La Generalitat critica que Rajoy no llamara tras el accidente de Tarragona

C. R. COLPISA

ESPAÑA

Jaume Sellart | EFE

Empeora el estado de salud del conductor del autobús, que se encuentra en situación crítica

23 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Mariano Rajoy y Carles Puigdemont coincidirán hoy en el aeropuerto de El Prat, en el homenaje institucional que se tributará a las víctimas del avión de Germanwings estrellado en los Alpes hace justo un año. La primera vez que ambos presidentes se vean cara a cara llega precedida de un nuevo enfrentamiento institucional.

La Generalitat criticó ayer que el presidente del Gobierno no llamara por teléfono para al menos trasladar al dirigente catalán sus condolencias por el accidente de autobús del domingo, cerca de Amposta, en Tarragona, en el que perdieron la vida trece universitarias. Para enfatizar su enfado, la Generalitat facilitó la lista de los que sí se pusieron en contacto con el jefe del Ejecutivo autonómico: el rey, Pedro Sánchez; el lendakari Iñigo Urkullu, y el presidente valenciano, Ximo Puig, entre otros.

El conductor del autobús accidentado se encontraba ayer en estado crítico, tras un empeoramiento de su salud. El chófer, que aún no ha declarado ante el juez y que podría ser acusado de trece homicidios imprudentes, fue ingresado en la UCI en la madrugada del domingo al lunes por contusión pulmonar.

A última hora de la tarde de ayer, continuaban hospitalizadas 23 personas en diversos centros de Tarragona y Barcelona, una menos que el día anterior. Dos de los ingresados estaban en estado crítico y tres, graves. Los forenses han identificado ya a siete de las trece víctimas mortales.

«Estaban encantadas»

Una joven de Florencia, amiga de las italianas de la región de la Toscana fallecidas en el accidente de Tarragona, ha consolado a sus padres en una carta publicada por el diario La Repubblica.

«Si os estáis preguntando si habéis cometido un error al dejarnos vivir solas en una gran ciudad extranjera... quiero deciros que vuestras hijas estaban encantadas allí», escribe Francesca, que también es estudiante erasmus en Barcelona, pero que el fin de semana regresó a casa por un problema familiar.

Esta joven, que vivía en Barcelona en un piso de alquiler compartido con Elena Maestrini y Lucrezia Borghi, dos de las siete víctimas italianas del accidente, dice a los padres que no se han equivocado al dejar a sus hijas participar de una experiencia de estudios en otro país. «Cada mañana salíamos de casa felices -escribe-, queríamos algo más para nuestro futuro. Así que no, no os habéis equivocado». Además, detalla que conocía a Valentina Gallo, la primera víctima en ser identificada. «Vivía en otro piso con tres chicas españolas, pero venía a menudo a nuestra casa», añade.

«Yo no tomé parte en ese viaje por pura casualidad: había reservado el vuelo antes de que me propusieran la excursión», dice.