La tregua en el PSOE, solo para llorar a Chacón

Paula de las heras MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Aunque suspendieron durante 24 horas la campaña interna, los tres candidatos a liderar el partido evitaron que se los viera juntos pese a que coincidieron en el velatorio a la exministra

11 abr 2017 . Actualizado a las 11:10 h.

«Diría algo para todos los compañeros: una noticia como esta nos debería llevar a discutir de las cosas importantes», dijo Felipe González este lunes a su paso por la capilla ardiente de la exministra Carme Chacón. La vorágine del día a día acabará devorando su mensaje, probablemente antes de lo que él mismo imagina. La inesperada muerte de la política catalana, a los 46 años, abrió un exiguo paréntesis de 24 horas en la refriega política. Pero paradójicamente, no logró acallar por completo el ruido de la batalla que el PSOE libra consigo mismo, pese al reconocimiento unánime a su figura. Sería falaz decir que a todo el mundo le caía bien Chacón. En el 2012 batalló contra Alfredo Pérez Rubalcaba por la secretaría general del PSOE. Perdió por solo 22 votos. El partido quedó dividido en dos, con una fractura profunda. Hace tiempo que el PSOE se convirtió en un partido en que las filias y las fobias personales lo condicionan todo. Y solo ahora, ante la amenaza de Pedro Sánchez, muchos de quienes la respaldaron y muchos de los que la combatieron han unido sus fuerzas en un mismo equipo. Unas heridas han dado paso a otras. 

Fractura

La fractura ha llegado a tal extremo que, aunque Susana Díaz, Pedro Sánchez y Patxi López coincidieron este lunes en la sede federal del PSOE, donde se instaló el velatorio por la que fuera primera ministra de Defensa de España, ni siquiera se cruzaron. Sí lo hicieron Sánchez y López. Pero no la presidenta andaluza, que fue la que más tiempo pasó despidiendo y llorando a su «amiga». Llegó antes de las 14.30 horas y no salió hasta cuatro horas después. Pero cuando Sánchez apareció en torno a las 18.00 horas, rodeado de todo su equipo (gesto también cuestionado), ella se encontraba en la cuarta planta junto a familiares, amigos íntimos y exministros, y no en la sala Ramón Rubial situada en el sótano, donde se depositó el féretro. Eso evitó la foto de un saludo que los afines al ex secretario general aseguran haber estado dispuestos a ofrecer para «simbolizar la unión».

Aunque es cierto que a estas alturas, con las primarias a la vuelta de la esquina, el 21 de mayo, de poco habría servido una instantánea que difícilmente va a tener continuidad, pese a mensajes como el de González, el del primer secretario del PSC, Miquel Iceta, o el del exlendakari, que sí lanzó un mensaje de unidad. «Lo que vemos hoy aquí lo dice todo, hoy los socialistas lloramos juntos», afirmó López.

Díaz compareció después ante la prensa con ojos llorosos. Ella apoyó a Chacón en el 2012. Y Chacón, que hace justo un año se apartó de la primera línea política, pero seguía muy vinculada al partido, la respaldó a ella el pasado día 26 en el acto de lanzamiento de su candidatura a la secretaría general. «He tenido la fortuna de tener su amistad y de que estuviese a mi lado en momentos difíciles y en momentos bonitos», dijo.

La repentina muerte de Chacón sí sirvió, en todo caso, para que por unas horas políticos de distinto signo aparcaran sus diferencias. Porque por Ferraz no solo pasaron sus más cercanos -un desolado Rodríguez Zapatero, que recordó su «capitán, mande firmes» y prometió eso, permanecer firme «en los valores que ella defendió», un destruido Ximo Puig o un sereno José María Barreda, expresidente de Castilla-La Mancha-, también lo hicieron miembros del Gobierno del PP y de la Generalitat de Cataluña. También el consejero catalán de Territorio, Josep Rull, del PDECat reconoció su trabajo, pese a estar en las antípodas ideológicas. Porque Chacón era beligerante contra la independencia y eso llegó a distanciarla en algunos momentos incluso del PSC.