
Ciudadanos gana y resta legitimidad a la vía secesionista, y Puigdemont tendría que ir a la cárcel si quiere ser presidente
22 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Cataluña seguirá inmersa en el caos político y la incertidumbre económica. Después de cinco años de procés, un minuto de república y 56 días de artículo 155, el independentismo volverá a gobernar pese a haber sido derrotado de nuevo en votos y perder dos diputados. El escenario, sin embargo, cambia mucho. Ciudadanos hace historia. Un partido españolista gana en sufragios y escaños. Algo que destruye a ojos del mundo la imagen de Cataluña como un solo pueblo que ansía la separación de España. Con este resultado, y a pesar de ser mayoría en el Parlamento, el Gobierno que se forme carece de cualquier legitimidad para tratar de imponer de nuevo la independencia unilateral a todos los catalanes. El procés continuará, pero la estrategia debe cambiar.
La presidencia supone cárcel
A pesar de sumar mayoría, el pacto de Gobierno entre independentistas no será fácil. El prófugo gana al preso. Junqueras fracasa en su intento de alcanzar el liderazgo secesionista. Ya no puede negarse a que el presidente sea Puigdemont. El problema es que para investir a cualquier de ellos presidente la primera condición es que Puigdemont y al menos dos de los consejeros huidos a Bélgica regresen para votar, dado que si no lo hacen el secesionismo no tiene mayoría. Y su vuelta supondría su inmediato ingreso en la cárcel. Si, como parece más que probable, Puigdemont acaba cediendo su escaño a otro miembro de su lista para evitar la prisión, no tendría ninguna posibilidad de ser presidente, al no ser diputado. Y ahí Junqueras podría reivindicarse frente a Elsa Artadi, la opción de Puigdemont.
De nuevo en manos de la CUP
El otro problema es que el futuro de Cataluña vuelve a estar en manos de una fuerza antisistema. Aunque se da un batacazo, o precisamente por ello, la CUP pretende bloquear la investidura de cualquier presidente que no proclame la independencia inmediata. Algo que ni Junts per Catalunya ni ERC pueden permitirse, porque supondría una vuelta al 155 y la suspensión de la autonomía. Y esta vez, durante un largo período. Habrá investidura, pero la pelea puede ser larga.
Buscarán un referendo pactado
Pese al ruido inicial en pro de la proclamación de la república, el nuevo Gobierno catalán apostará por un replanteamiento de la estrategia política que pasará por una movilización en la calle para tratar de forzar al Ejecutivo de Rajoy a negociar un referendo pactado. Una opción que sí es claramente mayoritaria, porque es la que defiende Catalunya en Comú, que no es estrictamente independentista, lo que daría más fuerza a esa reivindicación.
Ciudadanos ya amenaza al PP
Ciudadanos sale del 21D como una fuerza con aspiraciones de gobernar en España y de arrebatarle al PP el liderazgo del centro derecha. Triunfa Arrimadas, pero también Rivera, que ha sabido combinar un mensaje vehementemente antinacionalista en Cataluña con uno de moderación que le permite pactar con el PSOE en Andalucía y con el PP en Madrid.
Iceta queda en tierra de nadie
En el 2015, Iceta partía con unas expectativas bajísimas y pudo presentar como un triunfo un resultado muy malo. Ahora, sucede lo contrario. Tras proclamarse casi presidente in pectore, fracasa por completo. Queda en tierra de nadie y con un papel irrelevante, con un Gobierno independentista y una líder de la oposición españolista y de centroderecha. Cataluña no ha comprado su película de Borgen.
Mala perspectiva para Iglesias
La estrategia de la ambigüedad ha sido dañina para Catalunya en Comú, que, además de quedar también sin papel en Cataluña, hará pagar muy caro a Podemos en las generales su falta de compromiso con España.
Alerta máxima para Rajoy
Los pésimos resultados del PP son un fracaso total de Rajoy, cuya decisión de llamar de inmediato a las urnas ha hundido a su partido y no ha frenado al independentismo, lo que debilita su liderazgo y complica mucho su deseo de repetir como candidato.
Fin del deshielo PSOE-PP
En lo que afecta a la política nacional, el fracaso en el asalto del bloque constitucionalista a la Generalitat pondrá fin de inmediato al deshielo entre el Gobierno del PP y el PSOE, lo que aleja cualquier posibilidad de que los socialistas apoyen los Presupuestos. Pero, al contario, la formación de un Gobierno independentista, y el fin de la aplicación del artículo 155, despejan el camino para que el PNV dé su apoyo a las cuentas públicas, lo que, paradójicamente, apuntala la estabilidad de Rajoy y aleja la posibilidad de un adelanto electoral.