Pérez Rubalcaba rechazó una propuesta de Sánchez para ser candidato a la alcaldía madrileña

Paula de las Heras MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Sánchez y Rubalcaba en el congreso del 2014 en el que el primero fue elegido secretario general del PSOE
Sánchez y Rubalcaba en el congreso del 2014 en el que el primero fue elegido secretario general del PSOE Benito Ordóñez

La negativa muestra los problemas del PSOE para las municipales

08 may 2019 . Actualizado a las 20:11 h.

Alfredo Pérez Rubalcaba vs Manuela Carmena. El exministro del Interior, exvicepresidente del Gobierno y ex secretario general del PSOE frente a la alcaldesa de Madrid, jueza jubilada e icono progresista. Esa era, por sorprendente que pueda parecer, la visión de Pedro Sánchez, su gran apuesta para las elecciones del próximo 26 de mayo, pero no podrá ser. El presidente del Gobierno recibió hace unas semanas en la Moncloa al veterano político, ya retirado de la primera línea, aunque aún emocional e intelectualmente vinculado a su partido, para ofrecerle el puesto de cabeza de cartel socialista al ayuntamiento de la capital. La respuesta fue un «no, gracias».

La propuesta de Sánchez es llamativa por varios motivos. Su relación con Rubalcaba nunca ha terminado de recuperarse de las tensiones vividas no ya en las primarias del 2017, en las que el jefe del Ejecutivo se batió por la secretaría general del PSOE contra Susana Díaz, la vieja guardia de la formación y los principales barones socialistas, sino también en las del 2014, en las compitió contra Eduardo Madina. Pero, además, el exministro ya vivió en su día lo que es presentarse a unas elecciones con todo en contra, cuando sustituyó a José Luis Rodríguez Zapatero en las generales del 2011, en pleno zarpazo de la crisis, y la experiencia difícilmente ha podido dejarle buenos recuerdos.

Las andaluzas del pasado día 2 han demostrado, según la lectura que hace una buena parte del PSOE y, sobre todo los presidentes autonómicos que en mayo se presentan a la reelección, que la permanencia de Pedro Sánchez en la Moncloa, y sobre todo su necesidad de entenderse con las mismas fuerzas independentistas que hace apenas un año trataron de poner en jaque al Estado violentando la Constitución y el Estatuto de Cataluña, puede tener severas consecuencias electorales. Y eso explica que en las últimas semanas algunos barones hayan marcado claras distancias respecto a la política de apaciguamiento del presidente.

Dificultades en Madrid

Rubalcaba, que el pasado julio cumplió 67 años, no apeló, sin embargo, a nada de esto para rechazar el ofrecimiento del líder socialista. Según fuentes conocedoras de lo hablado en la mencionada reunión, lo que trasladó a Sánchez fue su deseo de permanecer alejado del día a día de la política e inmerso en la tranquilidad de su trabajo como profesor en la Facultad de Químicas de la Universidad Complutense, a la que se reincorporó tras dejar la secretaría general del PSOE en el 2014, tras las elecciones europeas que confirmaron el declive del partido y anunciaron la llegada de su gran competidor en la izquierda, Podemos.

La propuesta del presidente del Gobierno y la respuesta negativa del exministro ponen de relieve, en todo caso, las enormes dificultades del PSOE en Madrid. Desde que en 1989, hace casi 30 años, Juan Barranco fue desbancado de la alcaldía, no ha habido un regidor socialista. El PP, también ahora debilitado y sin candidato, ha ganado sistemáticamente todos los comicios y, cuando finalmente la izquierda pudo desbancarlo, en 2015, fue la coalición de Ahora Podemos, liderada por Carmena, la que se llevó el gato el agua.

En el entorno del presidente del Gobierno argumentan que el hecho de no disponer de un cabeza de cartel a menos de seis meses de la contienda electoral no debería generar inquietud. Recuerdan, de hecho, que la candidatura de Carmena hace cuatro años fue anunciada apenas tres meses antes de las elecciones y resultó todo un éxito (la ganadora de los comicios fue la popular Esperanza Aguirre, pero no logró apoyo suficiente para gobernar). La situación de Ahora Podemos y la del PSOE, sin embargo, es bien distinta. En el 2015, el primero era un movimiento claramente emergente, mientras que los socialistas tienen dificultades para sacudirse cierta imagen de decadencia.

Sánchez estaba decidido a intentar darle la vuelta a esa sensación de batalla perdida desde hace tiempo, antes incluso de pensar en presentar una moción de censura contra Mariano Rajoy. Fue ese empeño el que le llevó a sondear a figuras que después acabó incorporando a su Gobierno, como la fiscala Dolores Delgado, ahora Ministra de Justicia, o el juez Fernando Grande-Marlaska, ministro del Interior. Pero ahora también esas opciones parecen descartadas.

Delgado acabó achicharrada pocos meses después de llegar al cargo, según los propios socialistas, por las grabaciones del excomisario Villarejo. Marlaska sigue siendo el candidato favorito para algunos dirigentes del PSOE, pero ya ha dejado claro que la idea no le seduce en absoluto y que su deseo es seguir al frente de un ministerio más acorde con su perfil y trayectoria.