La secesión llevaría a Cataluña a la quiebra, avisa el PP en su ofensiva

Cristian Reino BARCELONA / COLPISA

ESPAÑA

ALBERT OLIVÉ

Los populares contraponen al derecho a decidir el derecho a saber

25 ene 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Frente al derecho a decidir que esgrime el nacionalismo catalán, el PP enarboló ayer la bandera del derecho a saber. Los populares desplegaron toda su artillería en Barcelona, donde pusieron en marchia la operación seducción, que trata de desmentir con datos el discurso soberanista que se ha impuesto en la sociedad catalana y que concluye que Cataluña solo saldrá de la crisis si es independiente porque el futuro Estado catalán será el séptimo más rico de la UE.

La ofensiva del PP, que hoy tendrá en Barcelona a Mariano Rajoy, dibujó un escenario muy negro para una futura Cataluña independiente, que a su entender sería inviable. Para frenar el desafío soberanista por la vía de la pedagogía, la convención nacional de los populares celebrada en la capital catalana reunió, entre otros, al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro; al de Interior, Jorge Fernández; a la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal; y al presidente gallego, Alberto Núñez Feijoo.

Según los argumentos de los populares, de entrada, una Cataluña separada de España «nacería en quiebra», quedaría fuera de la UE y del euro, no podría garantizar las pensiones, ni absorber su enorme déficit, tendría problemas para pagar a los funcionarios, su Seguridad Social arrancaría con unos números rojos de 6.000 millones y carecería de liquidez para pagar a los hospitales y escuelas públicas. Un panorama catastrofista el que plantean los populares y con el que niegan además uno de los mantras del nacionalismo catalán, el latiguillo del «España nos roba», que la Generalitat traduce en cifras como un déficit fiscal del 8 % del PIB catalán, 16.000 millones anuales.

Los datos del Gobierno

«Es falso», afirmaron los populares. Sus razonamientos son, por ejemplo, que la mitad de los productos fabricados en Cataluña se venden en el mercado español; que Cataluña tiene un saldo positivo comercial con el resto de España de 22.000 millones; que el Estado ha ayudado a Cataluña con el pago a proveedores y con una línea de crédito de 32.000 millones del Fondo de Liquidez Autonómico; además de apostar por las inversiones en el corredor mediterráneo, en el AVE, en el puerto y en el aeropuerto. Montoro intentó desmentir otro de los tópicos del nacionalismo, el de «España es un lastre», señalando que el Estado español tiene una renta per cápita que se sitúa casi en la media europea, cuando hace 50 años estaba al nivel de algunos países africanos y que en esa España actual Cataluña ya tiene un nivel de renta similar a los estados de Baviera o Nueva Jersey.

El PP confeccionó también un discurso en clave interna, para reforzar la posición de los populares como fuerza hegemónica del españolismo en Cataluña. En un momento en que Ciutadans le come ese terreno, los populares lanzaron un mensaje contundente y advirtieron de que no consentirán que los nacionalistas se salgan con la suya y separen a España «a machetazos», según De Cospedal. «Algunos hablan de derechos cuando solo piensan en sus intereses; con la identidad no se puede jugar, porque Cataluña siempre ha sido una parte fundamental de España, ahora y cinco siglos atrás, y no vamos a dejar que algunos nos roben esa historia, ese presente y ese futuro», remató.