El PP se pone campeón

mercedes escauriaza ENVIADA ESPECIAL

ESPAÑA

Núñez Feijoo le lanza una pulla a Zapatero en Santiago al advertir que, en la empresa privada, «nuestros gobernantes ya estarían despedidos»

17 nov 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Después de morir de éxito en Vigo y Ourense con Rajoy, el PP no tuvo ayer lo que se dice llenazo en Santiago. Y eso que la capital reconquistada no perdona a Zapatero. «No vamos a olvidar el desprecio a esta ciudad», dijo su alcalde, Gerardo Conde Roa. «Lo va a pagar en las urnas», amenazó María Jesús Sainz, para arengar a continuación al auditorio: «Quedan cuatro días para que el presidente del Gobierno sea un compostelano». Aplausos.

Para ello, el líder de los populares gallegos, Alberto Núñez Feijoo, tiene ahora más que nunca una palabra diana: «cambio». La usa de forma directa o indirecta; aliñándola con cifras macroeconómicas o con ejemplos muy llanos. La pronuncia reconfortado, confiesa, al «ver tan cerca esa posibilidad». «Votando al PP -dijo- los gallegos ya no se sentirán solos».

La cuestión es que el mensaje de que «Galicia no puede seguir» más tiempo con un Gobierno central «hostil» cale en todo parroquiano con edad suficiente para ir a votar; a votar con uve. Porque en el PP han aprendido lo suyo. No quieren dejar nada al azar. Ni siquiera la fortuna que ayer vendía un lotero en el pabellón multiusos del Sar.

Desayunando con Antonio Erias, Feijoo agradeció a Rajoy su compromiso para recuperar un «Gobierno justo» con las necesidades de Galicia, que en definitiva pasan por la defensa de sus principales sectores productivos. La pesca, el sector lácteo, el naval...

El trayecto que hicieron de Ourense a Vigo puede dar para mucho. Pero, para no ponérselo a nadie en bandeja, y menos a los de enfrente, matizó, «no pedimos un gobierno más amigo de Galicia que del resto de las autonomías».

«Cambio» también equivale a «vuelta». Y para que en Galicia nada se quede por el camino y se gane este campeonato, ayer volvió a Ourense el jefe orgánico de los populares, Alfonso Rueda. «Non vaia ser o demo».