La fiesta de cumpleaños de la región

Lorenzo Calonge MADRID

ESPAÑA

CHEMA MOYA

Joaquín Leguina es la estrella en un acto que une a los políticos del pasado con los del futuro

25 feb 2003 . Actualizado a las 06:00 h.

Muy pocos pensaban en 1983 que el Estatuto de Autonomía de la región fuera a llegar tan lejos. Algunos, incluso, lo reconocían ayer abiertamente en la Asamblea de Madrid. «En su momento no creía en la Comunidad. Eran tiempos en los que ni Castilla-La Mancha ni Castilla-León querían soportar a Madrid. Pero ahora sí que creo», aseguraba el alcalde de la capital, José María Álvarez del Manzano. El acto de celebración del vigésimo aniversario del Estatuto estuvo marcado por un tono de autohomenaje por los logros cosechados en este periodo y por los avances aportados a la vida de los madrileños. Todos coincidieron en señalar a la región como un punto de encuentro entre gentes de diferentes lugares y países, y advirtieron de que ahora se abría una nueva etapa, con una segunda descentralización, después de que se hayan transpasado todas las competencias posibles a la Administración autonómica.La jornada, además, tuvo el carácter simbólico de recibir de nuevo en la Asamblea a políticos del pasado (Juan Barranco, Jaime Lissavetzky o Rosa Posada) y de dar la bienvenida a los candidatos del futuro (Rafael Simancas, Esperanza Aguirre y Fausto Fernández). Los discursos Casi todos los focos se dirigieron al ex presidente de la Comunidad, Joaquín Leguina, que volvió a demostrar la gran complicidad que mantiene con su sucesor en el cargo, Alberto Ruiz-Gallardón. Tanto, que no tuvo reparos en «desearle lo mejor para el futuro, aunque se malinterpreten» sus «palabras». Unas horas antes, Gallardón había hecho lo propio, al afirmar en una emisora de radio que habría rechazado la propuesta de Aznar si Leguina se hubiera presentado a la Alcaldía. En el Salón de Plenos se encontraba la aspirante socialista a la Casa de la Villa, Trinidad Jiménez, que afirmó no sentirse aludida por estas declaraciones, porque demostraban un trato «elegante y cortés» entre ambos. El discurso de Leguina fue, posiblemente, lo mejor de la mañana, dentro del aire institucional del acto. En su alocución dejó varias perlas, tales como que perdió las elecciones «cuando caían roldanes de punta», en referencia al descubrimiento de varios casos de corrupción; o que muchos les consideraron «un chiringuito más» en el momento de la aprobación del Estatuto. Alusiones a Irak Las únicas referencias a la posible guerra en Irak corrieron a cargo del presidente de la Cámara, Jesús Pedroche, y del portavoz de IU en la Asamblea, Ángel Pérez. El primero concluyó su intervención con un: «Ruego a Dios para que haya paz entre las naciones» y el segundo se felicitó porque el «no a la guerra haya atestado nuestras ciudades». Los discursos, por lo demás, tuvieron una gran carga literaria. Todos echaron mano de algún intelectual. Pedroche glosó a Machado; el portavoz popular, Miguel Ángel Villanueva, parafraseó a Giovanni Sartori; y Ruiz-Gallardón concluyó su alocución con una cita de Galdós. Un jornada, en definitiva, para recordar en los pasillos o con el compañero de escaño las batallitas de las guerras pasadas.