Yolanda Barcina rompió ayer moldes por su condición de mujer y por sus orígenes no navarros al acceder a la presidencia de Unión del Pueblo Navarro (UPN), un partido de esencia regionalista cuyas riendas toma en el 30.º aniversario de su fundación como cuarta presidenta.
Barcina, única candidata presentada, fue elegida en el octavo congreso de la formación política tras conseguir 1.102 votos, que suponen el 89% de los emitidos. En el congreso, marcado por la despedida de Miguel Sanz después de doce años al frente del partido y por la llegada de una Yolanda Barcina que se ha mostrado ilusionada en esta nueva etapa, se ha elegido una nueva dirección, en la que figuran Alberto Catalán como vicepresidente (con el 87% de los votos) y Carlos García Adanero como secretario general (con el 79% de los apoyos).
La formación se renueva en su 30.º aniversario, el primero de los últimos dos decenios sin el pacto con el PP, con el que UPN rompió su alianza.
En su intervención, la nueva presidenta de UPN aceptó «con ilusión» el cargo y confesó su emoción, evidente cuando aseguró ser «navarra por adopción» y «amar esta tierra con pasión». En su discurso señaló que se «abre un tiempo nuevo» en UPN, en cuya implicación animó a todos a tomar parte para conseguir «llevar cada vez más lejos el proyecto de UPN en torno a nuestra idea de una Navarra foral y española». Con respecto al terrorismo, enarboló la bandera de la «defensa de las libertades frente al chantaje de ETA y de quienes los apoyan, aplauden o justifican».
Por su parte, Miguel Sanz, que seguirá al frente del Gobierno foral el resto de la legislatura, se despidió del cargo con una invitación a estar «al lado» de Barcina, que llega a la presidencia del partido «por méritos propios», pues «nadie le ha regalado nada», al tiempo que, tras invitarla a «volar alto», se puso a sus órdenes.
Burgalesa, aunque residente en el País Vasco hasta que llegó a Pamplona para estudiar en la universidad, Barcina accede a la presidencia de UPN tras Javier Gómara, Jesús Aizpún y Miguel Sanz, quien ha sido su valedor en política desde que en 1996 la incorporó a su Gobierno como consejera.