La infanta Cristina se traslada a vivir a Suiza con sus hijos pero sin Urdangarin

Efe

ESPAÑA

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El marido de la infanta seguirá residiendo en Barcelona aunque viajará ocasionalmente a Ginebra

31 jul 2013 . Actualizado a las 19:31 h.

La infanta Cristina se irá a vivir a finales de agosto con sus hijos a Ginebra (Suiza), desde donde coordinará y gestionará los programas del área internacional de la Fundación La Caixa con las diversas agencias de Naciones Unidas que tienen su sede en esta ciudad. Fuentes próximas a la pareja han explicado que su esposo, Iñaki Urdangarin, seguirá residiendo en Barcelona.

La segunda hija del Rey se mudará desde la ciudad condal a Suiza con sus cuatro hijos, Juan Valentín, Pablo Nicolás, Miguel e Irene, que comenzarán el próximo curso escolar en Ginebra. El duque de Palma viajará ocasionalmente a Ginebra pero seguirá viviendo en Barcelona para seguir de cerca el proceso judicial en el que está imputado.

La coordinación de los programas de la Fundación «la Caixa» con diversas agencias de la ONU y con las fundaciones de ámbito social y cultural del Aga Khan Development Network es la tarea que aguarda en Ginebra a la infanta, liberada de obligaciones judiciales desde que la Audiencia Provincial de Palma dejara sin efecto en mayo la decisión del juez Castro de citarla como imputada.

Tercer traslado

Este es el tercer traslado de la pareja. En abril del 2009, la Casa del Rey anunciaba que los duques de Palma cambiarían de ciudad de residencia, de Barcelona a Washington, tras aceptar Urdangarin una oferta de la filial de Telefónica en Latinoamérica y, dos años y medio después, la institución confirmaba que se le había recomendado expresamente que buscara una actividad profesional por cuenta ajena, a ser posible fuera de España.

Un año más tarde, en julio del 2010, el juez instructor del caso Palma Arena, José Castro, abrió una pieza separada por los pagos del Gobierno balear a Nóos y, en noviembre de 2011, la Fiscalía Anticorrupción de Baleares registró la sede del instituto y otras entidades para investigar presuntas irregularidades.

Poco después, en diciembre, la Casa del Rey apartó a Urdangarin de las actividades oficiales de la Familia Real al considerar que su conducta no había sido ejemplar y, unos días más tarde, el juez Castro le citó como imputado.

A partir de ese momento comenzó un calvario judicial y social para los duques de Palma, que se intensificó a raíz de la primera comparecencia de Urdangarin ante el juez, en febrero del 2012, y que les convirtió en continuo objeto de atención por parte de los medios, tanto en Washington como en sus desplazamientos a España.

Finalmente, en agosto del año pasado decidieron poner fin a su estancia de tres años en Washington tras pedir Urdangarin una «excedencia temporal» en Telefónica con el fin de evitar cualquier perjuicio que su imputación en el caso Nóos pudiera ocasionar al grupo para el que trabajaba en EE.UU.

De este modo, al igual que la reacción de la Casa del Rey ante sus actividades en Nóos y en la Fundación Cultura, Deporte e Integración Social habían conducido al esposo de doña Cristina a aceptar la oferta de Telefónica para trabajar en Washington, la investigación judicial de aquella etapa pesó en el regreso de la pareja a Barcelona, donde habían vivido desde su boda en 1997.

Apartado de toda aparición pública de la Familia Real -con la excepción de la visita de noviembre del 2012 al hospital donde el Rey se recuperaba de una operación de cadera- y tras una segunda comparecencia judicial el pasado febrero, Urdangarin mostró interés por un posible contrato con la Federación de Balonmano de Catar para promocionar este deporte en el emirato, que no prosperó.

Es en cambio ahora doña Cristina la que acepta una nueva misión profesional en el extranjero, con la fundación en que trabaja desde 1993, y se traslada a Ginebra con sus cuatro hijos -Juan, Pablo, Miguel e Irene-, mientras que su esposo mantendrá Barcelona como ciudad de residencia, pendiente del desarrollo judicial del caso Nóos, y viajará cuando pueda a Suiza para reunirse con su familia.

El traslado a Suiza de doña Cristina, que ha recibido el apoyo sin fisuras del Rey durante toda la investigación judicial, permitirá proteger mejor a sus cuatro hijos de la gran repercusión informativa de todo lo relacionado con el caso Nóos, cuya instrucción, que dura ya dos años, es percibida en Zarzuela como un «martirio» mediático.

La infanta, que vivió recientemente «con estupor» el episodio de las fincas que Hacienda le atribuyó de forma errónea en un informe remitido al juez, apareció en público por última vez el pasado lunes, cuando, junto a la Reina y doña Elena, acompañó a sus hijos y a los de su hermana en el inicio del curso de vela que cada año reciben en la Escuela de Calanova, en Mallorca.