Una pequeña ONU

ESPAÑA

31 ene 2004 . Actualizado a las 06:00 h.

Fitur no es cualquier cosa. Con 24 años de experiencia, la Feria Internacional del Turismo es, durante cinco días, un crisol de culturas o, de otro modo, una pequeña ONU. Las cifras abruman: más de 150.000 metros cuadrados en diez pabellones. Más de 150.000 visitantes entre profesoniales y público. Diez mil empresas. Unos 170 países representados, pero no sólo: organismos oficiales, compañías de transporte, hostelería, agencias de viajes, hoteles, aerolíneas, prensa, ayuntamientos y autonomías... Perderse es imposible por las buenas indicaciones y por lo cuadriculado del recinto, pero lo que no es posible es verlo todo. Stands fenomenales, llamativos, multimillonarios. Otros más modestos. Atestados de público y sin un triste interesado que hasta dan ganas de entrar para que la azafata o el director de turno no se sientan solos. Reclamos de todo tipo: espectáculos de baile y música, invitaciones a comer y a beber lo típico de cada lugar, reparto de todo tipo de regalos, pantallas que hablan con el paseante, obras de teatro y recreaciones históricas con trajes de época, firma de autógrafos de famosos, visitas institucionales... En Fitur, donde Neria está, puede haber veinte o treinta citas al mismo tiempo. Fuera, un dirigible que promociona el Xacobeo o un inmenso globo de las Baleares. Los músicos de Café Quijano que se pasen entre la gente como si nada, Joan Gaspart que le cede el turno en la puerta al periodista, cámaras y flashes por doquier, modelos, tecnología. Fuera, los taxis no dan abasto, los autobuses se llenan, la entrada al metro se abarrota. Entre quienes caminan se escuchan las lenguas de todo el planeta, se ven las razas, se admiran sus vestidos, se aprende un poco más en un clima comercial, desde luego, pero de absoluto respeto y entendimiento.