La renta de los gallegos se aleja seis puntos de la media europea

Gabriel Lemos REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

España dejó atrás más de 20 años de convergencia en la legislatura de la crisis

12 may 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La Europa a dos velocidades no es solo un concepto teórico al que se recurre en los debates sobre la construcción europea, sino una realidad económica que pueden palpar los ciudadanos en sus bolsillos. La gran demostración ha llegado con la primera crisis experimentada en la UE ya con el euro como moneda común en 18 de sus 28 estados miembros, de la que no todos salen lastimados. O, al menos, no en el mismo grado.

En el caso de Galicia, una de las principales consecuencias de la recesión -junto a un incremento exponencial del paro- es el frenazo en la escalada hacia la convergencia plena con Europa que avanzaba a un ritmo envidiable desde el 2000. En ese año, según los datos de la oficia estadística comunitaria Eurostat, la renta media de los gallegos en paridad de poder adquisitivo (esto es, el PIB per cápita eliminando las diferencias de precios entre los diferentes países, para poder realizar una comparación homogénea) era un 76 % del promedio comunitario. Cuando empezó el actual mandato del Parlamento Europeo, en el 2009, tras unos años de fuerte crecimiento económico, había escalado ya al 92,7 %.

Tres años después, en el 2011, último dato disponible en Eurostat, la marca estaba seis puntos por debajo, en el 86,8 %.

¿Qué ha pasado? En realidad, en ese primer tramo de la crisis la renta gallega no descendió, sino que se mantuvo congelada en el equivalente a 21.800 euros por habitante a precios homogéneos, frente al incremento del 6,8 % en el conjunto de la UE (de 23.500 a 25.100), que explica que aumente la brecha.

Toda España cae

Pero la tendencia no es exclusiva de Galicia: todas las comunidades españolas han visto caer su renta, incluidas las siete que superan el promedio comunitario (País Vasco, Madrid, Navarra, Cataluña, La Rioja, Aragón y Baleares). Y, como ellas, las regiones de Portugal, Grecia y la práctica totalidad de Italia y Francia.

El mapa de Europa refleja las secuelas de la recesión en los países del sur, teñidos del rojo con el que sus gobiernos han escrito las contabilidades nacionales de los últimos años. Mientras, en verde, el grueso de las regiones de Alemania, Austria e incluso de los países del Este, a los que la gasolina de los fondos europeos ha espoleado en su periplo hacia la convergencia.

Una senda por la que España transitaba sin sobresalto desde su adhesión -salvo un pequeño retroceso en el 2004, coincidiendo con la gran ampliación al este- hasta que la crisis cercenó los avances previos. Y es que la renta española (siempre a paridad de poder adquisitivo) cayó en el 2010 por debajo de la media comunitaria, que había superado ocho años antes.

De las 272 regiones de la UE, son más las que están por debajo de la renta promedio (161) que las que la superan (111), una brecha que se ha ampliado en apenas dos años (en el 2009 eran 155 y 117, respectivamente). Galicia ocupa ahora el puesto 148 tras haber caído siete puestos en una clasificación que sigue liderando la región de Londres (321 % de la renta comunitaria) y que cierra la búlgara de Severozapaden (que apenas llega al 29 %).

La troika, a juicio

Este balance desigual de la crisis ha puesto a la troika y sus políticas de austeridad en el centro del debate político. Un debate del que no ha sido ajeno el propio Parlamento Europeo que adoptó en marzo, sobre la campana del final de la legislatura, dos resoluciones en las que alerta del «coste social» de las medidas impuestas por el FMI, el BCE y la Comisión Europea a los cuatro países que bordearon el abismo (Grecia, Portugal, Irlanda y Chipre), si bien a renglón seguido reconoce que estas los salvaron de la bancarrota.

Hoy se cumplen cuatro años desde que el expresidente Zapatero, subido a la tribuna del Congreso, anunció el primer gran tijeretazo social, para ahorrar 15.000 millones de euros. Desde entonces el recorte en el gasto público ha sido constante (en julio del 2012 le tocaría el turno a Rajoy, que anunciaba otra dentellada de 65.000 millones al gasto público) y ha venido acompañada de sucesivas subidas de impuestos para enjugar los efectos de la caída de la actividad económica en la recaudación fiscal.

Casi 30.000 millones en un año

Pero el grueso del ajuste en España se ha producido por el recorte del gasto público, que solo en el último año se ha cercenado tres puntos (unos 30.000 millones de euros), al pasar del 47,8 % del PIB en el 2012 al 44,8 % del último ejercicio, aunque todavía supera los niveles previos a la crisis, por la subida de la factura del desempleo.

Mientras, los ingresos tan solo aumentaron seis décimas (del 37,2 al 37,8 % de la riqueza nacional), apenas 6.000 millones más, cuando en el 2007 estaban por encima del 41 % del PIB. Por eso, la Comisión saliente ya ha advertido a España que la reforma fiscal que presentará en verano debe ser fiscalmente neutra, compensando las rebajas en la imposición directa con alzas del IVA, para no comprometer el objetivo de reducción del déficit que, pese a la moratoria otorgada, sigue siendo sacrosanto.

Los partidos proponen

PP. Atender a los sectores estratégicos. Los populares defienden que las medidas adoptadas por el Gobierno «permitiron a España recuperar o seu liderado en Europa», aunque reconocen que queda camino para afianzar un crecimiento que genere empleo. Por ello, apuestan por «prestar especial atención a sectores estratéxicos como a agricultura, a pesca, a automoción, o naval, a innovación ou as infraestruturas, acompañado dunhas administracións públicas ben xestionadas».

PSOE. Apuesta por pymes e industria. Desde el PSOE proponen un pacto por el empleo, destinando 10.000 millones a las pymes y un plan para impulsar la competitividad y la innovación, que permita incrementar un 25 % el peso de la industria en el PIB. Además, garantizan 21.000 millones para empleo juvenil, un marco europeo de salarios mínimos, intensificar la lucha contra el fraude y los paraísos fiscales y crear un impuesto a la riqueza.

AGE. Nuevo modelo productivo. Entienden que «a única saída da crise do capitalismo neoliberal é a aposta por outro modelo produtivo, que impida a distribución desigual da riqueza e a desigualdade social e sexa respectuoso co medio ambiente». Defienden el derecho a la vivienda y un empleo digno y el control ciudadano de la economía.

BNG. Auditar el rescate a la banca. El Bloque quiere promover en Europa la economía real, «sustentable e innovadora», frente a la especulativa. Pide suprimir las trabas a sectores básicos para Galicia (agrícola, pesquero y naval) e impulsar una normativa laboral justa. Apuestan por auditar la deuda derivada del rescate a la banca y erradicar los paraísos fiscales.

UPYD. Un presupuesto propio en la UE. Desde UPyD proponen que la UE cuente con un presupuesto propio para implementar una política económica y fiscal común. Están a favor de la tasa Tobin y apuestan por un contrato indefinido único para luchar contra el desempleo.

CXG. Abandonar la austeridad. Apuestan por dejar de lado la austeridad, con un «plan Marshall europeo», crear eurobonos y otras figuras tributarias (tasa Tobin). Llaman a reforzar las políticas de I+D+i y desarrollo regional, así como a mejorar la gestión de los fondos europeos.