento suficiente e hidráulica cuando nuestros embalses están llenos. Entonces ¿qué hacemos cuando los recursos naturales son escasos? ¿Se pondrá entonces el precio de la luz por las nubes?
No, si somos precavidos. Debemos aprovechar esos recursos cuando los haya, produciendo con ellos toda la energía que podamos y almacenando la que nos sobre para más adelante. Pensarás que eso de que la energía sobra no debe de pasar muy a menudo, pero Landeira aclara que «con bastante frecuencia la producción es superior a la demanda».
Hoy veremos las dos opciones que hay para guardar ese excedente que producimos en días soleados, ventosos o muy lluviosos.
Opción 1: usar baterías
Seguro que cuando viajas llevas contigo una batería portátil. Así, si no tienes un enchufe a mano, te aseguras de que tu móvil o tu consola no se van a apagar.
Esa misma lógica sirve también, a gran escala, para la red eléctrica. Podemos ser previsores y recargar unas enormes baterías —del tamaño de los contenedores que se transportan en barcos— cuando estemos produciendo mucha energía limpia, por ejemplo, solar. Podemos usar la batería más adelante y, en realidad, estaremos consumiendo energía que proviene del sol aunque el cielo esté nublado.
«Las baterías pueden ir asociadas a parques eólicos y a centrales fotovoltaicas, o pueden estar instaladas al lado de una hidráulica», explica la experta.
Una de sus principales ventajas es que, si necesitamos almacenar más energía, solo tenemos que pedirlo: «La capacidad instalada es fácilmente ampliable añadiendo más contenedores», nos aclara Landeira. Aunque también destaca que, como les sucede a los móviles, estas baterías no duran para siempre y «a medida que avanza su vida se van degradando».
Opción 2: usar la gravedad
Seguro que ya sabes que una central hidráulica aprovecha el gran salto del agua que está retenida en un embalse para mover una turbina y generar energía. Pues existen centrales en las que hay dos embalses a distintas alturas: el principal, en el cauce del río, y uno secundario que se construye en un lugar más elevado. ¿Para qué? Para subir el agua cuando tenemos energía de sobra y que pueda volver a bajar cuando la necesitemos.
Para que entiendas mejor su funcionamiento, puedes consultar el gráfico que acompaña a esta información.
«Es una tecnología que ya es madura, no es tan innovadora», explica Landeira. De hecho, la primera central de España de este tipo se construyó el siglo pasado y ya lleva décadas funcionando y almacenando energía limpia. «Pero justamente ahora es cuando la empezamos a ver mucho más imprescindible, ahora que cada vez hay más energías renovables en el sistema», señala María Landeira.
Aunque sea una solución compleja —hay que encontrar el lugar perfecto para instalarlas—, son fiables y seguras y, según la experta, «un agente clave en la integración de renovables».
Información elaborada con la colaboración de Naturgy.