Miranda Nortes, guardia civil, 29 años: «Aprobé la oposición a los pocos meses de dar a luz a mi cuarta hija y ahora nacerá la quinta»

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Dejó su profesión de maestra porque quería ser guardia civil. Lo consiguió al tercer intento, con un bebé recién nacido y tres niñas más: «Lo logré porque mi marido estuvo al 100 % conmigo»
05 ene 2025 . Actualizado a las 19:55 h.Todo el mundo que tenga niños pequeños sabe muy bien lo difícil que es conciliar. Criar a tus hijos y trabajar al mismo tiempo es casi misión imposible para muchos padres. Pues imagina lo que puede ser tener una familia numerosa y preparar unas oposiciones. Es el caso de Miranda Nortes quien, con tan solo 29 años, cuatro hijas y otra que viene de camino, ya es guardia civil. «Mi primera hija la tuve con 20 años. Y estoy casi de 40 semanas de la quinta. Son todas niñas», dice.
«Yo era maestra, pero no tenía mi plaza fija. Entonces, mi marido fue el que preparó primero las oposiciones a guardia civil. Las aprobó hace ahora cuatro años. Y yo he tardado tres en sacármelas. Me quedé embarazada mientras preparaba las oposiciones. Entre la segunda vez que me presenté y la tercera que aprobé nació mi Pilar. Di a luz en enero, en octubre tuvimos el examen teórico y en noviembre la prueba física», comenta esta mujer a la que no se le puede negar el mérito, porque encima ha quedado primera de su promoción.
Con mucha fuerza
Sobre cómo pudo lograrlo, Miranda dice que «con mucha fuerza y durmiendo poco». «Y con mi marido de la mano. Él estaba al pie del cañón para poder darme tiempo para estudiar», aclara. Sobre las horas que le dedicaba al día al estudio, reconoce que no sabría decir cuántas exactamente. «Todas las que tienes. Las que me iban saliendo. Me levantaba a las cinco y media o seis de la mañana. Empezaba a estudiar hasta que despertaba a las niñas, las preparaba, las llevaba al cole y ya seguía estudiando. Y mientras hacía las cosas de casa, me ponía una clase del profesor de la academia y la iba escuchando. Por la tarde, recogía a las niñas del cole cuando salían y mi marido se quedaba con ellas en el parque mientras yo estudiaba hasta la hora de la cena, las duchas y los deberes». Ese fue el día a día de Miranda durante tres años. «Sé que lo conseguí porque mi marido estaba al 100 % conmigo. Había mucho trabajo que él se iba comiendo solo», aclara.
«Estudiar es horroroso»
«No te sabría decir qué fue lo que más me costó, porque cuesta todo. Tienes que gestionar el perderte cosas del día a día de tus hijas para poder estudiar, que es un trabajo horroroso — añade—. Estudiar te cuesta dinero y un esfuerzo horrible, te tienes que concentrar y dejar de lado lo que te haya pasado en el día y los problemas. Tienes que bloquear esos pensamientos para concentrarte en ese tiempo que tienes, que es limitado, y que sabes que no lo vas a recuperar. Para mí estudiar es muy difícil». También lo fue prepararse físicamente, porque acababa de dar a luz. «Recuperarse de un parto y empezar a correr no es fácil. Pero vas pensando en el día a día. Y te dices: ‘Venga, un día menos'. Dejé pasar los 40 días de recuperación del parto y no empecé directamente a correr. Primero fui trotando poco a poco. E iba viendo cómo reaccionaba mi cuerpo, porque lo peor que podía hacer era lesionarme. Entonces, con cabeza y con gente que sabe llevarte, lo vas consiguiendo», aunque el tiempo corría en su contra. «Iba a contrarreloj y no tenía margen de fallo. Por eso tenía que ir sobre seguro». Por último, estaba la parte psicológica. Cómo saber afrontar la presión. «Sabes que te estás jugando años de tu vida y de esfuerzo. Entonces, el proceso en general es difícil y todas las partes van sumando», añade.
Pero ella lo logró y obtuvo el reconocimiento hasta de la directora general de la Guardia Civil, Mercedes González, que compartió su caso en Instagram. «Se llama Miranda. Está embarazada de seis meses de una niña a la que llamará Marta. Ambas son un símbolo de la 129 promoción de acceso a la escala de cabos y guardias de la Guardia Civil, la de mayor porcentaje femenino desde que entraron nuestras mujeres en el cuerpo en 1988», publicó hace unos meses.
Por si fuera poco, durante el tiempo que Miranda estuvo preparando sus oposiciones tuvo que cambiarse de ciudad porque a Miguel Ángel, su marido, lo destinaron a Castellón: «Y ya nos fuimos toda la familia. Ahí dejé el trabajo también. Pero me presenté a la oposición por vocación. Quería ser guardia civil». Además, cuenta que ella jamás se había planteado formar parte del cuerpo.« La vocación la descubres un día, así de golpe, viendo realmente en qué consiste el trabajo. Ves que se trata de ayudar a las personas. Para mí es una labor humanitaria. Si una persona tiene un problema importante, seguramente sea el problema más grande que va a tener en su vida, acude al cuartel esperando ayuda. Y tú eres esa ayuda. Está en tu mano. A veces, se escapa de tus posibilidades, pero empiezas a gestionarlo y a darle una solución a esa persona que tiene un problema muy importante. Y esa labor humanitaria es la que me engancha de este trabajo», indica.
Solo unos meses
Miranda lleva muy poco tiempo siendo guardia civil. «Entré en la academia el año pasado. Hice nueve meses de formación y salimos en octubre. Realmente de profesional llevo solo unos meses», porque acaba de coger la baja antes de dar a luz: «Me quedé embarazada de mi quinta hija durante esos nueve meses de formación». Sobre cómo se van a organizar una vez que nazca el bebé, ella explica que por conciliación familiar puede solicitar no hacer turnos y trabajar solo por la mañana. «Ahora, en cuanto dé a luz, me cogeré las seis semanas obligatorias y cuatro de vacaciones y ya me incorporaré otra vez, porque tengo que hacer un mínimo de cuarenta semanas de prácticas, ya que todavía no soy funcionaria profesional hasta que no cumpla ese período. Y de esas cuarenta semanas, solo puedes faltar doce. Si no, suspendería las prácticas», explica Miranda, que reconoce que su marido sí se cogerá todo el período de paternidad que le corresponde y que será él el que se quede con la niña, una vez que ella se reincorpore.
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Viven en Madrid
A pesar de que Miranda es de Murcia, tanto ella como Miguel Ángel viven en Madrid. «Vivir aquí no es barato, precisamente. Pero nosotros, a diferencia de la Policía, tenemos los pabellones de la Guardia Civil donde te ofrecen casa. Y al ser familia numerosa tenemos prioridad. Al poco de llegar, enseguida nos ofrecieron casa. Y, por lo menos, son mil euros al mes que nos ahorramos en el pago de la vivienda», aclara.
Miranda es consciente de que no es muy normal tener tantos hijos y preparar unas oposiciones embarazada. «Sí, claro, la gente alucina. Y te hacen las preguntas típicas, que cómo lo hacemos. Pero el primer hijo es el que te cambia la vida. Y con los demás es ir sumando un poco más de trabajo. Es pura organización, la verdad», dice. «Nosotros venimos los dos de familias grandes y estamos acostumbrados a este jaleo. No nos pilla de nuevas», añade mientras explica que el origen de su familia es humilde y que no tiene vinculación alguna con la Guardia Civil. A la pregunta de si habrá algún nuevo miembro más en la familia, ella responde: «De momento, vamos a criar lo que tenemos». Eso, porque trabajo no os falta.