
Los diseñadores más destacados han apostado por la femineidad de la mujer y sus armas de seducción
20 feb 2003 . Actualizado a las 06:00 h.?demás de ser escaparate de las últimas tendencias en moda, la Pasarela Cibeles se convierte en un aunténtico espectáculo lleno de magia, sensualidad y sorpresa. Los diseñadores más destacados del país que acuden a esta cita derrochan toda su sabiduría estilísitca y creatividad en exclusivas prendas que en su mayoría han sido pensadas para ocasiones muy limitadas, entre las que no se encuentran salir a la calle o ir a la compra.Pero sin estos modelos, Cibeles perdería su nombre y esencia. Faldas reducidas a su mínima expresión, sutiles y descaradas transparencias, escotes vertiginosos, insinuantes vestidos y tacones imposibles son la constante de todos los desfiles.Muchas veces estos diseños cobran una importancia accesoria y son los cuerpos esculturales, en muchos casos excesivamente delgados, los verdaderos protagonistas de los desfiles.Sin duda los participantes de esta edición, que culminó ayer con las propuestas de los jóvenes diseñadores, han elaborado un programa basado en la mujer y sus armas de seducción.La música y el maquillaje han traído al frío pabellón de IFEMA la atmósfera deseada por cada modisto. Desde la calidez de Andrés Sardá al universo impactante de David Delfín. El frío caracterísitico de estos días ha sido vencido por el «calor» que la moda española ha traído a la capital.