Pedro Sánchez tiene su primer desencuentro con Iglesias al aplazar la formación de su nuevo Gobierno

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Juan Carlos Hidalgo | EFE

El retraso, debido a la rápida maniobra del líder de Unidas Podemos y el deseo de revisar el currículo de los aspirantes, cuestiona las urgencias para la investidura

08 ene 2020 . Actualizado a las 19:17 h.

La decisión de Pedro Sánchez de retrasar hasta la próxima semana la presentación de su nuevo Gobierno ha cogido por sorpresa no solo a sus socios de Unidas Podemos en el futuro Ejecutivo de coalición, sino a los propios miembros del actual Consejo de Ministros en funciones, algunos de los cuales llegaron a anunciar públicamente que este mismo viernes se celebraría la primera reunión del nuevo gabinete, e incluso que se tomarían ya las primeras medidas relevantes.

¿Era urgente celebrar la investidura en plenas fiestas navideñas?

No. La investidura de Pedro Sánchez ha sido sin duda la más atípica de la democracia. No hay precedentes de una sesión celebrada en plenas fiestas navideñas y menos aún de un programa de sesiones para la elección del presidente del Gobierno en el que la celebración de la Pascua Militar se ubique en medio de las dos votaciones previstas. Sánchez justificó ese excéntrico calendario en la urgencia de que España contara cuanto antes con un Gobierno para acabar con el bloqueo y empezar a tomar lo más rápido posible medidas inaplazables. Ahora, sin embargo, su decisión de postergar la formación del nuevo Ejecutivo demuestra que las urgencias obedecían a otras cuestiones.

¿Por qué tenía tantas prisas el líder del PSOE?

La verdadera razón para acelerar al máximo la investidura obedecía al temor de Sánchez a que cualquier interferencia política en Cataluña pudiera poner en riesgo la abstención de ERC, que ya estaba prácticamente cerrada desde hace tiempo en la mesa de negociación entre el PSOE y ERC. De hecho, el complicado calendario judicial estuvo a punto de dar al traste con el acuerdo tras la inhabilitación como diputado del presidente catalán, Joaquim Torra, y la decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea de reconocer que Oriol Junqueras gozaba de inmunidad, lo que de rebote otorgó el acta de eurodiputado al expresidente catalán, Carles Puigdemont. Sánchez no quería arriesgarse a que las presiones de Puigdemont y la inminente decisión del Supremo sobre Oriol Junqueras pudieran hacer cambiar de opinión a los republicanos.

¿Por qué retrasa Sánchez la formación de su Gobierno?

Uno de los motivos fundamentales es que el líder del PSOE quiere asegurarse de que en esta ocasión no suceda algo parecido a lo que ocurrió tras la formación de su primer Ejecutivo. El que fue llamado «Gobierno bonito» quedó deslucido por la casi inmediata dimisión del titular de Cultura, Maxim Huerta, tras descubrirse que fue condenado por fraude fiscal, y por la posterior renuncia de la titular de Sanidad, Carmen Montón, tras revelarse que copió su trabajo de fin de máster. Sánchez piensa incorporar a su Gobierno a caras nuevas, tanto de dirigentes del PSOE como independientes. Y los currículos de los aspirantes, que no han podido ser avisados con antelación por la discreción con la que el líder del PSOE lleva sus nombramientos, se están revisando al milímetro para evitar sobresaltos. Algunos de los previstos, de hecho, podrían haberse caído ya del cartel por posibles problemas de imagen.

 ¿Por qué Pablo Iglesias se adelanta a anunciar sus ministros y hasta los segundos escalones?

La decisión de Iglesias revela desde el inicio los posibles problemas de coordinación que se auguraban al primer Ejecutivo de coalición desde la República. Iglesias ha querido dejar claro desde el comienzo que actúa con absoluta independencia en su parcela de Gobierno.

El anuncio unilateral de sus nombramientos lanza el mensaje de que no ha pedido autorización a Sánchez para escoger los nombres y pretende también no dejar el mínimo espacio a la posibilidad de que alguno de ellos sea vetado por el presidente del Gobierno, entre ellos el nombramiento de Nacho Álvarez como jefe de Economía social. Un cargo desde el que puede acabar chocando con la futura vicepresidenta económica, Nadia Calviño. Iglesias toma la delantera a Sánchez no solo con ese gesto, sino también dando las primeras entrevistas como vicepresidente in péctore antes de ser confirmado en el cargo y sin que Sánchez haya dado ninguna entrevista a los medios tras la investidura.

¿Ha influido la decisión de Iglesias en el retraso de Sánchez?

Sí. La filtración de los ministros y segundos escalones en la Administración que dependen de Iglesias ha provocado un profundo malestar a Sánchez y al PSOE. El líder socialista ha respondido a esa maniobra queriendo demostrar autoridad frente a las prisas de Iglesias. Más allá de sus propias necesidades, con el aplazamiento Sánchez deja claro que él es el único que marca los tiempos oficiales. Además, cuenta también el deseo de que las novedades y los golpes de efecto que piensa dar con algunos nombramientos no queden ensombrecidos al anunciarse inmediatamente después de los de Iglesias.

¿Sabían los colaboradores de Sánchez que había cambiado de decisión?

No. Solo alguno de los más cercanos. Así lo demuestran las declaraciones de varios ministros, incluso de los de mayor relevancia, como Carmen Calvo o José Luis Ábalos, anunciando que habría Gobierno cuanto antes, aunque ahora afirmen que nunca hubo prisa. El hecho de que Sánchez no haya consultado a casi nadie y que no haya informado todavía a los ministros que dejarán el cargo ha sembrado la incertidumbre en el Consejo de Ministros en funciones, en el que solo Calvo, Ábalos y Nadia Calviño tienen asegurada su presencia en el nuevo gabinete.