Costa del Sol: narcos, secuestros, asesinatos y lujo

ESPAÑA

Agentes de la Guardia Civil en una operación policial realizada en Marbella
Agentes de la Guardia Civil en una operación policial realizada en Marbella Rafael España | EFE

Su cara B es pública desde hace años y se cuantifica en crímenes por ajustes de cuentas entre mafias de llegadas a España de 15 naciones principalmente para  repartirse este litoral y delinquir mientras disfrutan de una vida ostentosa

19 nov 2023 . Actualizado a las 10:14 h.

Samir Bouyakhricham, alias Scarface, cenó el 28 de agosto del 2014 en un restaurante de la Benahavís, a 22 kilómetros de Marbella, con seis amigos y socios; todos magrebíes nacidos y residentes en los Países Bajos. Samir no vio venir a sus verdugos, ni sus balas. Apretaron el gatillo más de lo necesario, hasta acribillar a uno de los magnates de la coca en Europa. 

Él y su organización lideraban entonces la importación por los principales coladores de esta droga en el Viejo Continente: Amberes y Róterdam. «Fue el primer asesinato que nos hizo dimensionar la llegada España de la ola criminal que imperaba en Holanda y Bélgica. A Samir, aquella noche, lo acompañaban nombres propios del negocio en Europa», explica a La Voz un responsable de drogas y crimen organizado de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil.

Samir  Scarface  Bouyakhrichan, de 36 años, nativo de Amsterdam , fue asesinado a tiros por dos hombres armados que huyeron. La víctima salía de un club nocturno, acompañada de varias personas más. Establecido en la región de Málaga desde 2008, Bouyakhrichan es considerado un importante narcotraficante de cocaína en Europa y ocupó un lugar importante en el medio marroquí de Ámsterdam .
Samir Scarface Bouyakhrichan, de 36 años, nativo de Amsterdam , fue asesinado a tiros por dos hombres armados que huyeron. La víctima salía de un club nocturno, acompañada de varias personas más. Establecido en la región de Málaga desde 2008, Bouyakhrichan es considerado un importante narcotraficante de cocaína en Europa y ocupó un lugar importante en el medio marroquí de Ámsterdam .

La muerte de Samir Bouyakhricham, saliendo de un restaurante, no se dejó correr. Su hermano, Karim, fue posiblemente el autor intelectual y mecenas de la réplica. Se ejecutó en Panamá, cuatro meses después. El 27 de diciembre, Kalid Jafaar, también magrebí nacido y residente en los Países Bajos, fue tiroteado al finalizar otra cena; igualmente en compañía de brókeres internacionales de la cocaína. Arrastraba el cartel de asesino de Samir en Málaga.

La información lo situaba apretando el gatillo cuatro meses antes en Benahavís. Su organización, además, era rival en la importación de perico por Amberes y Róterdam. «Este asesinato dimensiona lo vivido desde entonces en España. Ambas bandas pertenecen a la denominada mocro mafia, la más violenta. En su país tienen amenazada a la Casa Real y al primer ministro, y en la Costa del Sol implantaron su método desde el 2014».

El asesinato del narco Samir en Benahavís en el 2014 supuso el inicio de la actual ola de violencia en la Costa del Sol. Su hermano, Karin (imagen), organizó el asesinato del verdugo de su hermano en Panamá cuatro meses después.
El asesinato del narco Samir en Benahavís en el 2014 supuso el inicio de la actual ola de violencia en la Costa del Sol. Su hermano, Karin (imagen), organizó el asesinato del verdugo de su hermano en Panamá cuatro meses después.

La última muesca de la otra realidad visible en la Costa del Sol se escenificó hace una semana en Francia con dos detenidos en Marsella. Están acusados de tirotear en mayo a dos hombres. Disfrutaban a luz del sol de una terraza en San Pedro Alcántara, a 16 kilómetros de Marbella. Sicarios y víctimas pertenecen a bandas mafiosas en guerra abierta por controlar Marsella. Unos y otros tienen en la Costa del Sol su segunda residencia. Pero no vacacional.

Los 150 kilómetros de litoral de este paraíso de sol, arena, agua salada y ladrillo implican para las mafias de otras 13 naciones un espacio de coworking donde ampliar contactos, consolidar los de siempre e innovar vías de negocio. Una especie de Silicon Valley del crimen organizado capaz de mutar sin miramientos los patrones más asentados: «Los colombianos se dedican al hachís y los marroquíes a la cocaína», añaden en la UCO. Solo desde el 2018, las muertes violentas por ajustes de cuentas en la Costa del Sol superan las cuarenta. De ahí que Europol sitúe a esta región entre las más violentas de Europa; comparable en las formas con el Medellín en los años noventa o la actual Ciudad Juárez, pero siendo la capital icónica del turismo en un país del primer mundo.

Los capos y sus formas

Fernando Bentobal suma 36 años en la Carrera Fiscal, todos en Málaga, y buena parte en la Fiscalía Antidroga. Su experiencia —contada esta semana a La Voz— aporta un relato cronológico: «Todo empezó hace unos 14 años con la llegada de los primeros líderes de la redes extranjeras. Al asentarse ellos, importaron su forma de actuar en caso de traiciones o robos de sustancias». Bentobal diferencia dos eslabones claros: la mano de obra, que denomina agentes operativos actuantes, casi siempre de Europa del Este; y los líderes, naturales de los Países Bajos, Reino Unido y Suecia.

Robert Dawes, el mayor narcotraficante del Reino Unido y recientemente condenado en Francia a 22 años de cárcel, fue detenido gracias a un micrófono de la Guardia Civil.
Robert Dawes, el mayor narcotraficante del Reino Unido y recientemente condenado en Francia a 22 años de cárcel, fue detenido gracias a un micrófono de la Guardia Civil.

«Están crecidos, tienen dinero y medios, pero saben que no son impunes. En España trabajamos coordinados con los otros países afectados y hay resultados. El problema es que la mayor dotación de los cuerpos policiales no es pareja en las carreras Fiscal y Judicial. En Málaga, por ejemplo, hace muchos años que no refuerzan las plantillas».

Bentobal conoce bien la falta de escrúpulos que supura tras el lujo marbellí encarnado por empresarios del crimen organizado. Formuló las acusaciones contra el bautizado clan de los Suecos por los asesinatos de dos narcos afincados en la ciudad que Jesús Gil gobernó desde el Ayuntamiento en los años noventa. 

El clan de los Suecos. Los hermanos Mekky, suecos de origen iraní, lideraban una organización de sicarios que al menos mató por dinero a dos narcos en Marbella solo en el 2018. Se les condenó por participar en elos asesinatos de David Ávila, alias Maradona, y Sofian Mohamed Ahmed Barearak, apodado Zocato. Esta es una de las pocas imágenes de ambos juntos, tomada hace años.
El clan de los Suecos. Los hermanos Mekky, suecos de origen iraní, lideraban una organización de sicarios que al menos mató por dinero a dos narcos en Marbella solo en el 2018. Se les condenó por participar en elos asesinatos de David Ávila, alias Maradona, y Sofian Mohamed Ahmed Barearak, apodado Zocato. Esta es una de las pocas imágenes de ambos juntos, tomada hace años.

Sofian Mohamed Ahmed Barearak, apodado Zocato, fue acribillado a tiros en Málaga estando en su coche durante el día. Se dedicaba al narcotráfico y estaba implicado en ajustes de cuentas.
Sofian Mohamed Ahmed Barearak, apodado Zocato, fue acribillado a tiros en Málaga estando en su coche durante el día. Se dedicaba al narcotráfico y estaba implicado en ajustes de cuentas.

David Ávila, alias Maradona, y Sofian Mohamed Ahmed Barearak, apodado Zocato, fueron acribillados a tiros en el 2018. Los autores intelectuales y materiales no son rubios, ni tienen ojos azules ni complexión nórdica. Los primeros, hermanos, son de origen iraní y traficaban con la muerte. Gestionaban asesinatos por encargo mediante sicarios que viajaban 3.700 kilómetros desde Suecia. Ya en la Costa del Sol, apretaban el gatillo y recorrían la misma distancia para regresar a su país y ocultarse.

Suecia y Reino Unido

La presencia progresiva de sicarios y empresarios del narcotráfico llegados de Suecia no es casual en Marbella y su comarca. Compiten por hacerse su hueco en esta ONU del crimen organizado: «Suecia tiene un problema de inmigración que ha derivado en otro de narcotráfico —explican en la UCO—. Importar hachís de Marruecos a Suecia genera muchos beneficios. Vienen a España para eso, se relacionan con magrebíes y entran en contacto con el negocio de la cocaína. Se están haciendo muy fuertes, como los ingleses, que también tienen una presencia de poder en la Costa del Sol».

¿Pero cómo es la vida de estos capos de puño blanco en la zona más ostentosa de España? «De lujo, con coches caros, chóferes y guardaespaldas, viviendas exclusivas con cámaras de tortuta, yates, restaurantes prohibitivos. No se esconden, no tocan la droga, no delinquen ni llevan pistola. Usan recaderos y solo toman medidas de contravigilancia si se sienten vigilados», detallan en la UCO antes añadir: «Se les reconoce fácilmente por su forma de vida, ya probar que lideran sus organizaciones es muy complejo... Lo normal es empezar las investigaciones por eslabones más bajos e ir subiendo».

Piet Costa fue otro alto responsable de la mocro mafia que hizo del sur de España su oficina de trabajo, y contaba con importantes lazos con los proveedores colombianos.
Piet Costa fue otro alto responsable de la mocro mafia que hizo del sur de España su oficina de trabajo, y contaba con importantes lazos con los proveedores colombianos.

La convivencia entre semejante popurrí de mafias internacionales genera una atmósfera belicosa. El submundo del hampa es traicionero por naturaleza. Además de cuarenta asesinatos contabilizados en cinco años, prolifera la extorsión, robos violentos, bombas, incendios, torturas o intimidaciones. Pero los afectados no denuncian por raciones obvias, y los que aprietan el gatillo varían su tarifa de mercado: de 80.000 a 100.000 euros. Nada queda ya de aquella élite del papel cuché nacional e internacional que hizo de Marbella un principado capaz de competir con Mónaco en el Mediterráneo. Hoy emanan fortunas de dudosa procedencia. Y cualquier integrante de los 110 grupos criminales contabilizados en la zona puede dormir tras la puerta de enfrente con un Kalashnikov.

Incapacidad procesal

A mayores, millones de euros blanqueados en inversiones ante la incapacidad del Estado para frenar ese flujo: «Necesitan invertir y las investigaciones patrimoniales en España no terminan de arrancar. Los juzgados territoriales no están capacitados para algo así. Implican instrucciones largas y cuesta mucho llegar a esos patrimonios», reconocen en la UCO. Ya el papel de Europa del Este tampoco es menor. El 20 % de la cocaína que llega a Europa viaja en veleros: «Es su gran mercado, basta comprobar que en las tripulaciones identificadas hay siempre ciudadanos de estos países», concluye la Guardia Civil.

A mayores, los proveedores de Sudamérica: Colombia y Brasil abarcan casi todo el pastel. El brasileño Sergio Roberto de Carvalho es un ejemplo paradigmático. Escapó de su país, se escondió en Marbella, invirtió en el sector inmobiliario y estableció los contactos para enviar decenas de toneladas de cocaína a Centroeuropa. Solo a los Países Bajos, en contenedores, 45 toneladas entre el 2018 y el 2021. Por eso será juzgado en Bélgica. También encontró tiempo para enviar 1.700 kilos en barco a Galicia. Pero le salió mal, lo identificaron y fundió su coartada en España. Le dio igual, fingió su muerte por covid y desapareció en el 2020 hasta ser arrestado en Budapest en el 2022. Seguía subido a la cresta del negocio. 

El brasileño Sérgio Roberto de Carvalho, conocido también como Paul Wouter, con varias de sus identidades.
El brasileño Sérgio Roberto de Carvalho, conocido también como Paul Wouter, con varias de sus identidades.

Todos los cuerpos policiales admiten que hasta el 2020 resultaba frustrante investigar a las mafias en España. Sus movimientos eran invisibles; igual que sus conversaciones, en aplicaciones encriptadas. Pero el 2020 supuso un punto de inflexión. Se desbloqueó Encrochat, la aplicación más utilizada por estas tramas. Se leyeron conversaciones de investigados y visualizaron los archivos que se enviaban. Una catarata de información policial aún hoy útil, pero pendiente de admitirse como prueba en un juicio. Las defensas de los investigados entienden que supone una violación de la intimidad delictiva de sus clientes.