La Unión Astronómica Internacional advirtió hace tres años que los satélites serán más visibles que los demás astros. Los aficionados a la astronomía constatan que lo que contemplan es un cielo cada vez menos oscuro debido al número creciente de satélites y a la abundancia de basura espacial.
Más tarde los astrónomos profesionales alertaron de que perturban el estudio del universo desde los telescopios terrestres tanto ópticos como de radioastronomía. En los primeros quedan trazos de los objetos artificiales y en los segundos la radiación electromagnética que emiten estos provoca interferencias en los aparatos.
Y se cierne un nuevo peligro, ahora sobre los telescopios espaciales: el rápido aumento del número de satélites como los Startlink de Elon Musk o los OneWeb en la órbita baja de la Tierra, con lo que pasarán de los algo más de 14.000 actuales a los más de 560.000 anunciados por la industria de telecomunicaciones y los Gobiernos para el 2037.
Más de un tercio de las imágenes del telescopio espacial Hubble (el 37 %) y el 96 % de las de futuros telescopios podrían verse afectadas, incluso dañadas, por la contaminación lumínica, según un estudio publicado en Nature liderado por el investigador de la NASA Alejandro Borlaff.