Pedro Sánchez busca ministros con peso político para frenar el tirón de Iglesias

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Pool | Europa Press

Las filtraciones de Podemos molestan al PSOE, aunque evita hablar de crisis

09 ene 2020 . Actualizado a las 10:40 h.

Pedro Sánchez prometió ayer el cargo de presidente bajo la atenta mirada de Felipe VI, pero en contra de lo previsto, la formación de Gobierno tendrá que esperar hasta la próxima semana.

Ante las críticas por la insistencia del candidato socialista en fijar la investidura en pleno fin de semana de Reyes, desde su entorno se defendían con que España no podía permitirse ni un solo día más un Gobierno en funciones. En este sentido fueron dirigidas las primeras palabras de Sánchez a la Cámara previas a la votación, en las que consideró «inaceptable» que «una situación así» se prolongase «un día más».

Fuentes autorizadas en la Moncloa aseguraban que el primer Consejo de Ministros de la coalición se celebraría este viernes, reforzando así la tesis de la necesidad de recuperar las plenas facultades del Ejecutivo tras ocho meses en funciones. Sin embargo, al poco de que el Congreso otorgase su confianza a Sánchez, desde Ferraz se apresuraron a trasladar que el presidente no daría a conocer la composición de su Gobierno hasta la semana que viene. ¿Qué se torció por el camino?

 

Malestar

Desde el PSOE no ocultan el malestar que ha generado en sus filas el hecho de que Unidas Podemos filtrase todos los nombres que aportará al Gobierno, desde ministros hasta directores generales. Ferraz no quiere referirse a este episodio como la primera crisis entre los dos socios y optan por reducir el asunto a un desencuentro, aunque hicieron saber a Podemos la idoneidad de coordinarse en el futuro. Algunos cargos socialistas se enteraron por la prensa de que no seguirán al frente de sus áreas en esta nueva etapa.

Además, el artículo 100 de la Constitución recoge que los ministros del Gabinete «serán nombrados y separados por el rey, a propuesta de su presidente». De momento el PSOE está respetando esta cuestión formal, todo lo contrario que Unidas Podemos.

Fuentes muy próximas al presidente del Gobierno también pusieron a circular la teoría de que este inesperado retraso en la formación del Ejecutivo se debe a que el presidente está pendiente de convencer a un fichaje estrella. Un as bajo la manga.

A pesar de que el reparto con Iglesias está cerrado desde hace semanas, el troceado al que se han sometido varias de las carteras generó algún desajuste. El caso más particular es el de la Seguridad Social, que habitualmente se engloba en Empleo, pero lo firmado recoge que Yolanda Díaz, la futura ministra, no tendrá competencias en una de las grandes bolsas de dinero público. En la Moncloa debaten ahora si crear un nuevo departamento o si integrarlo en la Vicepresidencia Económica de Nadia Calviño.

Pero según fuentes socialistas, la razón de mayor peso a la hora de explicar este retraso se debe al miedo que ha generado en Ferraz el hecho de conocer que Podemos introducirá a todo su núcleo duro en puestos oficiales: Irene Montero, Ione Belarra, Nacho Álvarez, la propia Yolanda Díaz, etc...

 «¡Te va a devorar!»

Cuotas de sensibilidades aparte, como Garzón (IU) o Castells (Comunes), Iglesias lo apuesta todo al Gobierno, un movimiento que ha puesto en alerta a Sánchez, quien teme que, tal y como argumentaba el pasado verano para rechazar la coalición, el proyecto se convierta en dos Gobiernos dentro de un Consejo de Ministros. Según ha trascendido, la sede de la vicepresidencia de Iglesias, de la que dependerán los cuatro ministerios de Podemos, se ubicará fuera de la Moncloa. Y esto estaría despertando en Sánchez la necesidad de reforzar su parte con más PSOE y menos independientes. En el pleno del martes ya le advirtieron con un grito desde la bancada popular cuando Iglesias bajó a la tribuna: «¡Te va a devorar»!.

El rey, al presidente: «Ha sido rápido. El dolor viene después» 

«Ocho meses para 10 segundos», bromeó Pedro Sánchez con Felipe VI nada más prometer su cargo como presidente del Gobierno, destacando el contraste del prolongado tiempo que lleva en funciones, con lo fugaz de la promesa. «Ha sido rápido, simple y sin dolor. El dolor viene después», respondió el monarca en el mismo tono, a lo que continuó Sánchez: «Le hemos dado muchas preocupaciones».

Es la escena del improvisado corrillo que se formó ayer en la sala de audiencias del palacio de la Zarzuela entre las cuatro máximas autoridades del Estado, ya que además de Felipe VI y Sánchez también estaban las presidentas del Congreso y el Senado, Meritxell Batet y Pilar Llop, y en el que tampoco faltaron Juan José González Rivas y Carlos Lesmes como presidentes del Constitucional y del Supremo. Lo que sí volvió a faltar fue el crucifijo y la Biblia. Sánchez optó por la misma composición cuando garantizó que haría «guardar y hacer guardar la Constitución» por primera vez y prescindió de estos dos objetos.

Por el momento, nadie desde el entorno del presidente del Gobierno aclara a qué se refería Sánchez con esas «preocupaciones» que la clase política ha generado en la Casa Real en los últimos tiempos, pero no hace falta hacer un gran ejercicio de memoria para recordar lo bronco que resultó el debate de investidura, en el que el acuerdo del PSOE con ERC suscitó un aluvión de críticas por parte de la bancada de la derecha y de otras formaciones minoritarias, como el Partido Regionalista Cántabro y Coalición Canaria.

Contactos para la mesa

Según dicho acuerdo, Sánchez se compromete a crear una mesa de negociación «bilateral» entre el Gobierno central y el Ejecutivo autonómico catalán en 15 días desde la investidura. Según informó ayer la consejera de Presidencia y portavoz del Gobierno catalán, Meritxell Budó, los contactos entre los gabinetes de Sánchez y Torra ya han comenzado y la idea es que la misma se pueda poner en marcha «lo antes posible», aunque matizó que esas dos semanas que constan en el contrato son orientativas. No obstante, Budó puntualizó que antes de que se celebre la primera reunión entre los dos equipos, Torra quiere mantener un encuentro privado con el jefe del Ejecutivo, algo que tendrá lugar en «los próximos días».