Malestar entre los barones del PSOE por la llamada a las urnas después de una severa derrota

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

El presidente de Aragón, Javier Lambán, tras conocer los resultados, que le apartarán de la presidencia autonómica.
El presidente de Aragón, Javier Lambán, tras conocer los resultados, que le apartarán de la presidencia autonómica. MARCOS CEBRIÁN | EUROPAPRESS

Los líderes territoriales consideran que Sánchez pretende acallar el debate interno con su repentina convocatoria de elecciones

30 may 2023 . Actualizado a las 21:05 h.

En público, nadie ha alzado la voz por el momento. Pero la decisión del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de convocar elecciones generales solo unas horas después de la dura derrota en las autonómicas y municipales del pasado domingo ha generado un fuerte malestar entre los barones del PSOE. El jefe del Ejecutivo actuó sin consultarles la decisión a ninguno de ellos. Los líderes territoriales, que ya estaban molestos con la fuerte presencia de Sánchez en sus autonomías durante la campaña, que opacó las propuestas locales de los candidatos, tampoco comparten en su mayoría la decisión de llamar de inmediato a las urnas sin tiempo apenas para recuperarse de la derrota sufrida.

El anuncio del lunes cogió por sorpresa a unos barones que se preparaban para evaluar en un comité federal las causas del fracaso. La idea generalizada es que en la decisión de Sánchez ha influido precisamente la intención de evitar el debate interno en el partido. Varios presidentes autonómicos estaban dispuestos a exponer su visión crítica y ahora consideran que, con la llamada a las urnas, Sánchez logra silenciarlos porque sería muy contraproducente que con los comicios convocados surgieran voces críticas dentro del partido hacia el presidente del Gobierno.

Sánchez era consciente del malestar interno en el PSOE y de que su decisión de llamar de inmediato a elecciones iba a incrementar el malestar. Por ello, en su breve alocución en la que anunció la disolución de las Cortes incluyó una referencia explícita hacia los barones que van a perder la presidencia regional. «Magníficos presidentes se van a ver desplazados con una gestión impecable y eso a pesar de que muchos han visto incrementado su apoyo», dijo Sánchez.

Colectivo Fernando de los Ríos

Pero esas palabras no han reducido el enfado en el seno del PSOE, que puede incrementarse en los próximos días con gestos de contestación hacia el líder socialista. También entre los ministros, que no fueron consultados, se extienden las dudas sobre los argumentos ofrecidos por Sánchez para convocar elecciones de inmediato. Entre los señalados por los errores cometidos en la campaña y por la llamada a las urnas para las generales se encuentran el jefe de Gabinete de Sánchez, Óscar López; el director adjunto, Antonio Hernando, y el secretario de Planificación Política Francisco Salazar, tres de las figuras más próximas a Sánchez.

El malestar por la campaña electoral y por los pactos con los independentistas es mucho mayor entre la vieja guardia del PSOE, que lleva tiempo cuestionando la forma de dirigir el partido del líder socialista. Este mismo jueves está convocada una reunión del colectivo Fernando de los Ríos, que agrupa a muchas figuras históricas del socialismo. Ese grupo reunió hace unos días a cerca de 140 miembros del PSOE que han ocupado cargos destacados en el partido en los gobiernos de Felipe González y de José Luis Rodríguez Zapatero. En el acto de este jueves, que está convocado bajo el lema «Las urnas han hablado», está previsto que intervengan Nicolás Redondo Terreros, ex secretario general de los socialistas vascos; Cándido Méndez, ex secretario general del sindicato UGT, y José Antonio Díaz, catedrático de Sociología. La intención es exigir a Sánchez que devuelva al partido a la socialdemocracia clásica.

Sánchez tomó la decisión de convocar elecciones rodeado solo de sus más próximos

Todo o nada. Ese es planteamiento de Pedro Sánchez al convocar unas elecciones generales inmediatamente después de una severa derrota en los comicios municipales y autonómicos. La decisión cogió por sorpresa a casi todos en el PSOE porque Sánchez, en contra de lo habitual, siguió el transcurso del escrutinio electoral en la Moncloa, y no en la sede de Ferraz. El líder del PSOE estaba rodeado de sus más próximos y fueron ellos los únicos con los que contó a la hora de tomar una decisión que sus partidarios califican de audaz y sus críticos de temeraria.

A medida que los datos del recuento confirmaban la pérdida de plazas que se consideraban inexpugnables como la Comunidad Valenciana o Extremadura, Sánchez entendió que era necesario responder con una decisión de impacto, que podría pasar por la ruptura del Gobierno de coalición o los cambios en el Ejecutivo. Pero eligió la más radical. Convocar de inmediato las elecciones generales para plantear un nuevo plebiscito en el que los españoles tendrán que elegir, según su estrategia, entre un Gobierno de coalición del PP con Vox o uno progresista encabezado por él mismo. En el momento en el que Sánchez dio forma a esa idea, solo estaban con él en la residencia presidencial su jefe de Gabinete, Óscar López, y su director adjunto, Antonio Hernando. Dos políticos a los que Sánchez recuperó para su círculo político íntimo después de haberse distanciado por diferencias políticas.

Mientras en un despacho de Moncloa se perfilaba la decisión de convocar las elecciones generales como respuesta a una derrota de una magnitud mucho mayor de la esperada, al filo de las doce de la noche comparecía en la sede de Ferraz la portavoz de la ejecutiva federal del partido Pilar Alegría, con un mensaje que no había sido dictado desde Moncloa. «Recogemos el guante, entendemos el mensaje y desde ya nos ponemos a trabajar para hacer las cosas mejor», indicó la ministra de Educación. Sánchez y sus colaboradores no maduraron su propuesta hasta bien entrada la madrugada. Fue entonces cuando llamaron a la dirección del partido para debatir la decisión. Tras unas llamadas, se unieron en Moncloa María Jesús Montero, vicesecretaria general del PSOE, Santos Cerdán, secretario de organización y Félix Bolaños, ministro de la Presidencia. No todos compartieron de entrada la decisión, pero los argumentos de Sánchez terminaron por convencerlos. Esperar seis meses de agonía era inútil y era preferente que los españoles decidieran cuanto antes.