La Guardia Civil rechaza la versión de Ana Julia Quezada sobre la muerte de Gabriel

ESPAÑA

Atlas

Los responsables de la investigación niegan que antes del crimen hubiese una provocación previa del menor. Confirman que no hay indicios que impliquen a terceras personas en su muerte. Califican a la autora confesa de «frialdad máxima, posesiva y egocéntrica»

15 mar 2018 . Actualizado a las 15:47 h.

«No tenemos indicios para pensar que haya terceras personas implicadas en el caso de Gabriel Cruz». Así lo han confirmado el teniente coronel de la Comandancia de la Guardia Civil de Almería, José Hernández Mosquera, y el comandante de la UCO Juan Jesús Reina, que informaron esta mañana sobre la desaparición, investigación y hallazgo del cadáver del niño, en la conocida como operación Nemo.

Los agentes, que han aclarado que para la Guardia Civil la calificación del crimen es de «detención ilegal y asesinato», han insistido en que «para nosotros la autoría es de Ana y lo hace siempre sola». También sostuvieron que la detenida, pareja del padre del menor, actuó de acuerdo a un «patrón ilógico», con «actitudes» sospechosas y un «cúmulo de incongruencias, de movimientos extraños».

Los agentes confirman que el hallazgo de la camiseta fue fundamental para fijar las investigaciones sobre Ana Julia Quezada, quien pretendía desviar la atención hacia terceras personas. Según los investigadores, la prenda fue colocada en la finca familiar de Rodalquilar, cerca de la cual vive una expareja de la autora confesa del crimen, quien insistió al padre del niño en buscar en esa zona, y, en un descuido, dejó caer la prenda.

Los investigadores han aclarado que desde el principio mantuvieron la hipótesis de que el pequeño estuviera vivo, una posibilidad que les condicionó mucho y que alentó la propia Ana Julia Quezada. «Ella tuvo una actitud extraña en un momento dado, cuando la familia se planteó subir la recompensa económica por información de Gabriel. Eso nos hizo pensar que pudo haber un móvil económico. Después, hizo varios comentarios al entorno familiar en el sentido de que estaba segura de que el niño iba a aparecer. Eso nos avivaba la esperanza», explicó uno de los agentes. «Tampoco había nada que nos indicase que el niño hubiese fallecido», insistieron. Además, durante las pesquisas, y mientras Ana Julia Quezada  ya estaba en el punto de mira, los agentes aclaran que pudieron «recabar información» sobre la autora de los hechos. «Para nosotros, desde un punto de vista policial, era una persona con cierta ambición económica», insisten.

Aún así, y sin querer defender una única hipótesis sobre por qué Ana Julia acabó con la vida del niño, de las palabras de los agentes se deduce el posible móvil del crimen. Reina ha sostenido que «hay un hecho evidente y es que para Ángel Gabriel era lo más importante». «Los fines de semana los pasaba con él, a cualquier hora estaba con él», subraya. «Adoraba a su hijo y para él era lo primero», insistieron de nuevo los agentes.

Sobre la posibilidad, defendida por la autora confesa, de que el crimen se hubiese precipitado después de una discusión con el pequeño, durante la que Gabriel la hubiese, supuestamente, agredido, los agentes -que no han querido dar detalles sobre la muerte del niño más allá de que murió asfixiado y no sufrió-, lo descartan. «Respecto a la versión que da de unos insultos, estamos convencidos de que tenemos carga de prueba suficiente para demostrar cómo ocurrieron los hechos. Hay uno importante aunque no tenga valor judicial: Ángel y Patricia han educado a ese niño en amor y respeto a la gente», ha dicho Reina.

«No, no, Gabriel no haría nunca este tipo de comentario ni insultos a los que se refiere, lo educaron en el amor y respeto a los demás», insistieron. 

Los agentes han explicado que para ellos el perfil de la autora confesa es de una persona con «frialdad máxima, con falta de empatía hacia otras personas, egocéntrica, posesiva y bastante manipuladora». También aclaran que «ciertas circunstancias negativas» le pueden provocar una inestabilidad «muy grande» 

Los investigadores han aclarado que los padres de Gabriel se enteraron de que Ana Julia Quezada era la principal sospechosa del crimen tras la detención de la autora confesa del crimen. Aclaran que a lo largo de las pesquisas sí preguntaron a los progenitores por ella pero enmarcándolo en preguntas sobre todo el entorno familiar. Aún así, entienden que ellos pudieran albergar sospechas sobre la detenida. 

Los mandos de la Guardia Civil han explicado que, según los indicios, el cuerpo permaneció en todo momento escondido en un «agujero» junto a la vivienda de la finca familiar en Rodalquilar, a unos cinco kilómetros de Hortichuelas de Níjar, el pueblo del que desapareció el 27 de febrero.