González respalda a Zapatero ante 400 diputados actuales y pasados del PSOE: «Cuando va mal, militancia pura y dura»
11 jun 2010 . Actualizado a las 02:00 h.El PSOE conmemoró ayer el primer centenario de la llegada de Pablo Iglesias al Congreso con un acto ideado para glosar los logros del fundador del PSOE y de la UGT, pero que se convirtió en una especie de terapia de choque para el grupo socialista con un objetivo primordial: cerrar filas en torno al Gobierno de Zapatero. El apoyo vino en esta ocasión de voces con indudable peso histórico en el partido, como Felipe González, Javier Solana, Gregorio Peces Barba o Alfonso Guerra. Todos fueron muy gráficos en sus expresiones, aunque la intervención más esperada era la del ex presidente del Gobierno.
González había realizado en los últimos días diversas declaraciones que podían interpretarse como un alejamiento de Zapatero. Horas antes había aprovechado una entrevista en TVE para aclarar que «no estaba pensando en el Gobierno, de verdad que no», cuando dijo que rectificar todos los días «es de necios».
No era ese su espíritu porque «cuando el partido va bien y el país va bien, a mí me cuesta menos trabajo tomar una distancia crítica, pero cuando el partido va mal porque el país va mal: militancia pura y dura», expresó González para satisfacción de los más de 400 diputados y ex diputados socialistas presentes en la sala Ernest Lluch del Congreso.
El ex presidente destacó que Gran Bretaña, Italia, Francia y Alemania han presentado medidas de ajuste. «Y este Gobierno de improvisados -en alusión al de Zapatero y respondiendo con ironía a las críticas del PP- lo hizo antes». González, eso sí, se volvió hacia Zapatero para reprocharle en tono amistoso que algunas de las decisiones económicas del Ejecutivo socialista «se han explicado mal» a la ciudadanía, pese a que las tildó de necesarias y alabó al Gobierno por su «responsabilidad» al llevarlas a cabo.
González, tras hacer un diagnóstico de la crisis, sus consecuencias y las medidas que a su juicio son necesarias para salir fortalecidos de ella, arremetió con dureza contra la oposición. Recurrió al sarcasmo para atribuir al PP «un sentido patriótico envidiable» por lanzarse a comparar a España con el país que «peor lo esté pasando económicamente en ese momento». Incrementó el tono de su crítica hasta remachar: «La peor desgracia es que dejáramos España en manos de una oposición tan irresponsable».
«Nos da la depre colectiva cuando las cosas van mal», abundó González al concluir su intervención, no sin antes enfatizar que quedan dos años para las elecciones y eso, a su juicio, es mucho tiempo. Es más, pronosticó que el PP volverá a perder las elecciones del 2012 y, al menos, va a tardar «seis años» en volver a la Moncloa.
Mensaje al móvil
Rodríguez Zapatero, que cerró el cónclave socialista, coincidió con muchos de los diagnósticos de Felipe González, aunque se apresuró a negar uno de ellos, tal vez el más controvertido. «Felipe, de depre nada, estamos con mucha fuerza y muchas ganas».
El presidente del Gobierno mostró una complicidad inusual con González y hasta hizo público un detalle de la cordialidad de sus relaciones para disipar dudas. Relató que tras anunciar el plan de ajuste del gasto recibió en su móvil un «cariñoso» mensaje de su antecesor: «Hoy más que nunca tienes todo mi apoyo. Gobernar es esto: tomar decisiones duras y difíciles».
Dijo sentir «orgullo, alegría y cariño» por contar con un grupo parlamentario como el actual y evocó sus inicios en el Congreso, cuando con apenas 26 años logró el acta de diputado por León. Destacó que entonces, como ahora, el PSOE ha sido la formación de la responsabilidad, «pensando siempre antes en el interés de España que en los del propio partido».
Puso en valor lo que considera las cuatro grandes banderas del socialismo español: sus aportaciones a la democracia, la educación, su clara vocación europeísta y la política social.