Héctor Alterio, la última función de un titán escénico

Amara Santos REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Daniel González | EFE

El actor argentino que engrandeció el cine español tras huir de su país por la amenaza de un grupo ultra aún se mantenía activo a sus 96 años

13 dic 2025 . Actualizado a las 21:44 h.

La gran pantalla y las tablas del teatro echarán de menos al actor Héctor Alterio, que murió ayer en Madrid a los 96 años. El argentino nacionalizado español fue un referente en sus dos patrias y deja como mejor recuerdo una carrera monumental a lo largo de siete décadas que vivió intensamente hasta los últimos momentos. De hecho, a pesar de su avanzada edad, actualmente se encontraba de gira representando Una pequeña historia, de tintes autobiográficos. Un periplo que pasó a finales del 2024 por Galicia, concretamente por Vigo y Ferrol.

Nació en Buenos Aires en 1929 en el seno de una familia de inmigrantes napolitanos y debutó como actor en 1948, alcanzando la fama en el mundo del cine. En ese mismo año creo la compañía Nuevo Teatro, un proyecto que buscaba aportar innovaciones a la escena argentina, todo ello tras haberse formado en Arte Dramático por vocación.

Participó durante toda su vida en más de 150 películas y en el 2004 recibió el Goya de Honor. Cuatro años después, en el 2008, su Argentina natal le reconoció con el Cóndor de Plata por su trayectoria cinematográfica. Los setenta fueron una época complicada y decisiva en su vida y a raíz de recibir amenazas de la Triple A, una organización de extrema derecha, decidió exiliarse en España en 1975 con su esposa, y sus hijos, entre ellos Malena y Ernesto, también actores.

Su primera aparición significativa en el audiovisual español fue en Cría cuervos (1976), de Carlos Saura, además de en títulos populares como A un dios desconocido (1977), de Jaime Chávarri, por la que obtuvo la Concha de Plata en el Festival de San Sebastián. También tuvo el privilegio de protagonizar cuatro de las primeras películas argentinas en ser nominadas a los premios Óscar: La tregua (1974), Camila (1984) y El hijo de la novia (2001). Se consolidó internacionalmente por su papel en esta última, haciendo gala de un estilo único a la hora de actuar, con interpretaciones de una calidad inalcanzable para muchos. Su familia y colegas de profesión siempre destacaron su humildad, su capacidad para escuchar y su entrega al trabajo, que lo convirtieron en un icono a admirar personal y profesionalmente.

Su última aparición en el cine tuvo lugar en el 2015, con Due uomini, quattro donne e una mucca depressa, de la italiana Anna di Francisca y se le pudo ver en el 2014 en Kamikaze, de Álex Pina. El nido o El crimen de Cuenca son parte destacada de su filmografía, pero la larga carrera del bonaerense estuvo marcada también por otros proyectos por los que será eternamente recordado. Uno de ellos es Kamchatka, una historia enmarcada en Argentina en la dictadura militar de 1976, en la que interpretó al abuelo de una familia que cambia sus nombres y se recluye. En La historia oficial, un largometraje que se desarrolla después de que la junta militar de Videla asumiera el poder, Alterio fue el protagonista junto con Norma Aleandro. Sus interpretaciones valieron el Óscar a la mejor película de habla no inglesa en 1986.

Alterio también formó parte de Vientos de agua, una serie sobre dos historias de emigración. La de José Olaya (interpretado por su hijo, Ernesto Alterio), un joven minero asturiano que emigra a Argentina y la de su hijo, Ernesto Olaya, un arquitecto argentino que emigra a España, ambos contra su voluntad.

Desde que trascendió la noticia sido múltiples las reacciones a la pérdida de este contador de historias que usó el arte para tender puentes entre culturas y que no abandonó sus raíces, interviniendo en películas de la nueva generación de cineastas argentinos, como Leopoldo Torre Nilsson.