En busca de un candidato creíble

e. clemente / g. Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

La carrera de las primarias del PSOE arranca antes de que se fije la fecha

17 nov 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La cuenta atrás para las primaria ya ha comenzado. En enero el Comité Federal decidirá el calendario y el reglamento por el que se elegirá el cabeza de cartel socialista a la presidencia del Gobierno. Todo apunta a que se celebrarán en otoño del año que viene, pero incluso ahí habrá una dura pugna. La fecha dependerá de los intereses estratégicos del partido, pero también los de los aspirantes y de quienes pretenden influir. A algunos, como al vasco Patxi López, les conviene que sean cuanto antes para que el tirón de su pasado como lendakari no pierda fuerza. La andaluza Susana Díaz, que gana poder y que será decisiva en la elección al controlar la federación andaluza, la más numerosa, no tiene prisa. Prefiere tener tiempo para consolidarse en el partido y contar con mayor capacidad de influir o de pactar con alguno de los que den el paso.

Alianzas

De momento, los posibles aspirantes guardan silencio, aunque se da por hecho que Patxi López será candidato y es muy probable que Carmen Chacón también, en lo que sería su tercer asalto al liderazgo, tras retirarse de las primarias en el 2011 y perder con Alfredo Pérez Rubalcaba en el congreso de Sevilla del 2012. Sin embargo, podría dar un paso atrás si finalmente Eduardo Madina decide competir y convertirse en el revulsivo de las primarias. No parece que Emiliano García-Page sea de la partida, ya que de momento su puesto está en comunidad, donde tiene ante sí el reto de recuperar el bastión socialistas a María Dolores de Cospedal.

Además de estos cuatro supuestos aspirantes, hay una incógnita que puede marcar el proceso. ¿Qué hará Rubalcaba? En estos momentos, todo apunta a que no será candidato, ya que da su misión por cumplida con la renovación ideológica efectuada en la Conferencia Política. Pero, conociendo al exvicepresidente del Gobierno, sería una temeridad descartarlo por completo. Solo un inesperado repunte en las encuestas le podría llevar a saltar a la arena de las primarias. Y queda tiempo aún para decidirse. En todo caso, no hay que descartar alianzas futuras entre estos posibles candidatos, lo que reduciría el número de aspirantes.

El PSOE lleva años apostando cada vez más fuerte por las primarias, pero la experiencia demuestra que se trata de un sistema de elección que entraña graves riesgos para el partido, y muy especialmente para el aparato, que lleva casi siempre las de perder cuando se deja hablar a la militancia. La amarga experiencia de 1998 evidenció los peligros del proceso. Tras la severa derrota sufrida en 1996, el entonces secretario general, Joaquín Almunia, que había sustituido a Felipe González, quiso refrendarse ante las bases a través de las primarias, que se celebraron un 24 de abril. Pero el catalán Josep Borrell, con una infraestructura mínima en medios y capital humano, se impuso en la votación con un 55 % de los votos. Además de la deslegitimación que supuso para la dirección del partido, los días siguientes demostraron los graves peligros que entraña una bicefalia, con un secretario general y un candidato compitiendo por liderar la oposición. Borrell acabó renunciando en mayo del 2009 debido a las fricciones con Almunia y a un escándalo de fraude fiscal que afectó a dos ex colaboradores suyos en su etapa como secretario de Estado de Hacienda.

Peligro de división

Ha habido otros casos conflictivos en procesos de primarias autonómicas, como el que se produjo en la Comunidad de Madrid cuando la dirección del partido quiso imponer a la entonces ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, como candidata en contra del criterio del secretario general regional, Tomás Gómez. Este acabó derrotando a Jiménez, que tenía el apoyo expreso de Zapatero y de Rubalcaba, con el 51,8 % de los votos. Un resultado que dejó tocado al presidente del Gobierno, que vio así mermada su autoridad. En mayo del 2011, Carme Chacón, tras denunciar presiones de la dirección, renunció a presentarse a las primarias para evitar la «división del partido» y no poner en riesgo «la estabilidad del Gobierno».

Las primarias pueden ser ahora un arma de doble filo. Por un lado supondrán un impulso de ilusión y participación de la militancia, pero por otro llevarán aparejada una pugna entre dirigentes del PSOE en la que se cruzarán reproches cuyas heridas serán difíciles de curar. Algo que podría ahondar la división.