Cataluña afronta una precampaña de cuatro meses de tensión y con la duda del virus

C. Reino BARCELONA | COLPISA

ESPAÑA

Quique Garcia | EFE

La pandemia, el objetivo secesionista de superar el 50% de los votos y la pugna entre JxCat y Esquerra marcan la carrera hacia las urnas

19 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El presidente del Parlamento catalán, Roger Torrent, comunicará este miércoles formalmente al pleno que ningún grupo ha presentado candidato a la investidura en sustitución de Quim Torra, y en consecuencia empezará la cuenta atrás de dos meses hasta la disolución automática de la Cámara. El Govern firmará el 22 de diciembre el decreto de convocatoria de unas elecciones, que se celebrarán 54 días después, el 14 de febrero.

Quedan cuatro meses de precampaña, que estará marcada por la lucha contra la pandemia, factor clave de la cita electoral. Un informe de la Generalitat sobre la logística del 14-F contempla el aplazamiento de la fecha, si se activa el estado de alarma, o incluso la suspensión, si la situación se agrava.

La mayoría de los partidos están a la espera de la convocatoria para designar a sus candidatos. En cualquier caso, menos JxCat, todos tienen ya los carteles preparados. ERC apuesta por Pere Aragonès, al frente del Govern tras la inhabilitación de Torra. Cs se ha decantado por Carlos Carrizosa, pese a que las primarias las ganó Lorena Roldán. El PSC vuelve a confiar en Miquel Iceta, aunque se especuló con Salvador Illa; los comunes se encomiendan a Jessica Albiach; el PDECat, tras romper con JxCat, estará liderado por Angels Chacón, y el PP, por Alejandro Fernández. La CUP y JxCat siguen deshojando la margarita. Los posconvergentes están pendientes de que Puigdemont mueva ficha. Entre los que aspiran a entrar en el Parlament, el PNC ha nominado a Marta Pascal. Los sondeos también dan opciones a Vox.

Pugna entre JxCat y ERC

Al margen de la pandemia, la carrera electoral vendrá determinada además por la pugna entre JxCat y ERC. Sobre el papel, se juegan la victoria, con ventaja para los republicanos. Los de Puigdemont insisten en la «confrontación» contra el Estado, mientras que Esquerra hace bandera del diálogo y la negociación con el Gobierno. Ambos apelan al objetivo de que el independentismo obtenga más del 50% de los votos para movilizar a los suyos, pero discrepan en la estrategia a seguir si logran ese reto, hasta la fecha inédito.