Cruce de acusaciones por la seguridad del Madrid Arena

EFE

ESPAÑA

Miguel Ángel Flores, principal acusado por la tragedia del Madrid Arena.
Miguel Ángel Flores, principal acusado por la tragedia del Madrid Arena. Mariscal | EFE

El maitre de Diviertt reconoció que habían encargado para la fiesta bebida para 30.000 ó 40.000 unidades, a razón de tres o cuatro copas por cabeza

14 ene 2016 . Actualizado a las 21:18 h.

La tercera sesión del juicio por la tragedia del Madrid Arena, ya con menos expectación que las dos anteriores, ha ratificado lo que ya se veía venir, que derivaría en un conflicto sobre quién era el responsable de la seguridad o, en otras palabras, quién podía o no dar órdenes en esta materia.

Si este miércoles el promotor de la fiesta de Halloween en la que murieron cinco chicas hace 38 meses, Miguel Ángel Flores, negó una y otra vez que su empresa, Diviertt, tuviera algún tipo de responsabilidad en la seguridad, este jueves, el coordinador de proyectos de Madridec (la empresa municipal que gestionaba el pabellón), Francisco del Amo, le ha contradicho. Hasta el punto que ha dejado claro que Flores, que al fin y al cabo es el que pagaba la seguridad a través del contrato con Madridec, podía dar órdenes a los agentes de Seguriber, como que le abrieran una determinada puerta.

Independientemente del esperado «esto no es de mi competencia», en la sesión de este jueves se han visto las primeras muestras de emoción por las muertes de las chicas. A Santiago Rojo, el director general de Diviertt, se le ha quebrado la voz cuando ha recordado cómo conoció in situ que había dos víctimas.

30.000 ó 40.000 copas

Y este jueves nos hemos enterado, como ha explicado con evidente nerviosismo el maitre de Diviertt, Miguel Ángel Morcillo, que habían encargado bebida para 30.000 ó 40.000 unidades. Y ha aclarado (para evitar que esas unidades se confundieran con entradas) que era lo que preveían de consumo a razón de 3 ó 4 copas por asistente.

Quizá este dato pueda servir para aclarar cuántas entradas se vendieron. Pero claro, solo sería posible si se pudieran comprobar cuánto se bebió hasta que el pabellón se desalojó por la tragedia y cuánta bebida quedó intacta. Pero es solo una sugerencia.

También ha quedado claro que Flores era un cliente de confianza, porque si nos atenemos a lo que ha asegurado Del Amo, no se le pedía un certificado que acreditara las entradas que vendía para los eventos. A otros promotores, sí. Incluso aunque se le preguntaba qué tal iba la venta y él contestaba que bien, no se le exigía la cifra exacta.

Por boca de Del Amo también hemos sabido que Flores regateaba para conseguir el mejor precio posible y que la uniformidad en la seguridad no le gustaba nada, aunque aceptaba la de las empresas que trabajaban con Madridec. En ese regateo, Flores consiguió que no se incluyeran en el operativo de Seguriber para la fiesta de Halloween cuatro vigilantes y perros. Lo cierto es que esta reducción no tuvo efecto alguno, porque eran los destinados a la zona de restauración, a un kilómetro del pabellón.

Del Amo, el único acusado por ahora que ha querido responder a los abogados de las acusaciones particulares, ha sido el que más tiempo ha comparecido. Parte de ese tiempo lo ha dedicado a dejar claro que él no es el jefe supremo de Madridec, como podía comprobarse por la cifra de su nómina, y ha confirmado que no cobra horas extras, pero sí ficha cuando acude al Madrid Arena fuera de horario para que quede constancia.

Ha tenido también tiempo de lamentarse y no ha podido reprimirse: «Si me hubiera ido a mi pueblo a ver la tumba de mi padre, no me hubiera pasado esto». Del Amo se ha permitido opinar echando mano de lo que ha leído sobre el caso y la juez que preside el tribunal se lo ha recriminado. Pero lo ha podido decir.

En un momento dado Flores quiso acelerar la entrada de asistentes porque el plato fuerte de la fiesta, Steve Aoki, le había exigido en el contrato que hubiera mucha gente pegada al escenario para «hacer el numerito de la barca» sobre el público.

La cuestión del aforo

Tampoco este jueves se ha podido aclarar si hubo o no sobreaforo en esa trágica fiesta. De momento, a los tres acusados que han declarado en esta sesión no les pareció que lo hubiera cuando estuvieron en el recinto esa noche.

Otra duda ha quedado hoy en el aire. ¿Estaba rota la valla que rodea el recinto y por la que, según algunos, se colaron muchos jóvenes que hacían botellón?. Del Amo ha negado rotundamente que lo estuviera. Queda mucho juicio por delante. La cuestión de competencias puede aún resolverse.