Un testaferro revela que prestó la cuenta suiza que usó Urdangarin

melchor saiz-pardo MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Cockx confiesa que la cedió para el cobro de una factura de 375.000 euros

16 mar 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Sábado 3 de marzo. San Lorenzo de El Escorial. El fiscal anticorrupción Pedro Horrach y varios agentes acaban de aterrizar en Barajas y en cuestión de minutos se plantan en la puerta de un chalé sin lujos de la sierra madrileña. En esa vivienda los investigadores buscan la respuesta a la pregunta que el duque de Palma había eludido en su interrogatorio: ¿A quién pertenece la famosa cuenta de Credit Suisse de Lausana y para qué se utilizó?

Una cuenta de la que nadie habría sabido jamás su existencia si la asistente personal del duque, Julita Cuquerella, no hubiera escrito una nota en el 2008, incautada por la policía, y dirigida al dueño de Aguas de Valencia, Eugenio Calabuig, en la que le instaba a hacer un pago en Lausana por indicación de Urdangarin. «Iñaki me dice que tú ya sabes para qué es?», concluía.

El yerno del rey, durante su interrogatorio, aseguró no saber de qué se trataba. Ni Horrach ni el juez José Castro creyeron una sola palabra del marido de la infanta Cristina, máxime porque para entonces ya conocían que esa cuenta pertenece a la sociedad Alternative General Service Limited, una firma radicada en Dublín a nombre del belga Robert Cockx, un testaferro que reside desde hace años en El Escorial y que se dedica a crear sociedades en países de fiscalidad laxa para ponerlas a disposición de sus clientes.

El interrogatorio de Cockx no empieza bien. Horrach, ante las continuas contradicciones de Cockx, se enfada. Le dice que no le cree y que en ese mismo momento pasa de ser testigo a imputado en el caso Urdangarin. El cambio de su condición aclara la mente al septuagenario belga y afirma que él no es más que un hombre de paja. Explica que desde hace años tiene subarrendada la cuenta de Credit Suisse a un socio español, el que supuestamente sí conoce a Urdangarin, para que la utilice con el cliente que quiera, siempre que no sea un «político ni un delincuente». Su negocio consiste en que se lleva el 5 % del dinero que entra en esa cuenta. Confirma que sabía que su empresa había girado tres facturas a Calabuig por 125.000 euros cada una. Luego, ese dinero había volado a otra cuenta. Si era de Urdangarin, lo desconoce.

Con la versión del duque ya desmontada solo falta el interrogatorio de Calabuig. Al dueño de Aguas de Valencia no hace falta presionarlo porque tiene ganas de contar cómo el duque le sableó 375.000 euros por estudios de trasvases en Jordania e inversiones en Marruecos y Portugal que nunca llegaron a nada.