Rubalcaba reivindica el legado de Zapatero y la derrota de ETA

E. Clemente / D. Sampedro SEVILLA / ENVIADOS ESPECIALES

ESPAÑA

Julio Muñoz / Efe

«Si yo soy secretario general no habrá rubalcabismo en el PSOE»

04 feb 2012 . Actualizado a las 19:28 h.

«Compañeros y compañeras, yo quiero mucho a mi partido, yo quiero al PSOE con todas mis fuerzas». Así comenzó Alfredo Pérez Rubalcaba su intervención para tratar de ganarse a los últimos delegados que aún dudaban a quién votar como secretario general.

Calificó la campaña de «intensa y emocionante» y bromeó diciendo que al igual que Chacón le ha echado en cara «58 veces» que representaba el pasado, él le dijo «unas 60» que tiene más experiencia política. Rubalcaba señaló que el proceso ha sido exquisitamente democrático y que ahora el partido se aprestaba a abrir una «nueva página». Hizo un reconocimiento entusiasta del «legado» de Zapatero, sobre el que el PSOE debe construir su futuro, y reivindicó el final de ETA. Reveló que solo ha visto llorar una vez al ex presidente, «al minuto siguiente» de que ETA declarara el final de la violencia. Recordó su oposición «útil e inteligente» durante los cuatro años de oposición, que dijo debe repetirse ahora, y cómo llevó al PSOE a la victoria electoral en el 2004. Y cómo se antepuso el interés de España al tomar las decisiones difíciles de mayo del 2010. Aseguró también que los socialistas son los únicos que pueden oponerse a los poderes financieros, a los que calificó de «caciques del siglo XXI».

También prometió al presidente andaluz, José Antonio Griñán, que el lunes será el primer activista para que los socialistas ganen las elecciones del 25 de marzo. Aprovechó para remarcar que la derecha, el PP, ha engañado a los ciudadanos al llegar el poder.

Abogó por un «liderazgo colectivo» y «fuerte», aunque no cree en «salvadores» para un PSOE en sus horas más bajas. «A mí no me van a quebrar, seré un líder fuerte, a mí no me van a hacer dar ni un solo paso atrás», exclamó. Señaló que no va a ser «sectario» y rechazó que haya ejercido presiones para conseguir el voto de delegados. «Si yo soy secretario general no habrá rubalcabismo en el PSOE», añadió.

«Da la sensación de que empieza a haber ciudadanos de primera y de segunda»

Explicó el «contenido del cambio» para recuperar la confianza, que debe iniciarse con una oposición al Ejecutivo de Mariano Rajoy que muestre un proyecto socialista solvente, reconocible y alternativo, porque si no es así «corremos graves riesgos». Aseguró que el PP llegó al Gobierno «mintiendo y han vuelto mintiendo». Y defendió ralentizar el modelo de ajuste «cueste lo que cueste» que defiende Rajoy, porque puede acabar con el Estado social. Sacó a colación la frase de Emilio Botín de que los políticos se habían equivocado en la crisis y se mostró de acuerdo pero al «no meter mano» a los banqueros y los especuladores.

«Somos partido socialista obrero y español y a ninguna de las cuatro cosas tenemos que renunciar», afirmó. Pidió que el PSOE defienda las mismas cosas en todo el país y que sea un partido federal, no confederal, un mensaje dirigido claramente al PSC, que respalda en bloque a su rival. Su equipo, dijo, no estará parar defender los territorios ni las federaciones.

Atacó al Gobierno por sus recortes sociales, quitar la Educación para la Ciudadanía no para que no se adoctrine sino para adoctrinar y laminar el derecho de las mujeres para decidir libremente sobre su maternidad, lo que supone un retroceso de 30 años. Advirtió al PP de que si sigue en esa línea de retroceso y «ajuste ideológico», que no es solo económico, el PSOE se planteará «seriamente» revocar los acuerdos de colaboración con la Santa Sede y también sus posiciones en otras materias. Aquí arrancó la mayor ovación de toda su intervención.

Presumió de que el PSOE es el partido más democrático, pero también debe cambiar para ser más abierto transparente, eficaz, dar más peso a los militantes y aprovechar las redes sociales e Internet. Anunció que antes del verano habrá una conferencia de organización del partido si es elegido secretario general.

También reivindicó a Felipe González y Alfonso Guerra, que convirtieron al PSOE en un partido de mayorías sociales para llegar a las instituciones e implementar los cambios sociales. Por ello, además de a los trabajadores debe representar a las clases medias y ser un partido intergeneracional y hablar de la misma manera en toas las partes de España, porque con los recortes «da la sensación de que empieza a haber ciudadanos de primera y de segunda» y «se está poniendo en duda la igualdad de los ciudadanos en los derechos básicos».

Abogó por la «ética de la dificultad», es decir hacer más cuando las cosas van peor, y pidió que deje de insistir en lo mal que está el PSOE, cuando mucha gente lo está pasando muy mal.

Para terminar, recordó que siempre ha servido al partido y nunca imaginó que iba a ser el secretario general y prometió todo su trabajo para cambiar el PSOE para que siga siendo el PSOE».